7 paredes 7 continentes

Iker & Eneko Pou

Dirección: ---

Canal: Hermanos Pou

Año: 20009 | Duración: 08:49

Video+alpinismo

América del Norte, Europa, África, Oceanía, Asia, América del Sur, Antártida. Primera década del nuevo siglo. Dos jóvenes montañeros y un proyecto colosal.

Todo comienza en 2003. Iker y Eneko Pou escalaban por primera vez en Yosemite. El Capitán marcó el inicio de una idea que les llevaría a enfrentarse a siete de las vías más exigentes de la escalada mundial diseminadas por todo el globo terráqueo. La ascensión del gigante norteamericano supuso la segunda repetición en libre de El Niño. Meses después, los alpinistas vitorianos ponían pie en Europa para intentar la ascensión de la que posiblemente sea la montaña que mejor resuma el alpinismo español, el Naranjo de Bulnes, Urriellu. La liberación de la vía Zunbeltz supuso adelantarse a su tiempo, combinando exposición y dificultad extrema en los 500 m verticales de la imponente cara oeste del Picu.

Al año siguiente, en 2004, el escenario natural cambió drásticamente. El continente africano les esperaba para marcarles de por vida con su luz, sus paisajes y sus gentes. Allí, en Magadascar, lograron la primera ascensión en libre de Bravo les filles, en las paredes del Tsaranoro, considerada como la vía más difícil de África. Esta ascensión dio paso, en el invierno de 2005, a un viaje singular a la isla de Tasmania para la que sería la cuarta pared del proyecto. Escalar el Tótem Pole, en las antípodas, era un sueño de niñez que los montañeros vascos siempre persiguieron. Ese mismo año, meses después, la cordada puso rumbo hacía uno de los pilares de granito más bellos de la tierra, la Torre Sin Nombre enclavada en el macizo de las Torres del Trango, en el Karakórum, donde abrieron “La variante Pou” superando dificultades de octavo grado a 6.000 m de altitud en la icónica Eternal Flame. Alpinismo en estado puro.

El inicio de 2007 les llevó a Patagonia. En el extremo del Cono Sur la gloria se les había negado hasta en cinco ocasiones anteriores en las que sus intentos de ascensión a la cima del Fitz Roy quedaron frustrados por las difíciles condiciones meteorológicas reinantes. En esta ocasión, los Pou lograron alcanzar la cumbre anotándose la segunda repetición estatal de Supercanaleta. Seis de los siete retos quedaban de esta manera marcados en verde en la lista original trazada años atrás. Quedaba aún por completar el último, el que les llevaría a la Antártida, el último continente del proyecto, el más frío, el más seco, el más elevado, el más ventoso, el más inhóspito… allí les esperaba la apertura de un nuevo itinerario y la expedición más completa y complicada de las siete: cruzar el temible pasaje de Drake, navegar hasta el paralelo 65 sur y abrir la vía Azken Paradisua, en el Zerua Peak.

“Creo que la clave de la motivación está en hacer lo que realmente quieres. Al hacer lo que nos gusta, estar con ganas de realizar cosas nuevas es algo que nos ocurre siempre. Hemos tenido algo muy bueno en nuestra carrera deportiva, y es que hemos jugado mucho con la polivalencia, realizando actividades muy variadas en la montaña. Si la motivación caía en alguna de ellas, automáticamente nos refugiábamos en otras, y así hemos ido tirando siempre con muchas ganas de seguir, sobre todo, innovando. Hoy en día, repetimos muy pocas vías. Casi todo lo que hacemos es intentar cosas nuevas, y esto te mantiene a tope porque, quieras o no, estás dejando un legado, una impronta a nivel de alpinismo, escalada… Esto genera motivación constantemente. Cuando logras una actividad bonita en la que has sufrido mucho, la realización personal es enorme y te sientes muy lleno, sacando pecho, entre comillas, por nosotros mismos. Porque Iker y yo no hacemos las cosas para los demás, sino porque nos apetece. Está claro que, para el ser humano, todo es más fácil cuando se tiene reconocimiento. Pero no lo buscamos por el reconocimiento de la gente, sino por el personal. Nosotros sabemos lo que es andar bien en el monte. Lo tenemos muy claro. Hemos seguido la historia del alpinismo desde que éramos muy pequeñitos. Como sabemos lo que es andar bien, tratamos de hacer ese camino independientemente de lo que piensen los de alrededor. Vamos constantemente detrás de ello”.

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América del Norte, Europa, África, Oceanía, Asia, América del Sur, Antártida. Primera década del nuevo siglo. Dos jóvenes montañeros y un proyecto colosal.

Todo comienza en 2003. Iker y Eneko Pou escalaban por primera vez en Yosemite. El Capitán marcó el inicio de una idea que les llevaría a enfrentarse a siete de las vías más exigentes de la escalada mundial diseminadas por todo el globo terráqueo. La ascensión del gigante norteamericano supuso la segunda repetición en libre de El Niño. Meses después, los alpinistas vitorianos ponían pie en Europa para intentar la ascensión de la que posiblemente sea la montaña que mejor resuma el alpinismo español, el Naranjo de Bulnes, Urriellu. La liberación de la vía Zunbeltz supuso adelantarse a su tiempo, combinando exposición y dificultad extrema en los 500 m verticales de la imponente cara oeste del Picu.

Al año siguiente, en 2004, el escenario natural cambió drásticamente. El continente africano les esperaba para marcarles de por vida con su luz, sus paisajes y sus gentes. Allí, en Magadascar, lograron la primera ascensión en libre de Bravo les filles, en las paredes del Tsaranoro, considerada como la vía más difícil de África. Esta ascensión dio paso, en el invierno de 2005, a un viaje singular a la isla de Tasmania para la que sería la cuarta pared del proyecto. Escalar el Tótem Pole, en las antípodas, era un sueño de niñez que los montañeros vascos siempre persiguieron. Ese mismo año, meses después, la cordada puso rumbo hacía uno de los pilares de granito más bellos de la tierra, la Torre Sin Nombre enclavada en el macizo de las Torres del Trango, en el Karakórum, donde abrieron “La variante Pou” superando dificultades de octavo grado a 6.000 m de altitud en la icónica Eternal Flame. Alpinismo en estado puro.

El inicio de 2007 les llevó a Patagonia. En el extremo del Cono Sur la gloria se les había negado hasta en cinco ocasiones anteriores en las que sus intentos de ascensión a la cima del Fitz Roy quedaron frustrados por las difíciles condiciones meteorológicas reinantes. En esta ocasión, los Pou lograron alcanzar la cumbre anotándose la segunda repetición estatal de Supercanaleta. Seis de los siete retos quedaban de esta manera marcados en verde en la lista original trazada años atrás. Quedaba aún por completar el último, el que les llevaría a la Antártida, el último continente del proyecto, el más frío, el más seco, el más elevado, el más ventoso, el más inhóspito… allí les esperaba la apertura de un nuevo itinerario y la expedición más completa y complicada de las siete: cruzar el temible pasaje de Drake, navegar hasta el paralelo 65 sur y abrir la vía Azken Paradisua, en el Zerua Peak.

“Creo que la clave de la motivación está en hacer lo que realmente quieres. Al hacer lo que nos gusta, estar con ganas de realizar cosas nuevas es algo que nos ocurre siempre. Hemos tenido algo muy bueno en nuestra carrera deportiva, y es que hemos jugado mucho con la polivalencia, realizando actividades muy variadas en la montaña. Si la motivación caía en alguna de ellas, automáticamente nos refugiábamos en otras, y así hemos ido tirando siempre con muchas ganas de seguir, sobre todo, innovando. Hoy en día, repetimos muy pocas vías. Casi todo lo que hacemos es intentar cosas nuevas, y esto te mantiene a tope porque, quieras o no, estás dejando un legado, una impronta a nivel de alpinismo, escalada… Esto genera motivación constantemente. Cuando logras una actividad bonita en la que has sufrido mucho, la realización personal es enorme y te sientes muy lleno, sacando pecho, entre comillas, por nosotros mismos. Porque Iker y yo no hacemos las cosas para los demás, sino porque nos apetece. Está claro que, para el ser humano, todo es más fácil cuando se tiene reconocimiento. Pero no lo buscamos por el reconocimiento de la gente, sino por el personal. Nosotros sabemos lo que es andar bien en el monte. Lo tenemos muy claro. Hemos seguido la historia del alpinismo desde que éramos muy pequeñitos. Como sabemos lo que es andar bien, tratamos de hacer ese camino independientemente de lo que piensen los de alrededor. Vamos constantemente detrás de ello”.

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