“Escalamos miles de metros arriba y abajo. Nos destruimos a nosotros mismos y a nuestro equipo. Y hubo momentos en los que pensé que esto se nos quedaba grande”.
Considerada durante mucho tiempo imposible, codiciada por muchos e intentada por unos pocos, la travesía del Fitz Roy ha alimentado la imaginación de los escaladores en Patagonia durante décadas. Paredes de granito, hielo y nieve que se alzan en vertical por encima del glaciar, torres que se disparan hacia el cielo, siete hermosas cumbres todas alineadas en una sola hilera que dibuja un horizonte mágico entre tormentas que vienen del océano y azotan las montañas repentina y ferozmente. No hay un lugar como este en el mundo. Escalar todas esas torres de una sola vez es algo de lo que se ha hablado durante mucho tiempo. En febrero de 2014, una rara ventana meteorológica permitió a Tommy Caldwell y Alex Honnold lanzarse a por el desafío nunca antes realizado que les valió el Piolet d’Or.