Era lo esperado. Sonríes. El cielo parece estallar y llora lágrimas como si fuera el fin del mundo. Te proteges en esa cueva que tan bien conoces y a la que has tenido que recurrir en numerosas ocasiones. Sacas de la mochila tu chaqueta Storm Pro 3 y te la colocas. Pocos momentos te gustan tanto como éste. Subes la cremallera frontal al máximo para evitar la entrada de agua y guardas tu teléfono en el bolsillo frontal junto al pecho. Introduces tus pulgares por la apertura de los puños. Ajustas tu capucha y vuelves a sonreír. Tres, dos, uno. Continúas corriendo. Te sientes cómodo por su perfecto ajuste y su gran transpirabilidad que evita que se acumule el sudor en tu cuerpo. Pasan los kilómetros y compruebas la gran impermeabilidad de tu chaqueta justo al atravesar ese paso por el que cae el agua prácticamente a chorros. El viento que agita los árboles a tu paso no penetra en tu cuerpo. Sonríes de nuevo.