“En cuanto empecé a salir a la roca, me obsesioné un poco. Iba a escalar mucho y fui descubriendo lo que eran los grados, las escuelas de escalada, los diferentes estilos… Comencé a conocer cada vez a más gente y me enganchó por completo. Me metí a tope en este mundo. En ningún momento pensé en ser profesional de la escalada ni vivir de ello. Ha sido un proceso natural. Pasaba mucho tiempo escalando. Mis padres siempre me apoyaron, aunque al principio pensaban que estaba loco. A los 15 años dejé de ir al colegio y a los 16 estaba trabajando en verticales para poder ganar algo de dinero e ir a escalar”.
La trayectoria de Dani Andrada es impresionante. Mantener un nivel tan alto a lo largo de los años es lo complicado. Siempre se dice que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Trabajar desde la pasión y la humildad, derrochando energía e ilusión. Atraes lo que eres. Oír hablar a Dani de escalar y de jóvenes es un lujo. Avanzando, sin esperar nada y disfrutando todos los días. Así forjó Dani Andrada su historia. Una historia muy viva. Creando afición, repartiendo motivación. Escalar y vivir.
En El ser salvaje, el escalador madrileño viaja al norte de España, al Desfiladero de la Hermida, con el propósito de abrir una vía en una pared inexplorada. Una historia marcada por su estilo, su fanatismo, la peculiaridad del entorno y cómo lo comparte con sus amigos. Un film contado desde detrás de la cámara por David López con la colaboración de Andoni Pérez y José Manuel Magdaleno.