En agosto de 2009 Dean Potter sorprendió a todos una vez más al realizar el salto BASE más largo de la historia. La cara norte del Eiger, escenario de épicas hazañas y tristes tragedias alpinas a lo largo de los últimos 150 años, fue el entorno elegido por el legendario escalador que había encontrado en el salto BASE la pieza convergente de sus distintas actividades en las alturas.
Tras situarse en un saliente bajo la cima de la icónica cumbre suiza, desplegó sus brazos y se lanzó al vacío sobrevolando una distancia de 6 kilómetros y 2.700 metros de desnivel durante 2 minutos y 50 segundos antes de abrir su paracaídas. Una eternidad. Para unos, locura; para otros, insensatez; para la gran mayoría, definitivamente asombroso.