Se decía que no se podía escalar. Se decía que los cielos que lo cubrían estaban poblados de dragones, y que había demonios bailando en su cumbre. Pero el 14 de julio de 1865 lo imposible se hizo realidad: 7 hombres alcanzaron la cima del Cervino. Para Edward Whymper era el fin de una obsesión que había durado 5 largos años, y un acontecimiento que lamentaría el resto de su vida.
En el verano de 1860, Edward Whymper llegó a Suiza con 20 años de edad. Era distinto a los otros miembros del Club Alpino Británico, a los que se les apodaba como los ociosos universitarios de Cambridge. No era aristócrata.
Grabador de profesión, sólo tuvo la oportunidad de visitar el país helvético cuando un editor le encargó dibujar unas escenas alpinas. Quedó fascinado por lo que vio y pronto se interesó más por escalar montañas que por dibujarlas. Cuando supo que todos hablaban del Cervino como el mayor premio de los Alpes decidió que él sería el primero en ascenderlo.
