“Hoy las montañas son mucho más que la rugosidad de la Tierra. Son la suma de su majestuosidad, de su belleza y del sentimiento que les han otorgado los alpinistas. Un sentimiento que nace de la pasión por las cumbres y del poso cultural que originan. Las montañas son templos de encuentro del hombre consigo mismo y con la naturaleza más soberbia. Por eso debemos preservar su armazón físico y la esencia de estos parajes. Necesitamos de estos lugares que nacen de valores tan poderosos como pueden ser la fuerza de sus paisajes o la permanencia de su silencio”.
Palabras de Sebastián Álvaro que nos introducen en una visión de las montañas llena de sentimientos únicos. Los que se atreven a aceptar su desafío saben que estas montañas constituyen un reino ajeno. Más que formar parte del planeta, pertenecen a un universo misterioso donde se viven experiencias extraordinarias, buenas o malas, pero siempre extraordinarias.
Al filo de lo imposible ofrece en esta película un homenaje descomunal a la montaña desde la perspectiva de hombres y mujeres que llevan décadas comprometidos con el medio y sus gentes.