“La primera vez que llegué al “Pedra” lo hice a través de la carretera y pensé… ¿Por aquí tenemos que subir nosotros, por este paredón?”
Una de las montañas más emblemáticas de Cataluña. Una silueta inconfundible y unas paredes impresionantes. El Pedraforca es una de esas montañas con un magnetismo especial, incluso tenebrosa, en palabras de Eric Moya.
Moya es un atleta multidisplinar, aunque empezó con el futbol, rápidamente cambio las botas de tacos por los crampones y con su hermano Alex se lanzaron a la conquista de los Alpes. Desde entonces alterna su trayectoria como corredor de trail con su pasión por los deportes de montaña como la escalada o el alpinismo.
De una de sus primeras visitas al Pedraforca le llamó la atención una línea. No es de extrañar, es una de las vías más obvias, más históricas, y más repetidas de esta pared norte del Pedraforca. La Estasen es una vía que sin superar el sexto grado puede sobrecoger el corazón de muchos montañeros, por su inmensidad, y por su serpenteante lectura. Para llevar a cabo una ascensión rápida hay que ser bueno, pero para bajar de la hora se tiene que ser muy bueno.
Lluís Estasen ideó esta línea en 1928 y la ascendió con una cuerda de cáñamo y unas zapatillas de esparto. Casi 100 años después, Moya se propuso subir por esta vía fusionando la escalda más clásica, más pura y más romántica, y el skyrunning, una disciplina en la que se mueve como pez en el agua.
Punky, el guarda del refugio Lluís Estasen, le dio alguna referencia como punto de partida: “La gente tarda unas cuatro horas en llegar a cima”. Tras un primer intento nocturno con Genís Zapater, Moya vislumbró la posibilidad de establecer el récord sobre la hora o incluso por debajo de esta.
El resultado final habla por sí solo: 56’ minutos, 52” segundos para completar la circular, refugio Lluís Estasen, cumbre del Calderer, refugio Lluís Estasen. Una hazaña al alcance sólo de los elegidos.
* Subtítulos en castellano disponibles
