Decir Karakórum es hacer referencia a las montañas más imponentes del planeta. Y, si hubiese que elegir una joya, esta sería la corona que forma el circo de los Gasherbrums, las montañas de la luz. 15 años atrás, a inicios de los 80, los miembros del equipo de Al filo habían elegido este lugar para su primera experiencia en los Himalayas.
El día 8 de julio de 1996, de madrugada, las dos cordadas inician el ansiado ataque a la cumbre del Gasherbrum I. En el trayecto entre el campo base y el campo I, Alfonso Juez comienza a sentir unas molestias gástricas que le hacen detenerse junto a Manuel Álvarez en el campo I. Sin sus compañeros, Iñaki Ochoa de Olza y Juan Tomás continúan hasta el C2 para, al día siguiente, acometer el corredor de los japoneses. Después de una dura jornada lograron concluirlo, incluidos sus últimos 200 metros que no contaban con cuerda fija, e instalan el C3 a 7.100 metros, a 1.000 metros de empinadas y expuestas rampas de nieve hasta la cumbre. Las previsiones no auguran un tiempo estable, por ello se decide que Juan e Iñaki salgan del C3 a las 11 de la noche para intentar hacer cima y contar con tiempo suficiente para volver al C3, o incluso al C2 si las fuerzas se lo permiten. Tras 10 horas de abrir huella sin traza alguna y unos 400 metros finales terribles, los dos miembros del equipo alcanzan el punto más alto de la ascensión. Tras ellos, al día siguiente, les llega el turno a Alfonso y Manuel, quienes también logran alcanzar la cumbre. Sin embargo, al afrontar el descenso, el tiempo empeora y Manuel Álvarez sufre un percance que le hace perder movilidad obligándoles a parar en el C3. El accidente sufrido por el teniente langreano y las condiciones infernales hacen temer lo peor. Durante días, el C3 se convirtió en una ratonera de la que ni ellos podían bajar ni los grupos de rescate subir debido a la tormenta y a las constantes avalanchas que barrían el corredor, dibujando una historia de supervivencia al límite, a más de 7.000 metros. Desgraciadamente, al final de 7 largas jornadas, la montaña no quiso mostrarse clemente.