Walter Bonatti y Luciano Ghigo escalaron el Grand Capucin en su segundo intento entre el 20 y el 23 de julio de 1951, necesitando tres vivacs en la pared y 44 horas de actividad. Federica Mingolla, atleta de PETZL, y el guía de alta montaña Alberto Boschiazzo lo hicieron en 11 horas. La cordada de 1951 utilizó únicamente 35 pitones, dos cuñas de madera que ellos mismos fabricaron, tres escaleras de cuerda y dos cuerdas de cáñamo. En sus pies, dos botas tradicionales de montaña. Mingolla y Boschiazzo, en cambio, llevaban dos cuerdas modernas, juegos completos de cintas exprés y friends, cascos, arneses y todo el material con las últimas innovaciones tecnológicas. En sus pies, por supuesto, unos pies de gato. La propia Federica Mingolla, en el vídeo que hoy os presentamos dirigido por Klaus Dell’Orto, considera casi un imposible enfrentarse a esta pared sin el uso de friends. Este artículo podría versar sobre cómo la evolución de los materiales para la escalada permite acometer proyectos de una manera más segura y rápida en nuestros días. También, sobre si el uso de este material más sofisticado convierte o no este tipo de actividades en una cuestión más deportiva que de aventura. Pero esa no es nuestra intención.