“Preparar una prueba de 100 millas no sólo exige entrenamiento físico, sino también mental. Hay que tener una estrategia pensando en que no todo son buenos momentos, ya que en estas distancias se sufren un montón de crisis. Tienes que ser muy fuerte mentalmente. Para darle la vuelta a una mala situación, pienso en todos aquellos que no han podido estar en la línea de salida por lesiones y que yo estoy en una situación afortunada por sí poder estar ahí. En el caso de UTMB, en el mejor estado de forma que haya tenido nunca. Tenía que sacarle partido. También pienso en las cosas buenas que pasarán después de la carrera, una vez cruzada la línea de meta, cuando me encuentre con la gente que me ha estado ayudando durante toda la prueba. Me digo que tengo que hacerlo por ellos y también, especialmente, por mí. Cuando las piernas duelen, tienes que ser fuerte y esperar a que tu cuerpo vuelva a sentirse mejor, porque eso ocurre. Es sólo un sentimiento de dolor que pasa. Hay que desconectar esa sensación del cerebro. Las piernas de todos los corredores están sufriendo lo mismo que las tuyas”.