Eh, escucha!
¿De qué crees que está hecho un atleta?
¿Un cuerpo bien trabajado?
¿Medallas alrededor del cuerpo?
¿Ser siempre el primero en alcanzar la cima?
No.
Es mucho más que eso.
Para ser un atleta de verdad, debes obsesionarte con lo que haces.
Pensar sólo en ello.
Centrarte únicamente en el objetivo que te has marcado.
No tener miedo a lo que está por venir.
Esto no significa que no pienses.
Hazlo con el cuerpo y con la mente.
Se trata de ir siempre hacia adelante, sin mirar atrás.
Sea corriendo, esquiando o escalando.
Sólo hay una dirección.
Está en tu ADN, el material del que estás hecho.
Eres tu mayor activo.
Fuerte, ligero, rápido.
Eres único, de los pies a la cabeza.
Tú eres tu mejor aliado.
“Preparar una prueba de 100 millas no sólo exige entrenamiento físico, sino también mental. Hay que tener una estrategia pensando en que no todo serán buenos momentos, ya que en estas distancias se sufren un montón de crisis. Tienes que ser muy fuerte mentalmente. Para darle la vuelta a una mala situación, pienso en todos aquellos que no han podido estar en la línea de salida por lesiones y que yo debo sentirme afortunado. También pienso en las cosas buenas que pasarán después de la carrera, una vez cruzada la línea de meta, cuando me encuentre con la gente que me ha estado ayudando durante toda la prueba. Me digo que tengo que hacerlo por ellos y también, especialmente, por mí. Cuando las piernas duelen, tienes que ser fuerte y esperar a que tu cuerpo vuelva a sentirse mejor, porque eso ocurre. Es sólo un sentimiento de dolor que pasa. Hay que desconectar esa sensación del cerebro. Es precisamente por lo que me gusta correr distancias largas. Esa es mi estrategia”.
Hannes Namberger, Oriol Cardona, Ricardo Cherta y María Costa nos dan su visión de lo que significa ser un atleta.