“Al final, todos queremos que salga el resultado esperado, pero si únicamente te centras en él, puedes llegar a frustrarte mucho de no alcanzarlo, algo que es muy habitual. Focalizarte únicamente en el resultado hace que si algo falla te sientas muy mal. Intentamos alejarnos un poco de eso. Evidentemente, tenemos sueños, cosas que queremos lograr y que ojalá consigamos, pero, independientemente de esto, hemos querido disfrutar del día a día, de todo lo que hacíamos. Para conseguir algo importante, claro que tienes que esforzarte muchísimo. Eso no lo voy a negar. Debes seguir una estructura y una disciplina en todo, pero creo que es muy interesante que haya cierto margen de flexibilidad, porque de lo contrario puedes frustrarte si las cosas no salen como esperabas”.
“Normalmente, intento correr de menos a más. Las salidas me cuestan y suelo ir lenta por precaución, pero este año tenía muy claro que quería apretarme más desde el principio, que, si me veía bien desde los primeros kilómetros, correría fuerte, sin retener de más aun siendo consciente de que eran 57 kilómetros. Si me tenían que adelantar al final, pues no pasaba nada, pero no quería quedarme atrás por miedo a no llegar, a que me pasara algo fruto de un sobreesfuerzo inicial. Sabía que tenía el volumen y que había trabajado muy bien”.
La progresión de Ikram Rharsalla en los dos últimos años es innegable. Este verano, sin ir más lejos, ha brillado en carreras como la Marathon du Mont-Blanc, Giir di Mont, Sierre Zinal y, por supuesto, con el octavo puesto recién conseguido en la OCC de UTMB. La corredora de MILLET nos cuenta las claves de una carrera entre las que destaca su atrevimiento desde el inicio, sin guardarse nada como ha hecho en otras ocasiones, y su gestión mental, que la empujaba a mirar hacia adelante, nunca hacia atrás, incluso en la última subida a La Flégère donde sufrió un bajón físico. Ikram tiene todo el futuro por delante. Disfrutaremos de él.