“La fotografía de escalada no tiene unas reglas estrictas. Cada vía es diferente y cada escalador tiene un estilo que resulta determinante. Como ocurre en muchas otras especialidades de esta disciplina artística, no siempre se consigue lo que se busca, y otras veces sin buscarlo, se encuentra. Pero hay que estar ahí. A veces calculas el momento, la luz, la ubicación más conveniente para convertir en realidad aquello que has imaginado, y sin embargo no funciona. Así es esta fotografía. Al menos uno trabaja en una oficina inmejorable como es la roca, y además rodeado de un ambiente fanático por lo que más nos gusta, la escalada. Y eso es algo muy importante”.