Sylvain Saudan era llamado el esquiador de lo imposible. Han pasado cincuenta años, y lo que parecía inalcanzable en el mundo de la montaña ha dejado de serlo para convertirse en algo normal y habitual. Los tiempos han cambiado y ya no existen muchas utopías dentro y fuera de la montaña. En el esquí de pendiente, no es ninguna quimera bajar el corredor Gervasutti, el couloir Spencer o el Obergabelhorn. Estos descensos eran imposibles para quienes pensaban bajarlos esquiando cincuenta años atrás. Saudan y otros rompieron un muro y pusieron los límites mucho más adelante con sus esquiadas imposibles.
Aquellos descensos germinales son ahora parte del proyecto de Jérémie Heitz. El suizo esquió 15 montañas cercanas a los 4.000 metros de altura por alguna de sus bajadas de 50° de inclinación entre el macizo del Mont Blanc y el Valais entre 2015 y 2016. Los descensos que conforman “La Liste” han sido históricamente parte de la cultura alpinística, y que Heitz, en su proyecto, acerca al mundo del esquí. Incorpora la filosofía, la estética y la manera de esquiar del freeride al mundo de la montaña. Hace este tránsito a partir de sus orígenes como esquiador del Freeride World Tour, un evento cuya esencia está en dibujar una buena línea en vertientes que han sido revisadas y aseguradas por parte de la organización. Heitz lleva la forma de esquiar propia del freeride, centrada en la estética y la espectacularidad, a la alta montaña, un mundo en el que ya de por sí resulta complicado moverse por los riesgos derivados de un ambiente salvaje y peligroso lleno de grietas, seracs, paredes de rocas y amenazas de aludes. Y a esto, suma la velocidad endiablada conseguida encadenando amplios giros.