“El fracaso en tu objetivo o por lo que trabajas es parte del deporte. O sea, que la mayoría de las veces no conseguirás lo que persigues. Pero eso no debería detenernos”.
En 2022, Kilian Jornet se propuso competir de nuevo en corta y larga distancia a la vez, eligiendo para ello cuatro carreras icónicas con las que el atleta catalán sentía una profunda conexión: Zegama-Aizkorri, Hardrock, Sierre Zinal y UTMB. Ganó tres de las cuatro y estableció nuevos récords en tres de ellas, corriendo las cuatro carreras con el mismo par de zapatillas.
Un futuro diferente empezaba a dibujarse en el horizonte. Una aventura que va desvelando sus diferentes capítulos en este film donde, fiel a sus principios, Kilian se adentra en nuevos proyectos vitales encaminados a transmitir unos valores que siempre defendió, dejándonos en el camino algunos testimonios que hablan, sobre todo y a pesar de todo, de una persona normal.
“Recuerdo que mi madre me enseñó hace años algunos cuadernos de cuando era un niño. Estaban llenos de dibujos de zapatillas y equipamiento. Recuerdo un diseño que hice de una zapatilla donde podías poner crampones, podías fijarla en los esquís y en esos accesorios para el hielo y para correr rápido, y podías ponerle ruedas si querías ir por carretera. Era divertido. Tendría unos cinco años cuando hice esos dibujos. Todo está conectado”.
“Vivíamos en un refugio de montaña y practicaba mucho alpinismo con mis padres. Tendría unos seis años cuando subimos a la Pica d’Estats. Cuando llegamos a la cima, vimos que ese día había una carrera de montaña. Nos adelantaron los primeros corredores y yo empecé a correr detrás de ellos, bajando como un loco. Corrí tan rápido como podía mientras que mis padres iban tras de mí gritándome que parara. Bajé corriendo todo el camino hasta el refugio y allí me atraparon. Para mí era simplemente divertido y probablemente mi primer contacto con una carrera de montaña”.
“Empecé a competir a los doce años. En aquella época me encantaba entrenar y me encantaba sufrir. Recuerdo que a veces volvía de la escuela, cogía la bici y me iba ocho o diez horas. El objetivo no era nunca competir, ni ganar, ni obtener resultados. Se trataba simplemente de entrenar, de disfrutar al aire libre, de conocerme a mí mismo y de progresar”.
Y sobre su relación con Camper y el nacimiento de NNormal: “No teníamos nada. No teníamos ni un par de zapatillas, ni a gente trabajando, no teníamos ningún proyecto redactado. Sólo teníamos los valores y la misión”.
*Subtítulos en castellano disponibles
