Mi pérdida fue la de vuestra esperanza. Mi ausencia trajo consigo la de esos encuentros plagados de nervios y de dorsales. Una a una fueron desapareciendo del calendario esas citas que todos teníais marcadas en rojo. La incertidumbre se adueñó de todos vosotros. Habíais perdido una esperanza que poco a poco fue abriéndose paso de nuevo. Pequeñas pruebas, siempre nacionales, con menos dorsales. aparecían tímidamente entre las organizaciones más osadas. Pero por fin llegó el día. L’Olla de Núria mostraba uno de los mayores niveles que se pueden vivir en el deporte de la velocidad y la montaña.