Voy marcándome pequeños hitos. Hablo conmigo mismo. No mires el desnivel que has salvado hasta que superes aquel punto donde parece que la exigencia afloja. Trato de mantener una cadencia en mis pasos. Es muy difícil. Me desequilibrio constantemente por la tecnicidad del terreno. Tampoco ayuda el castigo físico al que estoy sometiendo al cuerpo. Mi capacidad anaeróbica está a punto de saltar por los aires. Mi corazón envía sangre a los músculos a 190 pulsaciones por minuto. Cuando parece que no puedo más, veo el final. Cierro los ojos y grito de rabia. Lo he vuelto a conseguir. Allí está la cumbre del Comapedrosa con sus 2.942 metros de altitud. Hasta meta, unos ocho kilómetros de descenso frenético. Los primeros de ellos, de los más bellos que pueden recorrerse en una carrera de montaña. Esto es seguramente el kilómetro vertical más duro de los que se realizan en la Copa del Mundo Sky. Esto es Merrell Skyrace Comapedrosa.