“Sé que es posible escalar el Everest con oxígeno, pero nadie sabe si es posible hacerlo sin él”. En 1978, Reinhold Messner había sorprendido al mundo entero al ser el primer alpinista que coronaba los 8.848 metros del techo de la tierra sin oxígeno suplementario. Cuando sobrevoló la cima más alta del planeta en un avión despresurizado sin máscara de oxígeno supo que sería capaz de hacerlo.
El mito que rompió todas las barreras de la alta montaña, el que para muchos es el alpinista más grande y más revolucionario de todos los tiempos, nos deja en esta película infinidad de destellos de su impactante personalidad. “No subo montañas para explorar territorios desconocidos, que no lo son, lo hago para conocerme a mí mismo”.
Un carácter único que le llevó a realizar esa primera ascensión, junto a Peter Habeler, sin oxígeno suplementario al techo de la tierra en 1978; el mismo que le impulsó, dos años después, a completar la primera ascensión en solo al Everest; el mismo que le acompañaba ya en la trágica cima del Nanga Parbat en 1970 cuando perdió a su hermano Günther; o el que le empujó en su objetivo de ser el primer alpinista en el mundo en ascender los 14 ochomiles. Esa forma de entender la vida le llevó también a realizar expediciones a los rincones más inhóspitos del globo atravesando el desierto de Gobi en solitario o siendo el primero en cruzar la Antártida y Groenlandia sin motos de nieve ni trineos de perros.
