El 8 de mayo de 1978, Reinhold Messner y Peter Habeler hicieron historia en la cumbre del Everest. Antes de esa fecha, todos los alpinistas que habían alcanzado la cima más alta del planeta lo habían hecho con la ayuda de oxígeno suplementario. La cordada ítalo-austriaca estaba decidida a hacerlo sin él. Para ello, su expedición estaría estrictamente basada en el concepto del hombre contra la montaña. Ese día, Messner y Habeler dejaron el Collado Sur situado a casi 8.000 metros y enfilaron con determinación el camino a la cima. Las condiciones de la montaña y la altitud les obligaban a descansar cada 40 pasos. Cuando llegaron al Escalón Hillary, el último gran desafío antes de la cumbre, Habeler no podía sentir sus manos, pero ya había llegado demasiado lejos como para darse la vuelta. Concentrados en cada paso y manteniéndose en el lado izquierdo, en la cara que baja hacia el Valle del Silencio, alcanzaron los 8.848 metros de la cima a las 13:15h. No sólo acababan de lograr la primera ascensión sin oxígeno a la icónica pirámide de roca, hielo y nieve, sino que lo habían hecho en un tiempo récord de ocho horas, frente a las 12 de media que venían haciendo las expediciones con oxígeno suplementario desde el último campo. Messner vestía una icónica chaqueta azul de pluma, de la marca MILLET, la que nos inspira a explorar lo desconocido, la que también llevaban Lachenal y Herzog en la primera ascensión a un ochomil, al Annapurna, en 1950, Christophe Profit en su Trilogía Alpina, en 1987, o, recientemente, Charles Dubouloz en la primera invernal por la Rolling Stones en las Grandes Jorasses.

Los tiempos cambian; la estética también. No sólo en la montaña, sino incluso en nuestras vidas diarias en las que, a la mayoría de nosotros, el trabajo en las grandes urbes nos obliga a separarnos de nuestras queridas montañas. Al menos, la estética montañera nos ayuda a llevar mejor esta separación. Las chaquetas de pluma de pato que hoy os presentamos, además de contar con toda la tecnicidad fruto de las últimas tecnologías en cuanto a ropa termorreguladora para montaña, son una opción perfecta para aislarnos de las bajas temperaturas que también amenazan, aunque desafortunadamente cada vez menos, a nuestras ciudades. Y todo ello, utilizando materiales en su mayoría procedentes del reciclado.