Aún es negra noche cuando Nico Molina deja atrás el Picón de Jerez, el tres mil más oriental de Sierra Nevada, y empieza a correr. En su cabeza un sueño: la integral de Sierra Nevada en completa autosuficiencia y sin parar. Una ruta descomunal encadenando las cimas de más de 3.000 metros de altitud de una cordillera única, agreste, espectacular y salvaje a partes iguales.
“Antes de empezar a correr, caminaba mucho, hacía montaña, algo de alpinismo y también travesías invernales, pero cuando en 2015 empecé a competir -hasta entonces no podía por el reglamento- sólo quería entrenar y entrenar para estar más fuerte y rendir en competición. Más tarde, sobre 2017, pensé en utilizar este estado de forma para subir desde la puerta de mi casa hasta el Cerro del Caballo, que es el tresmil más cercano que tengo. Además, es el último del proyecto de los tresmiles de Sierra Nevada. Estuve buscando información y no encontraba a nadie que los hubiera hecho. Con el libro Los tresmiles de Sierra Nevada, conseguí tener una lista en mis manos de los que se consideraban que alcanzaban esa altitud o no. Fui a ver picos que nunca había hecho y fue algo que me motivaba. Requirió muchas horas sobre el mapa, así que el camino también ha sido bonito. He conocido sitios nuevos de Sierra Nevada y estoy contento con todo lo que ha conllevado este proyecto, no sólo con haberlo realizado”.
Un trazado de altura que acumula más de 3.500 m de desnivel en sus más de 48 km de terreno técnico que el atleta andaluz hizo en 11 horas sin tregua.