Algunas historias se reconocen por la manera en que te invitan a entrar en ellas. Out of the Ordinary es una de esas obras. Desde los primeros planos, te lleva al lugar donde nace el esquí, ese territorio íntimo donde confluyen incertidumbre, belleza y emociones irrepetibles. Tras Beyond y Unified, esta tercera entrega no intenta repetir fórmulas. Más bien se atreve a abrir una puerta a un freeski más íntimo, más imprevisible y, como su propio título sugiere, fuera de cualquier norma.
Quien vive la montaña con cierta entrega sabe que los mejores días rara vez se planifican. La película juega precisamente con esa sensación. Entre refugios remotos, misiones que nacen sobre la marcha, saltos construidos con las propias manos y largas jornadas de ski touring, el film avanza por algunos de los paisajes más cautivadores del planeta: Arlberg, los Alpes de Sunnmøre, Alaska, Japón o la Columbia Británica. Pero lo esencial no está solo en los escenarios. Está en esa mezcla de creatividad, riesgo y libertad que define al freeski y que aquí aparece retratada sin adornos, con la honestidad de quien busca una línea no para mostrarla, sino para sentirla.
El proyecto reúne a parte del HEAD Freeski Team, con Abel Moga, Jess Hotter o Xander Guldman, entre otros, consiguiendo algo que no siempre es fácil de capturar, la energía de un grupo que se entiende sin necesidad de palabras. Entre carreteras que bordean fiordos, cabañas improvisadas con vistas improbables y la rutina de nieve que se convierte en hogar, la película celebra lo que ocurre cuando la pasión se comparte y cada día se transforma en oportunidad.
Si te atrae el esquí sin ataduras que nace de la curiosidad, del azar y de esa forma tan particular de vivir el invierno sin guion, Out of the Ordinary es una invitación sincera a detenerse y dejarse llevar.






