Anochece en el monasterio de Leyre. Pinos, encinas y robles de la vertiente sur de la sierra esperan otra noche tranquila. El aire en las cumbres se enfría rápidamente tras la puesta de sol y las brisas de montaña bajan hacia el valle moviendo las copas de los árboles y produciendo ese relajante sonido en nuestros oídos. Sólo los grillos alteran esa implacable paz. Los monjes benedictinos duermen tras otra jornada de ora et labora. A sus pies, el embalse de Yesa, dando tregua a las aguas del río Aragón en su incesante fluir hacia el Ebro. Los guardianes de la noche, Arangoiti y Escalar, con más de 1.300 metros, son los picos más altos de la sierra…
¿Vienes?