Un desafío infernal, calificado por muchos como imposible, que pone a prueba a ultracorredores de talla mundial que buscan explorar los límites extremos de sus capacidades físicas y mentales en el entorno de Frozen Head State Park: The Barkley Marathons. En marzo de 2021, 35 atletas volvieron a Wartburg, Tennessee, para enfrentarse a un durísimo recorrido que consta de cinco vueltas -que totalizan 160 kilómetros y un desnivel de +18.000m-, sin marcar, de navegación libre por parte de los corredores, en el que deben encontrar libros escondidos y arrancar páginas que entregarán como prueba al organizador de la carrera tras completar cada vuelta.
Cada Barkley tiene sus propias circunstancias e impredecibles condiciones que añaden unas crueles dosis de épica a la prueba, y la carrera de este año no fue diferente: las temperaturas gélidas, la densa niebla, la lluvia torrencial y una hora de inicio temprana hicieron de 2021 una de las Barkley más difíciles de la historia reciente. A pesar de contar con un grupo de corredores de gran talento, entre los que se encontraban Jamil Coury, Courtney Dauwalter o Maggie Guterl, sólo dos corredores, Jared Campbell y Luke Nelson, alcanzaron la tercera vuelta, que no lograron concluir dentro del límite establecido. Una vez más, y van 20 desde su creación en 1986, no hubo finalistas.
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