Testada por atletas en exigentes condiciones, con el objetivo de ayudar a cualquier persona a explorar y a poner a prueba sus propios límites, The North Face presenta la nueva colección Ski Tour para las aventuras invernales. Prendas concebidas para brindar máxima protección con un mínimo peso para llevar cada salida a la montaña más allá de lo esperado y saborear cada momento al máximo. Fabricado para las condiciones más extremas, este sistema de capas está diseñado específicamente para el esquí de montaña e incorpora tecnologías avanzadas para ofrecer la máxima calidez, impermeabilidad y libertad de movimientos.
La prenda estrella y principal novedad es la chaqueta shell FUTURELIGHT™ Balmenhorn. Ultraligera y confeccionada en tejido con costuras termoselladas, es la combinación perfecta de resistencia al viento, protección impermeable y transpirabilidad.
Junto a esta prenda, encontramos la revolucionaria chaqueta con aislamiento térmico 50/50 DAWN TURN que fusiona diversas membranas de fibras aislantes sintéticas sumamente cómodas con un revestimiento en tejido altamente permeable al aire para regular el calor de más generado en los tramos de mayor esfuerzo. Una capa de plumón transpirable de última generación.
La tercera pieza que llama nuestra atención es la chaqueta con capucha Dawn Turn Hybrid Ventrix™. Una capa intermedia con paneles laterales y tejido de nailon elástico y duradero que optimiza la libertad de movimientos. La tecnología Ventrix™ -ver vídeo- utiliza microperforaciones en el tejido que se amplían para liberar el calor o se reducen para conservarlo según las condiciones, evitando así el exceso de calor y sudoración en el cuerpo.
Completan la colección el pantalón Dawn Turn Hybrid y algunos accesorios.
Equipamiento de alto nivel que cobra vida a través de la mirada cautivadora del fotógrafo y guía de montaña Mathis Dumas. Éste inmortalizó la colección en el incomparable marco del Etna -3.357 m-, en Sicilia, un lugar que no suele estar en el radar de los esquiadores. No obstante, la presencia de nieve no escasea en sus laderas que se visten de blanco por encima de los 2.000 m entre los meses de noviembre y abril, desafiando incluso las erupciones volcánicas. Un escenario sorprendente en el que foquear en busca de un descenso de ensueño se hace posible.