Su juventud estuvo marcada por excesos, adicciones y una sensación de vacío que parecía arrastrarlo sin rumbo. Fue en los senderos de montaña donde encontró una salida. Allí, el contacto con la naturaleza le ofreció algo más que resistencia física, le dio propósito y equilibrio.
Con el tiempo, Olson se convirtió en una figura destacada del ultra trail internacional tras una irrupción fulgurante. En 2012 ganó la mítica Western States 100, estableciendo récord en aquel entonces, un triunfo que repitió al año siguiente. Desde entonces, Olson ha sido una referencia tanto por sus resultados como por su particular manera de entender la competición, marcada por un estilo introspectivo, casi meditativo, único.
Ese enfoque lo acompañó en los retos más extremos y también en su vida familiar. Casado con Krista y padre de dos hijos, Olson ha defendido siempre la importancia de que el deporte y la aventura estén anclados en el amor y la comunidad. De ahí nace su filosofía de que correr no es escapar, sino volver a casa.
En 2021 decidió emprender el que probablemente haya sido su desafío deportivo más grande: recorrer los 4.265 kilómetros del Pacific Crest Trail desde México hasta Canadá mejorando cualquier registro precedente. Su objetivo no era únicamente batir un récord, sino demostrar que la constancia, el espíritu de superación y el vínculo con la naturaleza pueden transformar la experiencia humana. Durante 51 días, 16 horas y 55 minutos promedió más de 80 kilómetros diarios. Con el apoyo de su familia —su esposa embarazada y sus dos hijos viajando en furgoneta para asistirle— Olson enfrentó incendios forestales, desvíos obligados, fatiga extrema y dolores persistentes.
Cuando alcanzó la frontera canadiense, el récord estaba en sus manos. Pero más allá de la marca, lo que quedó fue la huella de un viaje espiritual. Olson meditaba cada mañana, buscando claridad y energía. Encontró en cada amanecer la fuerza para seguir adelante y en cada abrazo de sus hijos la motivación definitiva. Para él, el PCT no fue una simple proeza atlética, sino una travesía de sanación, gratitud y conexión con la Tierra.
The Mirage, que podemos traducir literalmente como El Espejismo, no solo describe un viaje atlético extraordinario, sino también la delgada frontera entre la ilusión y la realidad, entre lo que creemos imposible y lo que logramos alcanzar. Un relato que trasciende los números para recordarnos que correr por la montaña es también una forma de reconciliarse con uno mismo y con el mundo.
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