Contra todo pronóstico se consiguió permiso y también patrocinador. La empresa de pilas del empresario Juan Celaya dio nombre a la expedición: se llamaría Tximist.
La expedición destacó por su carácter pionero y su espíritu de exploración, distantes de algunas de las motivaciones actuales que llevan a muchos a intentar coronar la cima del mundo. “Cuando pedimos el permiso en 1971 habían subido en toda la historia cinco expediciones y llegado 24 alpinistas. Este año han subido 650 personas”.
Casi todo era nuevo para aquellos pioneros. Tras superar muchas dificultades, llegó la hora del asalto a cumbre. Ángel Rosen y Felipe Uriarte durmieron ya a 8.530 m la noche del 12 al 13 de mayo de 1974, completamente convencidos de que al día siguiente harían cima.
“Nos quedamos a 300 m de la cumbre. Imposible seguir”.
El monzón no perdonó. Tuvieron que abandonar, pero la vida les dio otra oportunidad.
“Al llegar a Katmandú, Juanito Celaya nos dijo que no se nos ocurriera volver sin haber conseguido el permiso para volver otra vez”.
Juan Ignacio Lorente, Felipe Uriarte, Ángel Rosen, Luis Mari Saenz de Olazagoitia, Juanito Cortázar, Juan Carlos Fernández Latorre, Alfonso Alonso, Francisco Lusarreta, Txomin Uriarte, Julio Villar, Ángel Landa, Luis Abalde, Ricardo Gallardo, Rodolfo Kirch, Fernando Larruquert y Ángel Lerma no sólo dejaron una marca en la historia del montañismo vasco por el intento en sí, sino también por la valentía, el respeto y el compañerismo demostrado. El resto es historia. Seis años después, la Ikurriña ondeaba en el Everest y el montañismo vasco iniciaba una relación con los ochomiles que perdura hoy en día.