En ocasiones no hace falta renunciar a nada. Es suficiente con vivir en el sitio indicado: un lugar que te permite ser buen esquiador y padre, aunque haya que hacer malabarismos entre el cuarto de los hijos y el glaciar de Argentière, entre los juegos del jardín y la Aiguille du Midi. Es perfecto vivir en el sitio adecuado y estar dispuesto a dar un paso más allá para hacer todo lo necesario que te permita seguir siendo tú mismo sin tener que renunciar a lo que nos da la vida.
Porque, si lo piensas bien, la famosa nieve polvo japonesa o los Alpes neozelandeses no son fundamentales. Lo que de verdad es básico son las sensaciones que te da descender a toda velocidad y seguro por curvas perfectas y cuidar a tus seres queridos.
Yannick avanza con determinación. El sol, por el este, a lo lejos, comienza a iluminar el día.