16 Feb 10 AÑOS DE TRANSVULCANIA 2014. Historia del trail running
Texto por Kissthemountain,
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL PASADO
El tiempo es como una rueda que avanza inexorablemente hacia un punto indeterminado. Imparable e inevitablemente. Echar la vista atrás para recordar algo es normalmente un ejercicio con dos caras. En la primera de ellas, nos puede invadir un sentimiento mezcla de nostalgia y de cierta tristeza. Hay cosas que ya no serán como antes. Las echamos de menos sabiendo que no volverán. Hace poco pasé por la calle en la que vivían mis abuelos que además está camino de la casa de uno de los amigos de la escuela a la que iba a estudiar cuando ni siquiera pensábamos a qué nos queríamos dedicar en la vida. Recordar los momentos en los que iba a visitar a los primeros con la esperanza de que me dieran algo de dinero para pasar el fin de semana, o al segundo para, entre risas y nervios, preparar un examen del día siguiente, me hizo sonreír, pero a la vez me trajo cierta dosis de nostalgia que me advertía de que esos tiempos ya nunca volverán, y que ahora son mis hijos los que viven esas emociones sin saber que un día también serán sólo recuerdos para ellos. La segunda cara de este echar la vista atrás es quizás más amable. Llamar a la puerta de la memoria de una manera más aséptica, tratando de dejar a un lado la insoportable levedad del pasado, nos puede hacer felices sin más. Yo asistí a la primera edición del Festival Internacional de Benicàssim; al terminar mi primer año universitario viajé en tren con una mochila muy pesada por toda Europa; estuve en la vuelta a primera división del equipo de mi ciudad tras más de 35 temporadas en el infierno… Podría citar muchos otros recuerdos. Hoy me quedo con uno que quedó marcado para siempre en mi memoria: yo fui parte de la edición de 10 AÑOS DE TRANSVULCANIA 201. HISTORIA DEL TRAIL RUNNING de Transvulcania, aquella en la que, en la modalidad ultra, sobre la que versa este artículo, se impusieron Luis Alberto Hernando y Anna Frost.
LA INFANCIA DEL TRAIL RUNNING
En mayo, habrán pasado 10 años desde aquella cita en La Palma, un tiempo prácticamente insignificante para muchos deportes ya consolidados, pero extraordinariamente extenso para el trail running que, durante este período, probablemente haya pasado de la infancia a la madurez, de los tiempos en los que se visitaba a los abuelos en busca de algo de dinero o se iba a casa de un amigo a estudiar, al que se vive ahora tratando de sacar adelante nuestros proyectos profesionales, siguiendo con alguno de los ejemplos empleados en el primer párrafo de este artículo. En la fotografía que lo abre, además de distinguir a Cristofer Clemente, Philipp Reiter o Emelie Forsberg, en primer plano, aparecen Kilian Jornet y Anna Frost. En aquellos tiempos, eran probablemente dos de los únicos corredores que podían vivir de este deporte. Hoy son ya muchos más. Vestían de Salomon, una de las pocas marcas que contaba con un equipo “semiprofesional”. En sus mochilas, llevarían suplementos nutricionales que en nuestros días nos parecerían ridículos y escasos para afrontar una carrera de unos 70 kilómetros sometidos además a unas condiciones de calor casi extremas. El entrenamiento con el que contaban sus piernas fue suficiente para imponerse ese día a los que probablemente eran los mejores corredores del momento. Nada comparado al presente, en donde se ha avanzado mucho en cuanto a métodos de preparación física y mental para afrontar una carrera de larga distancia. En la foto no se ve a Manuel Merillas o Pablo Villa, corredores que ya empezaban a despuntar, pero que no eran considerados favoritos como demuestra el hecho de que, en lugar de correr con dorsales con los primeros números, lo hacían con el 1315 y el 2112, respectivamente. Eran, sin duda, otros tiempos. Algunos diríais que quizás exagero, pero este deporte vivía la edad de un niño que ni siquiera había hecho la primera comunión.
LOS MEJORES CORREDORES DEL MUNDO
En 2014, la Transvulcania y la Cavalls del Vent, hoy Ultra Pirineu, eran las carreras en suelo español que todo el mundo quería correr. Quizás me dejo alguna otra. Si es así, perdonadme si alguien se siente ofendido. La cita de La Palma desprendía un aura especial. Las imágenes de la salida, que ya por entonces era a las 06:00 de la mañana, aún de noche, desde el Faro de Fuencaliente, con más de 1.000 corredores con sus frontales encendidos dispuestos a conectar con el GR 130 camino de la meta situada en Los Llanos de Aridane, hicieron que muchos empezaran a interesarse por este deporte. Por supuesto, aún no se televisaba. El mar de nubes camino del Roque de los Muchachos, la icónica bajada al Puerto de Tazacorte desde El Time, o los durísimos kilómetros finales por una rambla recalentada por un sol despiadado, sólo podían verse en vídeos en Youtube o los que subían a Facebook los usuarios de una red social que aún estaban muy lejos de ser llamados influencers. Y en aquel año, el elenco de corredores que ocuparon las primeras plazas en las calles de Los Llanos de Aridane contaba con nombres como los de Luis Alberto Hernando, Kilian Jornet, Sage Canaday, Tòfol Castanyer, Tom Owens, Manuel Merillas, Timothy Olson, Pablo Villa o Dakota Jones, entre ellos, y Anna Frost, Maite Maiora, Uxue Fraile, Emma Roca, Anne-Lise Rousset o Andrea Huser, etre ellas. Faltaban pocos de los mejores corredores y corredoras del mundo. Curiosamente, muchos de ellos aún siguen en activo y, ya sí, por fin, pueden vivir de este deporte.
LA FUERZA Y LA DETERMINACIÓN DE LUIS ALBERTO HERNANDO
El vídeo que acompaña a este artículo, realizado por Kikazaru, es un documento histórico de gran valor. Su duración es de unos 24 minutos, algo muy extraño en los días que corren, en los que la inmediatez recomienda que el metraje de este tipo de formatos no exceda de los cinco minutos. Recoge reflexiones pausadas de corredores como Timothy Olson, Anna Frost, Dakota Jones, Emelie Forsberg o Xavier Thevenard, entre algún otro, sobre cómo se consideraba a esta carrera, que se entremezclan con imágenes de la performance de los corredores, con grandes dosis de emoción frenética y de sentimientos. De entre las primeras, mi favorita es la llegada de Luis Alberto Hernando al Puerto de Tazacorte, con algo menos de 10 kilómetros aún por recorrer hasta meta. Es en el minuto 19 aproximadamente y creo que refleja al corredor burgalés en su máxima expresión. Llega al avituallamiento mostrando una fuerza y una determinación brutales. No se detiene. Simplemente aminora el paso para verter en su cabeza el contenido de una jarra de agua que toma de un barril que la organización colocó para que los corredores se refrescaran por las altas temperaturas de ese día. Entonces, coge unos bastones y se marcha a toda velocidad camino de la gloria. Él mismo decía en meta que hasta ese momento era la victoria más importante de su carrera deportiva -aún no había construido el palmarés que hoy atesora-. Le siguen Kilian Jornet y Sage Canaday. Al primero, se le ve algo afectado por el calor y los kilómetros ya acumulados en sus piernas. Y, luego, están las imágenes de entrada en meta de los primeros clasificados y clasificadas que desbordan sentimiento al saberse que estaban entrando en parte de la historia mundial del trail running.
UNA VEZ EN LA VIDA
Los tiempos en estos 10 años pasados desde esta edición de la prueba palmera han cambiado. Hoy es mucho mayor la oferta de carreras que pueden correrse a lo largo de todo el mundo. Pero está claro que Transvulcania sigue teniendo algo especial. La belleza de su recorrido y el calor de los aficionados de esta pequeña isla atlántica bien merecen que al menos una vez en nuestras vidas sintamos que estamos corriendo por donde un día lo hicieron los corredores de la edición de 2014.
www.transvulcania.com
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