26 Mar Ragna Debats. Campeona del mundo
E
l pasado mes de mayo, Ragna Debats se proclamaba vencedora de los Trail World Championships en Penyagolosa. Hablamos con ella de las claves que le han llevado a escribir su nombre en la historia de este deporte. Sin duda, el embarazo y posterior nacimiento de su hija Onna, han sido unas de ellas. Ragna tiene muy presentes cuando corre imágenes de paseos con su hermana y padres por senderos de las montañas de Austria, Alemania y Suiza que, como ella confiesa, despertaron su amor por la montaña.
Texto: Kissthemountain.
Kissthemountain: Después de la carrera de Livigno te has quedado unos días por Italia, ¿no? [Esta conversarción se mantuvo días después de la cita Skyrunning italiana].
Ragna Debats: Fue por casualidad. Teníamos el vuelo de regreso el domingo, el día después, pero se anuló por huelga. Así que nos hemos quedados hasta el miércoles. La verdad es que encantados. Hemos hecho unas mini vacaciones.
K: He visto en alguna foto que estuviste con Elisa Desco [Excelente corredora italiana compañera del también corredor Marco de Gasperi].
R: Sí, estuvimos en su casa.
K: En Bormio, ¿no? ¡Qué bonito!
R: Sí, es precioso y muy especial. Nos hubiéramos quedado más tiempo. Es un paraíso y se lleva muy bien el calor del verano. Fuimos a Passo Stelvio. Para entrenar en altura está genial.
K: ¿Estaba Marco de Gasperi?
R: Sí, también. Sólo entrenamos con Elisa porque él tenía que trabajar.
K: ¿Tú trabajas en casa por tu cuenta?
R: Ahora la verdad es que me estoy tomando el deporte de una manera más profesional. Trabajo poco en otras cosas para poder estar el mayor tiempo posible entrenando y preparando las carreras.
K: ¿Qué tal por Livigno Skymarathon?
R: Tuve poco tiempo para adaptarme a una carrera tan corta. Sólo dos semanas después de Madeira y cinco de Penyagolosa. No salió bien, pero tampoco fue un desastre.
K: No se puede todo. Para que salgan algunas carreras bien otras tienen que salir peor.
R: Es normal. Son disciplinas diferentes. Las carreras cortas y rápidas no tienen nada que ver con la distancia ultra. Exigen otro tipo de entrenamiento. Se pueden hacer las dos disciplinas, pero se necesita tiempo para adaptarse. Son otros ritmos completamente diferentes.
K: ¿Cuáles son tus primeros recuerdos en la montaña?
R: Empecé a correr muy tarde, después de mi etapa como entrenadora de caballos. Al empezar tenía dos asociaciones muy intensas. La primera de ellas era con las vacaciones que hacía de pequeña con mis padres en Austria, Suiza y Alemania. Una vez al año íbamos dos o tres semanas a la montaña, a un camping o una casa rural. Hacíamos excursiones largas. Recuerdo que a mi hermana y a mí nos dejaban ir solas siguiendo las marcas del sendero. Si había alguna bifurcación importante nos teníamos que parar y esperar a mis padres. Esa sensación de aventura de ir junto a mi hermana a descubrir la montaña era muy intensa y de libertad total. Me debió de impactar porque aún lo recuerdo mucho. Esto me ha inculcado el amor por las montañas. Por otro lado, cuando empecé a correr tenía las mismas sensaciones que cuando de pequeña montaba con los ponis por el bosque [Risas]. Vivía cerca de un bosque. A veces iba sola y otras con mis amigos. Me adentraba por senderos y sitios de no fácil acceso a pie. ¡Esa sensación de libertad y de disfrutar al máximo…!
K: Las vuelves a tener ahora cuando corres en la montaña, ¿no?
R: Sí, desde que empecé a correr, sobre todo durante las carreras en las que voy más rápido. Me trae muchos recuerdos de aquello que vivía con los ponis.
K: La imagen de tu entrada en meta en Penyagolosa que utilizamos para abrir el artículo que preparamos hace poco es realmente espectacular [Ragna se proclamó campeona en los Trail World Champioships]. Yo estaba justo al lado de las personas a las que te abrazaste. Tengo entendido que ha sido de las carreras que mejor has preparado. Creo que fueron ocho semanas centradas exclusivamente en los entrenamientos y en tu hija. Lo que sentiste sólo tú eres capaz de entenderlo, pero me gustaría que trataras de explicárnoslo.
R: Creo que la entrada no fue muy espectacular. Quería compartirlo con mis personas cercanas. Me abracé a mi entrenador Rafa Flores, a mi hija Onna, a mi hermano que estaba allí, a mi fisio Albert Carrère, a mi psicóloga Meritxell Bellatriu y a todo mi equipo. Ellos lo habían estado viviendo muy cerca de mí. Quise celebrarlo con ellos. Las sensaciones fueron muy grandes. No sólo es la preparación de las semanas anteriores, sino la de muchos años. Es como un sueño. Ganar el mundial es lo máximo para mí. Hace tres años quedé tercera y era mi primer ultra. Pensaba que tenía que ser posible superar ese resultado. Además, Penyagolosa es una zona que me gusta, por la gente sobre todo. Yo empecé a correr no muy lejos de allí. Muchos me conocen y me han visto crecer. Siempre me he sentido muy querida en esta zona. Esto motiva mucho y ayuda a hacerlo bien.
K: Aparte, la motivación extra cuando te dicen que tu pareja, Pere Aurell, iba primero en Transvulcania. Imagino que se tiene que vivir en ese momento algo por dentro muy intenso. No sé si se llegan a saltar las lágrimas…
R: Sí, cuando me dijeron que iba primero fue algo indescriptible. Sabía que ganaría pues la carrera estaba ya muy avanzada. Me dio muchísima fuerza. Pensé que él ya estaba cumpliendo y que yo también quería ganar. No se me saltaron físicamente las lágrimas, pero sí sentí algo por dentro muy especial. Son emociones muy fuertes.
K: ¿Lágrimas internas?
R: Sí, Juanmi.
K: Da la sensación desde fuera de que es una carrera muy cómoda para ti. Al principio ibais tres o cuatro chicas…
R: No fui primera desde el principio. Mis sensaciones eran que siempre iba dominando la carrera. Si me ponía segunda o tercera no me ponía nerviosa. No me importaba que estuviesen por delante. Pensaba que estaba más fuerte y que las adelantaría después. Suena un poco…, pero es la verdad.
“Imagina que tienes un examen de inglés. Si lo has estudiado bien, estarás nervioso porque sabes que puedes sacar un 10. En cambio, si no lo has preparado lo suficiente y sabes que como mucho sacarás un 6, no lo estás tanto, porque sabes que no vas a tener la máxima nota. Esto mismo me pasa con las carreras. Soy muy perfeccionista y me gusta hacer las cosas muy bien”.
K: Hay carreras así, ¿no? Que te tienes que ir frenando para no pasarte, pero sabes que tienes mucho más.
R: Exacto. Toda la carrera fui conservando. Por la mañana durante el calentamiento en la pista de atletismo no me sentía muy bien. No había dormido bien y notaba la cara hinchada. No sé si por retención de líquidos o por qué. Me entraron algunas dudas. Mi entrenador me dijo después que no me vio muy suelta. Al cabo de poco tiempo, en la subida a Borriol, ya noté que estaba muy cómoda y que iba con mucha solvencia con el ritmo de las primeras chicas. En la primera bajada las pasé y empecé a hacer mi carrera. Un par de ellas me adelantaron en el avituallamiento de Borriol. Paré tranquila a beber y a comer y me pasaron. Me sacarían un minuto pero las cogí sin problemas. En el siguiente avituallamiento pasó lo mismo. Ya en la subida y bajada a Useres, saqué ventaja y fui liderando toda la prueba.
K: ¿Tuviste momentos de dudas?
R: Durante toda la carrera fui muy conservadora por si en el caso de que viniera alguien desde detrás, tener una marcha extra. ¡Pero esto no pasó! [Risas]. Iba todo el rato gestionando un ritmo en el que iba cómoda y con el que pensaba que no iba perdiendo mi ventaja. Me iban avisando de los minutos que le sacaba a las que me perseguían. Al llegar a Vistabella me dijeron que Laia Cañes se había puesto segunda y que Gemma Arenas también iba muy bien, creo que tercera. Ahí pensé que Laia había empezado tranquila y ya se había puesto segunda. Por mi cabeza pasó que quizás me estaba recortando tiempo. Creo que había más de ocho minutos de diferencia. Era bastante tiempo. Realmente no me estaba recortando a mí, sino que había pasado a otras chicas que habrían sufrido algún bajón. Laia iba haciendo una carrera muy constante, como yo, pero a un ritmo ligeramente inferior al mío. En cada tramo iba ganando tiempo.
K: ¿Ibas muy bien preparada?
R: Sí, física y mentalmente. Estaba muy confiada.
K: ¿Qué diferencias hubo entre la forma de preparar Penyagolosa y cualquier otra carrera?
R: Creo que la principal diferencia fue la motivación. Cuando preparo una carrera a fondo, me motivo especialmente. Por el contrario, si tengo poco tiempo para preparar algo, no estoy tan motivada el día de la prueba. Igual estoy fuerte y puede salir una buena carrera, pero en realidad sé que no la he preparado tanto. Imagina que tienes un examen de inglés. Si lo has estudiado bien, estarás nervioso porque sabes que puedes sacar un 10. En cambio, si no lo has preparado lo suficiente y sabes que como mucho sacarás un 6, no lo estás tanto, porque sabes que no vas a tener la máxima nota. Esto mismo me pasa con las carreras. Soy muy perfeccionista y me gusta hacer las cosas muy bien. Penyagolosa la había preparado a consciencia porque el objetivo era ganar.
K: Creo que lo merecías. Llevas muchos años a un nivel espectacular.
R: Fue una victoria muy trabajada desde hacía tiempo. Todo es el resultado del trabajo de los últimos años y también de la buena labor de mi entrenador y de todo mi equipo: fisio, psicóloga deportiva, nutricionista… Todo el trabajo estaba hecho en casa, y el día de la carrera era como una fiesta donde se celebraba todo lo que habíamos hecho y trabajado antes.
K: Se te veía en la carrera con una fuerza brutal.
R: Cuando veo imágenes me veo muy concentrada y metida en mi carrera. Nadie de fuera me podía influenciar.
K: Te vi en varios avituallamientos. Íbamos siguiendo la carrera haciendo un vídeo sobre la carrera de las chicas. Se veía que ibas a ganar. [Risas].
R: No lo tuve claro casi hasta llegar a meta. Sabía que tenía muchas posibilidades pero mis pensamientos no eran de victoria segura. Pensaba que iba bien y nada más. No me lo creí hasta llegar. Bueno, la última bajada, ya la hice muy tranquila. Me dijeron que disfrutase porque ya no me cogían. Así lo hice. Pero nunca sabes que puede pasar hasta que llegas al final.
K: Tu temporada es espectacular. También has ganado en Madeira y The Coastal Challenge. El año pasado fuiste campeona de la Copa del Mundo Skyrunning Ultra, segunda Overall, tercera en Sky Classic. 2016, sobre todo al final, también fue muy bueno. ¿Hay un momento en el que ves un salto de calidad? ¿Hay un antes y un después?
R: Desde el nacimiento de mi hija hubo un cambio. Por un lado porque mi cuerpo necesitó mucho tiempo para adaptarse a la carrera a pie. Cuando montaba a caballo no había tanto impacto. Siempre tenía muchos problemas con mis huesos que no me permitían tener constancia en los entrenamientos. Las lesiones me paraban constantemente y nunca podía llegar a un estado de forma perfecto. Mi cuerpo no lo asimilaba y yo lo sabía. Al quedarme embarazada fue un año de casi reposo. Mi cuerpo utilizó este tiempo para restaurarse y completar la adaptación a la montaña. Desde que nació Onna, no he tenido ninguna lesión. Esto es fundamental para el entrenamiento. Otro factor de cambio fue la forma de entrenar tras ser madre. Tengo muy poco tiempo. Muchas veces menos de una hora. Hicimos un tipo de entrenamiento con mucha intensidad y poca duración. No necesito correr 4 o 5 horas. Con poco tiempo pero bien trabajado mejoro mucho más. Mi entrenador, Rafa Flores, siempre ha creído en esto y lo hemos acentuado. En 2016 estaba muy fuerte y bien preparada cuando llegó la BUFF Epic Trail que era el Campeonato del Mundo de Skyrunning. El día de la carrera estaba hinchada y no muy suelta. Me sentía fuerte pero no podía sacar ese rendimiento. Me di cuenta de que tenía que ver con la alimentación. Ese día decidí mejorar este aspecto y descubrir qué había hecho mal los días anteriores para llegar con ese déficit. Contacté con Anna Sauló. A partir de ahí empezamos a trabajar y en poco tiempo mejoré mucho. Di otro salto. Estos son los aspectos que han provocado mi progresión.
“Al tocar fondo siempre hay un cambio porque no se puede ir a peor. Es como la gente que está a punto de morir en un accidente. Cambia su filosofía de vida. Creo que lo mío fue algo similar. Me hundí mucho en el último trimestre del embarazo. Y luego la recuperación, la felicidad del nacimiento de mi hija...”.
K: Te quería preguntar por esto del embarazo y por la nutrición, pero ya me has respondido. No obstante, vuelvo a la primera cuestión… Aparte del reposo que hizo que tu cuerpo asimilase todo el entrenamiento que llevabas, ¿crees que hay algo más?
R: Sí, durante mi embarazo ocurrió algo importante. En el segundo trimestre tuve hepatitis B, una enfermedad grave para las embarazadas. Esto suele controlarse. Me hicieron un par de controles, uno en el primer trimestre y otro al inicio del segundo. Todo estaba bien. Es algo bastante inexplicable pero enfermé y no lo supimos. Los síntomas son un cansancio grande, apatía, falta de apetito, vómitos… Son más fuertes que los de un embarazo, pero muy similares. No podía caminar ni 200 metros. Me preguntaba cómo podían llevar el embarazo el resto de mujeres, si yo, que estaba preparada físicamente y acostumbrada a sufrir por las carreras, lo estaba pasando tan mal. Aguanté porque soy así, cabezona y fuerte. Fue muy grave. No podía hacer nada. Recuerdo en Julio ir a una pescadería que estaba cerrada. Casi me puse a llorar porque me había costado mucha energía llegar allí. No tenía fuerzas para buscar otra. Llamé a Pere, mi pareja, para decirle que no podía ir a ningún otro lado. Después de cada cosa que hacía me tenía que sentar en el sofá durante media hora. Y todo esto sin saber que tenía hepatitis.
Onna se adelantó tres semanas. Un fin de semana Pere se fue a correr Kima. El médico nos dijo que podíamos estar tranquilos porque aunque el bebé era fuerte, no nacería aún. Teníamos un perro y pensaba que sería imposible sacarlo tres veces al día. Me fui con la furgoneta a la montaña y dejé al perro fuera. La aparqué al lado de un río y me subí al techo durante todo el fin de semana. Sólo bajaba para intentar comer o hacer pis. Noté que tenía síntomas muy extraños y pensé en ir al médico después del fin de semana porque había llegado a un punto en el que aquello no podía ser propio del embarazo. No llegué a ir porque ese domingo rompí aguas. Por suerte, Pere llegó a tiempo. Ella nació antes porque mi cuerpo no podía más. Fue un momento muy crítico. Cuando te hundes tan profundamente se producen cambios en el cuerpo. Creo que esto pudo influir en mi rendimiento. También mentalmente, al tocar fondo siempre hay un cambio porque no se puede ir a peor. Es como la gente que está a punto de morir en un accidente. Cambia su filosofía de vida. Creo que lo mío fue algo similar. Me hundí mucho en el último trimestre del embarazo. Y luego la recuperación, la felicidad del nacimiento de mi hija…
K: Ragna, has estado en carreras increíbles como Tromsø, Matterhorn, The Rut, Glen Coe, Yading, Zegama, Limone, Livigno… Quería preguntarte por carreras de las que guardes recuerdos excelentes, además de Penyagolosa, claro.
R: Hay muchas carreras con partes espectaculares, pero al final están las emociones. Lo que marca es cómo las vives. La carrera más difícil creo que fue Glen Coe, el año pasado, con tramos de escalada de nivel III. También Tromsø con su cresta tan técnica… Pero es lo que te he dicho, son muchos los factores los que convierten una carrera en especial y no tanto las características de la misma. Si tienes rivales directos, si has ganado, si has ido con sensaciones de fuerza… Eso son los aspectos que marcan más los recuerdos. Fue muy especial la Transalpine Run [Carrera por etapas y en parejas] que hice con Pere tras el embarazo. Lo tuve que dar todo. Pere estaba mucho más fuerte que yo y teníamos que ir juntos. Me intentaba motivar para ir más y más rápido. Cada día fue tremendo. Lo viví muy intensamente. También porque fue toda una vivencia. Fuimos con auto caravana con mi padre y su pareja, y Onna hizo un año allí. Cada día, después de correr, le daba el pecho. Mi padre llevaba la auto caravana a cada sitio de meta. Correr, llegar, dar pecho, comer, jugar con Onna en el camping o en el parking… Y la noche la pasaba de lado con Onna en el pecho. Al día siguiente, a correr otra vez. Fue muy duro pero muy bonito e intenso. Al llegar a meta el último día, me puse a llorar de cansancio, de felicidad… Me había vaciado totalmente. Salieron las emociones de toda la semana. Tengo muy buen recuerdo de esta carrera.
K: ¡Qué bonito todo!
R: Si tienes ocasión de ver el vídeo de llegada… Es precioso. Cuando lo veo, aún se me saltan las lágrimas. ¡Fueron tantas emociones! El Campeonato del Mundo de 2016 en Portugal también es un momento especial. Es mi primer resultado importante a nivel internacional. Esa carrera me dijo que yo también estaba allí. Me sentía de segundo nivel y ahí noté que también podía y que tenía capacidad de ganar algún día, que yo también era élite [Risas]. Fue un descubrimiento que me dio mucha confianza.
K: ¿Y Ultra Fiord?
R: Ultra Fiord es también impresionante. Es una carrera muy diferente con un recorrido muy salvaje en un sitio donde eres tú y la montaña. Da la sensación de que si te ocurre algo… Hay gente que pasa miedo. Te sientes muy solo allí en medio. Es muy remoto. Parece muy llano en el perfil, pero corres por una turba que te hace hundirte a veces más allá de las rodillas. No sabes cuánto además. Unos pasos mucho, otros menos. Es difícil correr rápido. Y luego la subida por nieve hasta arriba del glaciar es espectacular. No es supervivencia porque es una carrera y por tanto está controlada, pero hay más riesgos que en la mayoría de pruebas. Es una experiencia brutal.
“Hay muchas carreras con partes espectaculares, pero al final están las emociones. Lo que marca es cómo las vives. Son muchos los factores que convierten una carrera en especial y no tanto las características de la misma. Si tienes rivales directos, si has ganado, si has ido con sensaciones de fuerza... Eso son los aspectos que marcan más los recuerdos”.
K: ¿Este año qué vas a hacer? No has estado en las primeras pruebas de la modalidad Sky Classic de la Copa del Mundo.
R: No, no tengo previsto hacerla. El año pasado fue un poco por casualidad. Hice cuatro carreras. Me faltó una. Si la hubiese hecho habría ganado seguramente. Pero no estaba en mis planes. Este año, no haré ni cuatro. Sólo quería hacer una, Livigno, para puntuar para la clasificación combinada. Tienes que tener un buen resultado en Sky. No lo he conseguido porque no me fue muy bien. Creo que iré a Skyrace Comapedrosa, aunque no podré prepararla específicamente, porque estoy con la cabeza en ultra. Estoy indecisa. También me gustaría hacer CCC pero es una semana o dos antes del Campeonato del Mundo de Skyrunning en Escocia que creo que es lo que más me motiva. Haré la combinada de Skyrunning. Ahora voy a High Trail Vanoise que me gusta mucho. También estaré en Kima antes del mundial. Tendré cuatro pruebas de la combinada. Si ha ido bien, y vale la pena luchar más, haré alguna otra prueba de la Copa del Mundo. Si no, prepararé algo de unos 100 kilómetros para acabar la temporada. No sé si cerrar en Estados Unidos o en Ultra Pirineu. Aún no lo tengo claro. Otra carrera que tengo en mente es Templiers, en Francia, pero quiero hacer algo más largo porque el año que viene voy a preparar UTMB. Por eso me toca hacer alguna más larga. Es posible que en los Estados Unidos ya que Merrell está basada allí. También me apetece viajar un poco y conocer montañas nuevas. Es parte de este maravilloso deporte.
K: Eres embajadora de Merrell, ¿no?
R: Sí, europea. Merrell tiene en España también un equipo, pero no exclusivamente de gente vinculada con el alto rendimiento, sino con personas con buena conexión con la montaña. No sólo es importante ganar, sino también disfrutar y hacer otro tipo de proyectos. Genís Zapater es un buen ejemplo de esta filosofía. En Merrell es todo muy familiar. Nos conocemos bien y nos vemos a menudo. Tenemos un trato personal y muy cercano. También Pere Aurell lleva tiempo siendo embajador de esta sección de más alto rendimiento. Es mi equipo y estoy realmente agradecida.
K: Ragna, me ha gustado mucho hablar contigo. Ha sido especial.
R: Este fin de semana haremos unas fotos con Gemma Pla en un sitio impresionante en Andorra.
K: A ver si podemos incluir alguna de ellas.