ALBERTO ESTRADA | VIVIR ES LA META. 100 millas con el señor Parkinson

ALBERTO ESTRADA | VIVIR ES LA META. 100 millas con el señor Parkinson

ALBERTO ESTRADA | VIVIR ES LA META. 100 millas con el señor Parkinson

 

Texto por Kissthemountain

 

La motivación es uno de los motores más importantes que mueven nuestras vidas. Cuando la tenemos, somos capaces de llevar a cabo las empresas más complicadas; cuando falta, buscamos cualquier excusa para poner tierra de por medio con aquello que nos habíamos propuesto. 

Si uno tiene motivación y está preparando una carrera de montaña importante, es capaz de buscar el tiempo necesario para salir a entrenar aunque tenga un día de trabajo intenso, de madrugar cualquier sábado, incluso más que entre semana, para hacer esa sesión larga y llegar a tiempo para comer con la familia, de emplear el tiempo y el dinero que sean necesarios para acudir a fisioterapeutas que con su trabajo nos eviten las temidas lesiones, de calzarnos las zapatillas independientemente de que allí fuera esté lloviendo como hacía tiempo. En cambio, si ese motor se detiene, cualquier excusa es buena para retrasar o evitar esa sesión de entrenamiento.

Un exceso de trabajo, pereza para madrugar durante el fin de semana, gastar dinero en fisioterapeutas, una gran tormenta… Son ejemplos de circunstancias que pueden anclarnos en el sofá o en la cama, aun sabiendo, por experiencias anteriores, que esta decisión puede hacernos entrar en un bucle que, aunque peligroso, quizás sea fácil de romper para volver a nuestras rutinas de entrenamiento sin que afecte en excesivo a nuestro estado de forma. El problema se produce cuando la pérdida de motivación se alarga en el tiempo. Todos conocemos a corredores que han vivido este deporte con una gran pasión y que, de repente, desaparecen del mapa. “¿Sabes algo de fulanito? Llevo tiempo sin verlo en una carrera. Es una pena. Se le daba muy bien esto”. Un exceso de autoexigencia, un problema laboral, una ruptura sentimental, unas expectativas demasiado altas que no se cumplen, decepciones en cuanto a resultados, no encontrar un equipo que te apoye a desarrollar tu carrera deportiva… Son muchos los factores que pueden llevar a un corredor a “retirarse” cuando, sin duda, con esfuerzo y dedicación, podría alcanzar altas metas. Detrás de estas “excusas” probablemente subyazca una carencia de motivación. ¡Ojo! No digo que no puedan llegar a ser problemas importantes, pero…

 

 

Pero no son comparables a que, de la noche a la mañana, tras realizarte determinadas pruebas, los médicos concluyan que la enfermedad del Parkinson ha entrado en tu vida. Esto fue lo que le ocurrió un 15 de septiembre de 2022 al corredor de Chiclana, padre de dos hijos, Alberto Estrada, protagonista de este excepcional documental que todos deberíamos ver para darnos cuenta de que cuando algo es realmente tu pasión, cuando te provoca un fuego intenso en tu interior, nada puede detenerte. 

Alberto ha estado desde muy joven vinculado al deporte. Sus inicios fueron en el triatlón, pero poco a poco fue conociendo esa disciplina que consiste en moverte lo más rápido posible por la montaña, simplemente con unas zapatillas, hasta que se convirtió en uno de los motores de su vida. Lo que probablemente él no intuía era hasta qué punto algo que simplemente hacía porque le gustaba, se iba a convertir en un salvavidas, en la acepción más literal del término. 

 

 

Todos podemos imaginar la dureza de los primeros momentos de Alberto. La vida parece venirse abajo, sabe que su mujer sufre por dentro ante la impotencia de no poder ayudarle, sus padres claman al cielo preguntando por qué le ha tenido que tocar a su hijo que es una persona excepcional cuando el mundo está lleno de gente mala, sus hijos difícilmente entenderán que una enfermedad grave ha entrado a formar parte de la vida de su padre. ¿Cómo cambiará mi vida? ¿Cuánto tiempo me queda? ¿Llegará el momento en el que simplemente para moverme o comer tendré que recurrir a ayuda externa? ¿Qué velocidad tendrá el desarrollo de esta enfermedad en mi organismo? Muchas dudas que imagino que le llenaron y todavía hoy le llenan de rabia. Sin embargo, aquello que tantas satisfacciones le había dado, la montaña y el deporte, vuelven de nuevo para socorrerle, más en una enfermedad que supone una pérdida de dopamina que la actividad física puede suplir de alguna manera. Entonces, Alberto decide que quiere hacerla. Sí, esa carrera que en esa zona del mundo es casi una religión, la 100 Millas Sierra de Bandoleros. Quiere ver amanecer mientras resta kilómetros de esos 166 que separan la salida de la meta, ambas ubicadas en Prado del Rey, en la provincia de Cádiz. Siente fuego dentro. Las piernas aún le responden, y entonces decide que es el momento. Ahora o nunca. Vivir es la meta.

 

Alberto busca un equipo que le ayude a cumplir este sueño. Su cuñado y su entrenador correrán con él para ayudarle en el caso de que alguna manifestación de su enfermedad ponga en peligro su vida. Su mujer servirá de enlace para todos. Sus hijos y sobrinos le darán la ayuda emocional allá donde puedan ver a su padre. Lo mismo que hará el abuelo de estos niños, padre de Alberto, donde le sea posible. Porque un padre, mientras viva, siempre estará ahí para ayudar a su hijo. Esto es un equipo. El equipo perfecto. Nada puede fallar. Pero esto no elimina las dudas mentales del corredor embajador de SCOTT en su periplo por una prueba que además de competitiva es una carrera por la vida. 

 

Me gustaría contaros más de esta película que a mí personalmente me ha arrancado las lágrimas en dos o tres ocasiones, pero quizás sea mejor que la veáis vosotros mismos. Alberto se ha convertido desde ya en un referente para mí. Y creo que si veis este documental también lo será para vosotros. Dejémonos de historias y eslóganes del tipo “si quieres, puedes”. No, se necesita muchísimo más para correr con esa fortaleza mental esos 166 kilómetros, sabiendo todo lo que hay detrás. No se hace sólo por uno mismo, sino por todos los que te rodean y que sufren en silencio por ti, por esa mala suerte que quiso destruir tu vida un 15 de septiembre, pero que no pudo. ¿Quién tiene más de lo que hay que tener? ¿Tú, Sr. Parkinson, o yo?

Ya lo he dicho antes, y vuelvo a hacerlo. Todos deberíamos ver esta película. Y no es porque nos emocionará o porque está muy bien realizada por ZIMA Visuales, que también, sino porque nos ayudará a ver la vida y a entender nuestras pasiones de una forma diferente. Un exceso de trabajo, pereza para madrugar durante el fin de semana, gastar dinero en fisioterapeutas, una gran tormenta… Esto no son motivos para perder momentáneamente la motivación. Un exceso de autoexigencia, un problema laboral, una ruptura sentimental, unas expectativas demasiado altas que no se cumplen, decepciones en cuanto a resultados, no encontrar un equipo que te apoye a desarrollar tu carrera deportiva… Y esto tampoco lo son para perderla durante mucho tiempo o para siempre. Hay problemas más graves en el mundo de los que no somos conscientes hasta que un día nos toca vivirlos. La entereza y la pasión por el deporte de montaña de Alberto Estrada sí que deberían ser los espejos en los que mirarnos. Alberto, no sé si leerás estas líneas que he escrito casi sin dificultad. A partir de ahora, cuando tenga un problema, pensaré en qué harías tú en mi lugar. Si eso ocurre, que ocurrirá seguro porque la vida es así, espero encontrar una pasión, como tú lo has hecho, que me haga mirarla de la forma en la que tú lo haces.

Gracias y enhorabuena por esa entrada en meta rodeado de los tuyos que nada podrá borrar de tu memoria.

 

 

 

 

Compartir contenido

 

     


 
 


 
 
 
 

info@kissthemountain.com







       © Copyright Kissthemountain 2020 | Bajo la atenta mirada de las caras norte de Sierra Nevada | Granada. Spain      -       Términos del servicio | Privacidad | Política de Cookies


 

 


     

div class="col-lg-12 text-center">

info@kissthemountain.com

       © Copyright Kissthemountain 2020
Bajo la atenta mirada de las caras norte de Sierra Nevada
Granada. Spain