13 Feb Alberto Ginés. El sueño de Tokyo.
Texto: Álex Colomina | Kissthemountain
Alberto Ginés, con tan sólo 17 años, ha encadenado una gran temporada en categoría absoluta poniendo el broche final en Toulouse al clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020. ¿Quién iba a imaginar esto cuando con tan sólo cuatro años llamó a su madre para decirle que por fin había llegado a lo más alto del rocódromo? Los sueños están para quienes luchan por ellos. Alberto es consciente de que para la cita de Tokio tiene que llegar lo más fuerte posible. No nos queda ninguna duda de que, junto a sus padres y su entrenador, David Macià, dará todo lo que tiene dentro para convertirlos en realidad.
Kissthemountain: Hola Alberto. ¿Qué tal? ¿En casa pasando unos días por Navidad?
Alberto Ginés: Sí. Volviendo del rocódromo que llevaba un tiempo sin hacer nada.
K: ¿Qué tal por Cáceres?
A: Muy tranquilo, la verdad.
K: Uno de mis mejores amigos es de Cáceres y en toda la época de la universidad pasaba muchos fines de semana por allí. ¡Mucho ambiente en la plaza y por la Madrila! Tengo muy buenos recuerdos.
A: Se está muy bien ahora por aquí.
K: Espectacular tu año, ¿no? Podios en Copa del Mundo, clasificación para los Juegos Olímpicos, Campeonato Europeo de Escalada, unos días con Adam Ondra…
A: Ya le conocí el año pasado en Copa del Mundo. También coincidí con él otro día en un evento con La Sportiva, pero estuvimos poco tiempo juntos. Este año sí que he podido conocerle un poco mejor.
K: Es un tío muy majo. Le hicimos una entrevista por Skype hace unos meses. De hecho, a final de enero publicamos una antología, Kisstherock, con distintos artículos y está éste del que te hablo. Habla muy bien castellano.
A: Sí, es una persona muy cercana. Me sorprendió bastante. Estuve dos o tres días con él entrenando. Me invitó a pasar unos días en su país. Le comenté que tenía pensado ir a Innsbruck a entrenar unos cuantos fines de semana y al rato vino y me ofreció ir con él. Obviamente le dije que sí.
K: ¿Te quedaste en su casa?
A: No, como iba con David [Macià], mi entrenador, tampoco quería molestarle mucho y nos fuimos a un hotel. Estuve realmente bien con él.
K: Antes de hablar de tu clasificación en Toulouse y de tus expectativas para los Juegos Olímpicos de Tokio, me gustaría que me contaras cuáles son tus planes a corto plazo. Imagino que volverás ahora al CAR de Sant Cugat. ¿Cómo te planteas tu preparación para el gran evento de Tokio?
A: Seguiré haciendo lo mismo. Intentaré llegar más fuerte que nunca pero más o menos el plan es el habitual e incluye seguir compitiendo igual que el año pasado. Intentaré hacer todas las pruebas de Copa del Mundo. De juveniles, querría hacer alguna, pero creo que va a ser muy difícil por tema de calendario, así que sólo haré el Campeonato del Mundo, que tengo una espinita ahí clavada. A ver si puedo hacer algo grande. También hay como una Copa de Europa este año. Si no coincide con otras pruebas, intentaré hacer alguna. Pero el objetivo de este año es llegar lo mejor posible a los Juegos Olímpicos.
K: ¿Cómo te has visto este año en categoría absoluta?
A: El año pasado ya estuve, pero fue sólo una prueba. Este año al principio me costó, ¿eh? Luego, conforme fue avanzando la temporada, me encontré mejor mentalmente, sobre todo en la época del verano que es cuando empecé a competir en cuerda. No sé qué me pasó, pero después del Campeonato del Mundo juvenil, tras estar en casa una semana antes de seguir con la copa, volví súper nuevo y empecé a escalar como no lo había hecho en todo el año. Fue como si hubiera madurado psicológicamente. Muy contento.
K: ¿Te afectó mucho el cambio a absoluto? Leí en una entrevista que decías que en las competiciones a nivel juvenil había 100 espectadores como mucho y que de repente empiezas a encontrarte con miles de espectadores. Sé que te pones muy nervioso en competición. ¿Cómo se aprende a gestionar todo esto?
A: Es imposible no ir nervioso, y si no lo vas es que tienes un problema porque algo pasa. Hay que saber manejar esta tensión y aprender a vivir con ella porque por mucho tiempo que lleves compitiendo, te va a seguir afectando. Lo importante es que lo haga lo menos posible. Al principio era un desastre. Iba muy nervioso y no sabía competir. Poco a poco, empecé a trabajar este aspecto con David. Este año, en la absoluta, ha sido horrible de nervios, pero he escalado bien. Sobre todo, en nivel de Copa del Mundo, es imposible hacerlo adecuadamente así. Hay que ir un poco más suelto.
K: Ahora en Toulouse, por ejemplo, supongo que los días previos estarías muy nervioso, pero ¿esta misma tensión la tienes justo cuando estás a punto de arrancar?
A: Hasta que no hago el primer paso, o incluso los cinco primeros, voy bastante nervioso. De hecho, en Toulouse me temblaban las piernas. Pensaba que después de velocidad me relajaría un poco, pero no. Iba con mucha tensión a todas las pruebas. Es una cuestión muy psicológica. Todos nos jugábamos mucho. Algunos más que otros por la edad, pero sabía que el punto clave era no fallar. Ahí estaba la cuestión.
K: Y muy bien, ¿no?
A: Mucho mejor de lo esperado. Pensaba que con quedar entre los 15 primeros ya estaría bien, pero al final…
K: Cuéntame cómo fue el preolímpico… ¿En qué momento ves que con un poco de suerte te puedes meter en la final y ganarte tu plaza para Tokio?
A: Pensaba que no me iba a clasificar, sinceramente, pero sí que había veces, sobre todo el último fin de semana mientras entrenaba, en que me veía muy bien físicamente y empezaba a pensar que igual sí. Pero enseguida me decía que no me hiciera ilusiones. Al llegar a la compe, me dije de hacerlo bien y que saliera lo que tuviese que ser. En velocidad estaba muy nervioso. Hice la primera carrera bastante bien. 7,70 o 7,80, muy buen tiempo, pero no mi mejor. En la segunda carrera, hice mi récord personal y me dije que iba muy bien. Esto, quieras o no, te ayuda a quitarte algo de presión. Quedé el undécimo en velocidad. En el bloque no me fue mal. Quedé también el undécimo, pero esperaba algo mejor. El primer bloque no lo hice por una cuestión de flexibilidad. Ahora estoy trabajando a consciencia en esto porque sé que es mi mayor debilidad y que tengo bastante margen de mejora. Los dos siguientes sí que los hice al primer pegue. El último era muy difícil. Sólo lo hizo una persona que no fui yo. Terminé un poco decepcionado con cómo lo había hecho. En esos momentos, iba el decimoquinto o por ahí. Estaba bastante fuera. No parecía que me fuera a meter, pero en este tipo de competiciones, hasta que no se terminan, nunca se sabe. Finalmente, en la cuerda, hice borrón. Sabía que tenía que quedar primero o segundo para meterme en la final. Calenté bien y fui a ver qué salía. Encadené la vía. Noté que no era demasiado dura porque, aunque me costó, tampoco vi que había llegado al límite. Cuando bajé, vino Stefano Ghisolfi y me dijo que la habíamos hecho en el mismo tiempo. En ese momento no asimilé lo que me estaba diciendo por los nervios. Me cambié y al volver vi que estábamos empatados en primera posición con el mismo crono en segundos, décimas y centésimas. Es la primera vez que veo que dos personas empatan en dificultad en idéntico tiempo. Estábamos primeros los dos. Dependíamos de lo que hiciesen los ocho o así que faltaban para ver si me metía. Pensé que harían la vía bastantes escaladores, pero finalmente sólo la hicieron Sascha Lehman, con peor tiempo que nosotros, y Adam Ondra, que sí que nos superó, por lo que al final quedé segundo empatado con Stefano y me metí en la final. Al principio sólo había un japonés clasificado para la última ronda, por lo que nos tendríamos que jugar una plaza, pero cuando terminó el último competidor, había dos japoneses en la final, por lo que matemáticamente estábamos dentro.
K: Una locura, ¿no?
A: ¡Sí! Tampoco lo queríamos hacer muy público por si pasaba cualquier cosa… Me decía que hasta no tuviese la invitación del comité olímpico no me lo iba a creer, pero a los cinco minutos, el Consejo Superior, el Marca… ¡Habrá que hacerlo público! Al día siguiente, ya se hizo oficial y me quedé tranquilo del todo.
K: ¿Con quién estabas en el momento en el que fuiste consciente de que la plaza para Tokio era tuya?
A: Estaba con una amiga eslovena, con mi padre y con mi entrenador. Fue… No lo asimilaba. No me lo creía. Al día siguiente empiezan a llamarme de Antena 3, de la Sexta… Aunque no se me note mucho, estaba tremendamente contento. No soy mucho de expresar las emociones, pero por dentro…
K: ¿Te felicitó Adam Ondra?
A: Sí, al haber estado entrenado juntos para eso… ¡Se puso muy contento!
K: ¿Qué te dijo tu padre?
A: Yo que sé… Estaba un poco como yo. Sinceramente no me acuerdo de la emoción. Los dos estábamos muy nerviosos.
K: Porque empiezas a escalar muy joven, con tres o cuatro años, con tu padre…
A: El primer recuerdo que tengo de la escalada es de llegar arriba del todo del rocódromo, bajar corriendo y llamar a mi madre para decírselo. Al principio me daba miedo subir. Mi hermana sí que lo hacía bien, pero yo me tenía que bajar a mitad. Eso es lo primero que recuerdo. Tenía sólo cuatro años. Salía con una escuela muy pequeñita que había aquí en Cáceres. Más tarde, empecé a tomármelo un poco más en serio e íbamos a Madrid. También muchísimo a Portugal, cada fin de semana, a una escuela de escalada que se llama Fenda. Ahí fue donde empecé a escalar. Luego íbamos a menudo a Cádiz, a Cuenca y a Cataluña, en vacaciones. Así me tiré muchos años hasta que empecé a competir. Recuerdo ir a Francia para poder entrenar. 800 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta en coche con mi padre.
K: ¿Y la roca?
A: Sobre todo rocódromo. A roca voy si tengo un hueco. No es que no me motive, pero creo que si quieres ser competitivo tienes que centrarte al 100% en el rocódromo.
K: Que es lo que está haciendo incluso Adam Ondra ahora, ¿no? Dejar la roca para centrarse en la competición.
A: Así estamos muchos. Aprovechamos algún parón entre competiciones para ir a roca, pero por una cuestión de diversión.
K: ¿Te ves mucho tiempo en la competición o crees que dentro de poco te dará por centrarte en otros caminos de la escalada?
A. De momento es lo que me motiva. La roca está siempre ahí y para la competición hay una edad. Me gusta competir y es lo que más me llena, y así seguiré hasta que me canse.
K: Antes me comentabas que en bloque es donde tienes más margen de mejora. ¿Piensas cambiar algo tu forma de entrenar de cara a Tokio? ¿Cómo se hace esto?
A: Lo que más vamos a cambiar va a ser en bloque porque hemos conseguido que una cadena de salas, Indoorwall, nos ceda un espacio para poder entrenar más la competición y movimientos menos habituales. También me ponen a un equipador. No hay muchas instalaciones en España para poder preparar competición, ya que son bastante comerciales. Lo prepararemos así para no tener que ir fuera de España. Para velocidad, tendré que ir a Pamplona los fines de semana que pueda porque en Barcelona no tenemos muro.
K: ¿Tienes preparador psicológico?
A: Tengo un psicólogo en el CAR, pero esas funciones las ejerce mi entrenador, David, y mis padres. Cuando necesito cualquier cosa, hablo con ellos.
K: ¿Tienes mucha confianza con tus padres para contarles cualquier bloqueo?
A: Sí, les cuento prácticamente todo, y a mi entrenador también. Saben ayudarme en cualquier aspecto que necesito. Mis padres son mis padres, y con David llevo ya siete años. Son los que mejor me conocen.
K: Ondra nos contaba que tenía en su equipo a gente experta más que en técnica en fisiología del movimiento. Me asombró mucho algún ejemplo que nos dio de grupos musculares que se tienden a utilizar cuando es más efectivo utilizar otros.
A: Tengo un buen fisio, y a David, pero a eso no he llegado aún [Risas].
K: También hicimos una entrevista con Sharma…
A: Son muy diferentes. A Chris no lo conozco mucho, pero por lo poco que he hablado con él, sé que son muy diferentes. Adam sabe perfectamente en lo que falla e intenta ser el mejor incluso en esto. Me encanta como deportista.
K: Cuando llegues a Tokio, estarás con los mejores del mundo. ¿Crees que son muchos los factores que influyen? ¿Puedes hacer medalla?
A: En los Juegos Olímpicos, dependerá mucho de cómo llegue físicamente. Si no vas bien, no vas a hacer nada. Pero también afectará mucho el aspecto psicológico y habrá que saber jugar con eso. El hecho de que sean Juegos Olímpicos, a mí me puede venir bien porque tengo menos que perder que otros. Que sea lo que tenga que ser. Sólo con competir bien y disfrutar, estaré contento.
K: Pero si no hay lesiones, físicamente llegarás bien, ¿no?
A: Ese es el objetivo.
K: ¿Pero eso no depende, siempre y cuando te respeten las lesiones, de ti? No es una ciencia exacta. ¿Lo dices por esto?
A: No existe una forma de medirlo. Efectivamente, no es una ciencia.
K: Llegar perfecto es hacerlo muy fuerte físicamente.
A: En mi caso, sí. No sé para otras personas. Para mí sería llegar en el punto más alto en el que haya estado jamás, como fue en Toulouse. Nunca había estado tan fuerte, sobre todo en cuerda. Ese es el objetivo.
K: ¿Y la técnica? ¿Tienes camino por andar en este aspecto?
A: Sí, sobre todo en pequeños matices en bloque. Creo que en cuerda no me hace falta mejorar mucho, aunque algo se puede hacer, obviamente, pero en bloque, sobre todo en las placas tumbadas con el tema de los pies y volúmenes, sí que hay margen ya que para mí es una cosa, entre comillas, nueva. Estoy trabajando mucho en esto. He mejorado, pero aún queda camino.
K: Me parece muy estética la modalidad de bloque.
A: Sí, estoy de acuerdo contigo. Verlo es muy espectacular. Si es una buena compe y bien equipada, es una pasada verlo.
K: ¿Cómo es tu relación con La Sportiva?
A: Empecé con ellos a principios de 2018 [Alberto y La Sportiva acaban de renovar su relación hasta 2023]. Se han portado muy bien conmigo. Para mí es un lujo estar con esta marca que apoya mi proyección internacional. Me apoyan con todo lo que pueden. Me siento muy bien con ellos.
K: ¿Estuviste este año en La Sportiva Rodellar Climbing Festival?
A: No pude ir por tema de competición, pero sí que estuve en otro que hicieron en Siurana, en una prueba de gatos. A ver si este año puedo ir a más eventos de este tipo.
K: Para terminar, Alberto, si te pregunto a quién admiras…
A: Me gusta mucho, además de Ondra, Alex Megos. Recuerdo el día que le conocí en persona. Fue en una prueba de Copa del Mundo. Estuvimos juntos en la final. No hablamos mucho, pero al día siguiente, en Innsbruck, vino a saludarme e hicimos vías juntos. Él no tenía necesidad de hacerlo y juntarse con un chaval de 15 años que acababa de hacer su primera competición internacional. Su trato fue muy bueno desde el principio. Me parece muy buena persona.
K: Yo le conocí en un festival de montaña en el Südtirol. Por la mañana estuvimos en una vía escalando.
A: ¿Has visto el documental que se llama Rotpunkt? Es muy potente. Me recomendaron que lo viera porque hablaba sobre la frustración y la superación. Es de lo mejor que he visto.
K: También The Dawn Wall es sobre esto. Es impresionante. Debería verla todo el mundo.
A: Me gustó mucho más que Free Solo. La de Honnold también me gusta, aunque no comparto en cuanto a la imagen que da de escalada sin cuerda. The Dawn Wall me parece mucho más auténtica sobre lo que es la escalada en roca.
K: Una de las cosas que más me impactó fue la actitud y la fortaleza mental de Kevin Jorgenson cuando se queda atrancado, con toda la presión del mundo, y sobre todo al ver que Tommy Caldwell vuelve a esperarlo durante varios días… ¡Hay que ser muy fuerte mentalmente!
A: Tiene que ser duro, ¿eh? Para mí, eso es la escalada, mucho más que ir sin cuerda. La superación de Jorgenson y la actitud de Caldwell al darse la vuelta para esperar a su compañero… Hasta que el no suba, yo no lo hago.
K: Un placer hablar contigo, Alberto.
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