28 Feb Chris Sharma. Arte en la roca.
Hablar con Chris Sharma ha sido una experiencia realmente especial. Teníamos la sensación de que Chris no era un escalador de método y disciplina, sino alguien en donde la intuición y el dejar fluir eran elementos fundamentales en su forma de entender la escalada. Conforme avanzaba la conversación, estos caracteres hacían acto de presencia. La escalada para él es arte; las vías más duras, esculturas que cuando el escalador descifra su código de secuencia, terminan por explotar.
Artículo publicado en Kissthemountain #29. Laberinto.
Por Kissthemountain. Seotiembre 2018
Kissthemountain: ¿Ya tienes a tu hija en la guardería?
Chris Sharma: Sí, hoy empezó. Mi esposa está muy embarazada, mi suegra tiene el brazo roto, todo el trabajo en el rocódromo… Están siendo días de mucho lío.
K: “No me tomo las cosas tan en serio y no me frustro por tonterías como la humedad de una pared. Me da igual. Yo lo que quiero es escalar y lo voy a hacer independientemente de las condiciones que haya”. Son palabras tuyas en relación a tu falta de tiempo por la paternidad y tu trabajo en el rocódromo [Sharma Climbing BCN].
C: Hace dos años, cuando nace mi hija, cambia todo en mi vida. Tengo mucho menos tiempo libre y esta circunstancia te hace apreciar cada segundo del que dispones, sobre todo cuando consigues ir a la roca. Recuerdo ir a Oliana y encontrarme con unos amigos que pasaban un mes y medio sólo pensando en escalar. Había un poco de humedad en la pared y estaban frustrados y ansiosos. Yo tenía sólo cuatro horas para ir, escalar y luego volver a dedicarme a ser padre y a gestionar el rocódromo. Salir a la naturaleza de vuelta a mis proyectos me hacía feliz independientemente de la humedad que hubiese en la roca. Ese es el contexto de esa frase. Obviamente, cuando estás intentando un proyecto, a veces necesitas las condiciones perfectas, pero todo cambia en la vida al ser padre y tener un negocio. Mis prioridades ya no son las mismas aunque la escalada sea una parte muy importante de mi vida y en la que me centro mucho, pero está en un segundo plano respecto a mi hija y familia. Esto ayuda a cambiar mi percepción y a disfrutar de los momentos libres. En ocasiones, cuando dedicas toda tu energía y das prioridad a sólo una cosa, la tomas demasiado en serio y ni siquiera disfrutas. He visto muchos amigos, como los de Oliana ese día, que estando en uno de los mejores sectores del mundo, estaban frustrados. Ese cambio de perspectiva que tengo ahora te hace revalorar todo…
K: ¿Y te ha hecho más efectivo?
C: En ciertos casos, creo que sí porque hay muchos pensamientos y ansiedades que a veces complican los retos. Ese mismo apego puede desarrollar dificultades para lograrlos. No sé si entiendes lo que te digo. Son proyectos que significan tanto que a veces toda esa conversación interior no te deja estar en el momento y no permite que las cosas fluyan. Si no tienes otros aspectos en la vida, quizás no valores esos momentos. A mí me hace ser más efectivo el hecho de tener menos tiempo libre. Aprovechas cada segundo al máximo. Por otro lado, siempre es difícil cerrar los objetivos porque hay cosas muy importantes por las que preocuparse. En Cataluña tengo cuatro proyectos y es complicado distribuir el tiempo entre todos. A veces tengo la sensación de que no tengo suficiente. Puedo lograrlos o no, pero sé que he aprovechado mi tiempo al máximo porque la calidad de mi escalada en esos días ha sido superior. Cada día trato de sacar el máximo.
K: Te voy a leer otras palabras tuyas en relación a la posibilidad de hacer 9c: “Creo que sí que existe la posibilidad de empujar más los límites en la escalada deportiva y que aún hay espacio para mejorar lo que hemos hecho. Que lo pueda hacer yo o no, ya se verá. Después de hacer La Dura Dura [9b+] necesitaba un par de años para volver a reconectar con la escalada y divertirme. Quería viajar, vivir el lado más espontáneo y artístico, hacer psicobloc, volver a las raíces y a las razones por las que empecé a escalar”. Da la impresión de que tu forma de entender la escalada es diferente a la de otros escaladores como Ondra o Usobiaga. Perdóname si estoy equivocado, pero veo a Adam como a un escalador más de disciplina y a Sharma de instinto, más artístico. ¿Estoy equivocado?
C: Creo que es así. Siempre he dicho que la escalada es una actividad muy atlética, pero no la llamaría un deporte. Es más que eso. La escalada es una forma de vivir. Siempre digo, en inglés, que es un life journey. Todo nuestro desarrollo personal en la vida está mezclado con la escalada y viceversa. Somos diferentes en distintos momentos de la vida y eso se refleja en nuestra forma de escalar. Para mí la escalada es mucho más que un reto de hacer 9b+ o 9c. Tras La Dura Dura, lo normal hubiese sido seguir apretando para superarme. Pero para mí esto es mucho más que alcanzar un grado nuevo. Es lo que lo convierte en algo más que un deporte. Ganar una competición o hacer una vía dura es una muesca más de la vida. Es como respirar. Creo que la escalada para mí es una forma de expresar mi lado creativo buscando vías nuevas, equipando…, una forma de ser espontáneo y divertirme y conectar con la naturaleza estando con los amigos. La escalada tiene que aportar mucho al mundo. Es diferente a los deportes tradicionales.
Tiene un lado místico, rebelde, aventurero, bohemio y, claro, es muy interesante esa función. Siempre he visto esas vías de altas dificultad como esculturas que existen desde hace cientos o miles de años, y cuyo código de secuencia, nosotros los escaladores, desciframos. Es como si una pared cualquiera se transformara en una obra de arte. Son esculturas que toman vida con la interacción humana. Eso es muy diferente a pensar sólo en ganar más fuerza para hacer algo más duro. De hecho, gran parte de mi motivación es la inspiración que sufro cuando veo esas líneas tan bonitas. Secuencias con las presas que han surgido. Dedico mi vida a encontrar esas líneas.
K: Me gusta mucho lo que me cuentas, Chris. Hace poco hicimos una entrevista con Ondra. Nos decía que él había dado un paso adelante para poder hacer una vía como Silence con el trabajo con fisioterapeutas y verdaderos expertos en posturología que tratan de maximizar el rendimiento con un mayor ahorro de fuerza. Veo en ti una filosofía muy antagónica.
C: Sí, Juanmi, mucho más intuitiva. Hay lógicamente muchas cosas que puedo aprender de Ondra, pero cada uno tiene su forma y eso es lo bonito. Al final somos intérpretes de la escalada con nuestro estilo propio. Como humanos nos gusta comparar a uno con otro e intentar ver quién es mejor, pero al final cada experiencia es un mundo diferente. Cada uno tiene su forma de ser. No hay una correcta y otra incorrecta. Pero sí, creo que Adam y yo somos muy diferentes. Mira de qué mundos venimos. Yo soy de Santa Cruz en California, mis padres estaban muy metidos en el mundo del yoga, surf, un poco rollo hippie. Adam, de República Checa. Parece que tenía una estrategia predefinida desde hace diez años… En mi caso siempre ha sido dejar las cosas fluir. Cada estilo tiene sus pros y contras. Es lo que te comentaba antes: es un trayecto de vida con fases en las que entramos y salimos. Esto afecta a nuestra forma de interactuar con el mundo y por supuesto de escalar. Cuando yo empecé con doce años estaba metido en el mundo de la competición y quería ser muy bueno. Ahora también soy ambicioso. Tuve unas lesiones que me hicieron reflexionar mucho. Creo que estoy muy conectado con la escalada de los años setenta y ochenta en California. Gente como Ron Kauk y esta generación. Gran parte de lo que siempre amé de la escalada es que era como un deporte para gente que no encaja en la sociedad, en un ambiente de ser uno mismo. Todo muy dirigido a empujar los límites de la dificultad. Por esto me gusta tanto el psicobloc. Está muy vinculado a lo que es la esencia de la escalada.
Hay una mezcla del hecho de empujar tus límites con un elemento muy abstracto y artístico. Además está la aventura y el mar. Amo el psicobloc y procuro hacerlo cada año porque es como volver a mis raíces, a la base de por qué escalo.
K: ¿Echas de menos tu vida en California como escalador?
C: Estoy muy a gusto en Barcelona. Hay momentos, no sólo por la escalada, que extraño vivir en California. De hecho voy todos los años. Intento imaginarme viviendo allí. Pero hoy en día, con lo complicada que es mi vida entre familia, trabajo y escalada, en Barcelona he logrado un equilibrio muy difícil de encontrar. Eso lo valoro mucho. Aquí escalo dos o tres días a la semana en las mejores paredes del mundo y lo puedo compaginar con mi vida familiar y la gestión de mi negocio, que exige un gran esfuerzo. En California mi vida sería muy diferente. Tendría que pasar mucho más tiempo fuera de casa para poder estar en la roca. Y eso rompería todo el equilibrio. Cada vez que voy me hace consciente de lo afortunado que soy por vivir aquí. Los pilares de mi felicidad, que son una buena vida familiar, estabilidad económica haciendo algo que me gusta y seguir con mis retos personales, están en Cataluña.
K: Sé que estás intentando dar un paso más en tu carrera en cuanto a dificultad. Me gustaría que me contaras estos proyectos y cómo es tu motivación. ¿La encuentras igual que hace tres, cuatro o cinco años…?
C: Mi respuesta es como una continuación a la que te daba cuando me preguntabas sobre La Dura Dura. Hay momentos con picos de motivación en los que quieres apretar muchísimo para lograr esos retos, y otros en los que prefiero dejar fluir. La vida es así, con subidas y bajadas de motivación. Ahora estoy en un momento álgido para empezar la temporada. El objetivo de hacer 9c no es importante para mí. Eso lo tengo claro. Tengo ciertos proyectos que llevo años probando en Cataluña y que me gustaría culminar. Uno se llama Le Blond; otro Perfecto Mundo. Quiero hacerlas. Si son 9b+ o 9c, me da lo mismo. Otra vía importante es esa larga que tengo en Mont-Rebei, en la frontera entre Aragón y Cataluña. Me da igual que sean 9c, aunque no estaría mal. Va también conectado con mis reflexiones tras La Dura Dura. En esos momentos de mi vida, creo que podría haber hecho cosas más difíciles. Mi nivel era más alto que el de esa vía. Creo que la clave en la vida y en la escalada es ir evolucionando mientras tomas tus experiencias anteriores para sumarlas y creer en el próximo sueño. Empezar en boulder y aplicar esos conocimientos en las vías deportivas, o lo que hice después en psicobloc… Dar una vuelta y seguir reinventándome constantemente para que la motivación permanezca intacta. No se trata, en mi caso, de ir repitiendo lo que siempre hacemos. Hacer 9c estaría guay pero es volver a lo mismo. Por otro lado me encanta empujar mis límites y probar vías duras, como Perfecto Mundo u otra que tengo en Santa Lynia. Quizás ésta podría ser 9c. Pero no se trata de eso. Tratar de lograrlo es como un juego conmigo mismo. Buscar el 9c sería repetir de nuevo el mismo proceso. Esa vía de Mont-Rebei recoge todo lo que he hecho en la escalada deportiva y en boulder para aplicarlo a una pared grande. Eso es una evolución en mi escalada mucho más interesante e innovadora.
K: Dar un paso más… Objetivamente, crees que Perfecto Mundo o Le Blonde…?
C: Quizás Le blonde podría ser 9c
K: ¿Es más complicada que La Dura Dura?
C: Puede ser. No estoy seguro aún. Perfecto Mundo creo que podría ser 9b+.
K: ¿Y tu motivación es igual que la que tenías…?
C: Sí, definitivamente. Quiero ponerme a tope para intentar hacerlo. No hay mejor sensación que estar funcionando a tu mejor nivel. A nivel personal, percibir que tu cuerpo responde lo mejor que puede mientras escalas es una sensación increíble. Quiero tenerla y encadenar esas vías. Son proyectos de hace muchos años. Pero hay otros momentos y otros proyectos en la vida en los que ha sido muy interesante aplicar todo aquello que he aprendido e imaginar algo que puede ser posible y luchar para conseguirlo. Es como Sharma Climbing o tener una familia… Son muy parecidos a tener una vía entre manos. Eso son 9b+ o 9c. Son momentos que te obligan a empujar tus límites y ahí es cuando realmente se crece. En esa línea, hacer 9c es interesante, pero es lo mismo que cuando pasas de 9a a 9a+ y de aquí a 9b. Creo que realmente se crece cuando te sales de eso e imaginas algo que te obliga a ir más allá.
K: Eso es lo que hay detrás de Sharma Climbing? Está toda tu filosofía de vida ahí…
C: Sharma Climbing ha sido una expresión de mi visión de la escalada. Estar siempre soñando con ideas y hacer cosas diferentes. La vida es como una balanza en la que hay que poner el disfrute y la lucha. Para disfrutar en la vida hay que luchar. Es parte de la satisfacción. Hay que trabajar para lograr tus retos y disfrutar de ellos. La roca, la vida… Hay que sacar todo nuestro potencial humano. Siempre hay que soñar cosas.
K: Chris, ¿cuál es tu primer recuerdo de la escalada?
C: Mi madre me llevó a un rocódromo en California a principios del 93. Fue amor a primera vista. Pocos meses después, abrieron uno en Santa Cruz y ahí empecé a escalar de verdad. Conocí a mis mejores amigos que lo son aún hoy. Comenzó esa aventura en la que sigo. La misma ola desde entonces. Es curioso. Recuerdo que experimentando con deportes típicos como fútbol, beisbol, surf, era muy torpe. Cuando empecé la escalada fue diferente. Lo entendí de una vez. Esa experiencia de conectar con algo fue muy especial.
K: Me ha gustado mucho entender parte de tu filosofía de viaje por la vida. Quizás ya me hayas respondido a esto, pero quiero preguntártelo. ¿De qué te sientes más orgulloso? ¿Cómo te gustaría ser recordado?
C: Más que de una vía en concreto, ha sido que he puesto mi granito de arena en la escalada con primeras ascensiones y vías difíciles. También de hacerlo de una forma distinta, siempre con una sonrisa. Recuerdo que cuando empecé a escalar estaba de moda cuando alguien caía, gritar y hacer un show formando un berrinche. En el 93 o 94, cuando conocí a Tommy Caldwell y esa gente, hacíamos las vías más difíciles pero pasándolo bien. Yo gritaba en la pared, pero cuando podía ayudar a seguir subiendo, no cuando ya había caído. Las vías que he hecho tienen una estética diferente. Hoy en día estamos en un momento muy interesante en nuestro deporte con los Juegos Olímpicos y su carácter mucho más mainstream. Me gustaría ser una de las personas que ayudan a mantener este deporte conectado a sus raíces. El espíritu de Campo IV y de gente que me impresionaron en su día. Hay que mantener esos valores que han hecho de este deporte algo único.
Lo especial de nosotros es que no somos como los otros. Ese ha sido uno de los motivos por los que me enamoré de la escalada. No te comparas con otras personas, sino que buscas tu propio camino en la naturaleza. Compartir esas experiencias a través de vídeos, fotos y revistas también ha sido muy importante para poder inspirar a más gente. Espero haber contribuido positivamente.
K: Me ha encantado hablar contigo. Creo que me has dado una visión más romántica y artística de la escalada. He disfrutado especialmente con el símil que me has hecho de que una línea es como una escultura en la roca que está esperando a nacer con la interacción del escalador…
C: Para hacer más completo eso que te comentaba te diría que es como una escultura interactiva y que la escalada tiene que ser como performance art, como una coreografía de un baile… Es curioso. De los mejores momentos que he tenido escalando han sido cuando he estado sólo con algún amigo sin testigos. Son momentos muy especiales, pero a través de las herramientas como el vídeo o la fotografía, se puede completar esto y compartirlo con el resto. Están los dos lados: el personal como experiencia, pero también el de comunidad que exige compartirlo. Éste también es fundamental. Es como un músico que hace una obra maestra… Es necesario que lo grabe y lo transmita al mundo. No hacerlo sería una experiencia increíble para él y los que le rodean, pero grabar ese disco hace que todo culmine. Es la última parte del proceso para que quede en la historia.
K: Dime algún vídeo que te guste especialmente para ponerlo…
C: En nuestro canal Youtube, Sharma Channel, tienes alguno de Pont d’Arc. Son muy especiales.