Clàudia Tremps. Vista larga, paso corto

Clàudia_Tremps. Trail running

Clàudia Tremps. Vista larga, paso corto

 

 

Clàudia Tremps nació en 1996. Aunque es una chica joven, su nombre lleva ya sonando unos años en las carreras de ultradistancia. La atleta catalana corrió hace siete años su primera carrera de montaña y enseguida quiso apostar por lo largo. Desde el principio, sentía que iba a ser capaz de rendir bien durante horas subiendo y bajando montañas, de día, de noche, en días soleados o bajo la lluvia y la nieve. Aprendiendo y superándose día a día, Clàudia, estudiante de arquitectura, atesora muy buenos resultados a nivel nacional e internacional. Hoy charlamos con ella, poco tiempo después de haber entrado en segunda posición en la meta de Transgrancanaria 2021.

 

Texto:  Álex Colomina

 

Kissthemountain: Hola, Clàudia. ¿Qué tal estás? Enhorabuena por ese segundo puesto en Transgrancanaria. No es fácil llegar en forma a una carrera de tanta exigencia con toda la incertidumbre de si se podría competir o no.

Clàudia Tremps: Hola Álex. Han sido unos tiempos duros mentalmente. Cuando tienes un objetivo marcado vas a por él, piensas en ponerte el dorsal y en llegar a tope a la salida. Este invierno no ha sido para nada así. Tuve la suerte de que en octubre pude competir en 100 Miles Sud de France. Después ya se volvió a liar otra vez con el Covid. En diciembre, estaba muy ilusionada entrenando y pensaba que se iba a hacer Transgrancanaria, pero luego se fue complicando la cosa, se iban cancelando carreras y ya empecé a dudar… Me convencí de que no se iba a celebrar para no llevarme una desilusión a última hora. 11 o 12 días antes de la carrera publicaron que se corría y me entró un poco de pánico [Risas]. Normalmente, un mes antes de una prueba empiezo a planificarla, a mirar tiempos, perfiles, nutrición… No había parado en ningún momento por si acaso. Mi entrenador, Rubén Bona, y mi preparador físico, Josh Ricart, me decían que no podía dejar de entrenar porque la carrera no estaba anulada. Estaba preparada físicamente, pero mi mente no estaba en fase de carrera.

K: Es lógico. Al final cuesta moverse con tanta incertidumbre. Llegó el día en el que confirmaron que se iba a correr y ya tenías que volver a estar enchufada. No nos queda otra que saber adaptarnos.

C: Claro, eso es. Iba viendo que se estaban aplazando algunas carreras de abril al otoño. Era inevitable pensar que en Transgrancanaria podía pasar. Fue una locura. Tenía mucho trabajo de la universidad, 10 días de nervios, preparar todo, dormir poco… Un poco caos. Pero al llegar a Canarias pude descansar bien y estar tranquila hasta el día de la prueba.

K: ¡Y salió muy bien! Un segundo puesto en la prueba de 129K es un resultado de mucho prestigio. ¿De dónde viene Clàudia? He leído sobre tus orígenes en tu página web y veo que llevas haciendo varios deportes desde muy pequeña.

C: Estoy relacionada con la montaña desde niña. Iba con mi abuelo a andar un poco por zonas cerca de casa y a los tres años ya empecé a practicar esquí alpino. Mis padres son unos grandes aficionados a este deporte. A los 8 o 9 años empecé a montar a caballo y escogí la disciplina de raid, que son carreras por la montaña a caballo. No me gustaba estar encerrada en una pista con el animal, sino disfrutar de la naturaleza. De los 10 a los 16, también hice trial en moto. A los 18, empecé a correr. Antes lo odiaba. En las clases de educación física del colegio siempre intentaba no correr y escaquearme [Risas].

K: No eres la primera corredora ni el primer corredor que me lo dice.

C: Hoy justo me he encontrado a un profesor cuando estaba en la pista de atletismo corriendo y no se creía todo este proceso. Empecé a hacer carreras cortas en 2014 y en 2015 corrí mi primera carrera de 50K. 

K: ¿Cuál fue tu primera competición?

C: L’Esquella de Pardines, en su primera edición. El recorrido fue secreto hasta el día antes. Esta carrera discurre por la zona del Taga. Mi pueblo, Ogassa, está en una vertiente de esta montaña, y Pardines está en la otra parte. Me hacía especial ilusión correrla. 22K con 2.200 metros de desnivel positivo. Para ser mi primera carrera, fue dura. La salida era a las 16 horas. Corría con una amiga y decíamos que a la hora de cenar habríamos acabado. ¡Tardamos 6 horas!

K: La semana siguiente te acordarías de la carrera a nivel muscular.

C: No te creas… Tenía 18 años y me acuerdo de que eran las fiestas de mi pueblo. Después de la carrera, allí que fuimos. Los siguientes días podía andar normal [Risas].

 

 

 

K: ¿Qué te llamó para ir a esa carrera? ¿Por qué quisiste empezar en esto?

C: En realidad todo fue porque tenía un perro y empecé a salir a correr con él. Pasé por el proceso típico de salir a la montaña y trotar en las bajadas. Después vas haciendo actividades largas cada vez más rápido. Me gustaba mucho ir a la zona de Vallter y hacer Bastiments, Pic de la Dona… Es un entorno precioso. Más que correr, subía andando y trotaba cuesta abajo. Una amiga que había corrido su primera media maratón un mes antes me dijo que iba a correr y si quería ir con ella. Así fue, y hasta hoy.

K: ¿Cuándo llegó la ultradistancia?

C: En las carreras cortas se corría muy rápido. Sentía que en una carrera más larga, por mis características, me podría ir mejor. Me gusta superarme, inventar y buscar nuevos retos. Siempre quiero más. Estábamos en 2015 y salía de una lesión. Aún practicaba raids. Me cayó el caballo encima en una competición y me rompí el pie. Fueron tres meses con muletas, escayola y todo eso. Era junio, estaba de exámenes y empecé a correr otra vez. Tenía muchos nervios sobre si iba a poder hacerlo. Era una sensación rara. Sentía que nunca me había gustado correr y en cambio sufría por no poder hacerlo. Hice tres medias maratones en los siguientes meses y fui a los 50K del Trail de Bisaura, mi primera carrera larga. Después, en 2017, corrí Pels Camins del Matxos, en Torelló, el pueblo donde he vivido siempre hasta que me fui a Ogassa. Me hacía ilusión correr por las zonas donde entrenaba a caballo. Eran 63K y yo misma me sorprendí de lo bien que aguanté toda la carrera. Después de aquella competición, me animé a hacer Celestrail en Andorra. Aquel año hice sexta y mi sueño era poder llegar a cruzar primera la línea de meta. Al cabo de tres años, la gané. 2017 fue un año de locos. Hice un montón de carreras. Era el momento de buscar un entrenador para poner un poco de orden. A final de esa temporada ya me sentía capaz de preparar y correr una ultra. Encontré la de 112K del evento 100 Miles del Sud de France y gané. Empecé con mucha motivación en el mundo de la ultradistancia con esa victoria.

 

 

 

K: El octubre pasado corriste tus primeras 100 millas. ¿Las gestionaste bien? ¿Fue mucho más duro que lo que habías hecho hasta entonces?

C: Cada carrera es un mundo y una gran experiencia. Siempre te pasan mil cosas y no se puede controlar todo. Fue una competición durísima por las condiciones meteorológicas. La conocía porque tres años antes había hecho la carrera de 112K, y lo único distinto eran los primeros kilómetros.

K: No siempre es bueno repetir carreras, por lo menos para mí. En larga distancia, siempre he disfrutado más corriendo por lugares nuevos. Posiblemente es por mi visión de las carreras y por no ser excesivamente competitivo. Si sólo buscara el rendimiento, quizás preferiría conocer y haber hecho antes todos los tramos del recorrido.

C: Pienso que cuando vas a buscar un buen resultado sí que es importante conocerlo. Mis primeras 100 millas las cogí con muchas ganas. Iban a ser las de UTMB, pero en 2020 se suspendió. Había cumplido los entrenamientos y llegaba bien de forma. Tenía muy claro lo que quería hacer en aquella carrera. Pretendía ir delante. Por eso reconocí en tres días distintos los últimos 100 kilómetros del recorrido. Las condiciones meteorológicas no jugaron a nuestro favor. Lluvia, viento, frío, nieve…. El día antes hizo un tiempo estupendo. Estuvimos tumbados en el césped, pero a las seis de la mañana ya estaba lloviendo. Tocó salir bajo el agua. No había ningún pronóstico de que la precipitación parara en toda la jornada. Durante la carrera iba la primera y eso motiva. Sin parar de llover, llegaba la noche. Empezó a nevar en las cotas altas del recorrido. Se me quedaron las manos heladas. Lo pasé realmente mal y estuve dos horas sin comer ni beber. Iba sola y no podía coger nada de la mochila. En una bajada, se me echaba definitivamente la noche encima. Casi no veía. Por detrás se acercaba una luz. La esperé para pedirle que me sacara el frontal de la mochila y me lo pusiera en la cabeza ya que yo era incapaz con las manos así.

K: Alguna vez he tenido esa sensación de frío en las manos y de no poder hacer nada con ellas.

C: Entré en la noche con mucho frío. Lo pasé realmente mal. En el kilómetro 110 me empezó a doler mucho una espinilla. Me resbalé en la nieve y me di un golpe con una piedra. Tengo una foto sobre el kilómetro 115 que me impresiona, con la cara desfigurada… Estaba congelada. En las bases de vida no permitían hacer asistencia dentro, pero sí fuera. Yo tenía la furgoneta y podía avituallarme en ella. No quise entrar porque sabía que, si me metía, ya no saldría. Estuve un rato fuera tapada con mantas y el nórdico. Fueron 10 minutos así hasta empezar a ver el sol. Quedaba atrás la noche y empezaba a levantar el día. Era el momento de seguir. Necesitaba ver el sol después de 24 horas de correr lloviendo, nevando y helada. Fue muy duro. La experiencia de un viaje tan largo, de 29 horas sola… Sacaba mucha ventaja a la segunda y no tenía que preocuparme. Al tener tanto margen me relajé y fui disfrutando lo que quedaba hasta meta. Poder ir en manga corta fue un premio. Estaba planeado hacer menos tiempo, pero fueron condiciones muy duras y las circunstancias llevaron a eso. Mereció la pena y lo volvería a hacer.

K: Esos días quedan para siempre y te dan una experiencia brutal para otras carreras, para seguir mejorando y saber moverte en cualquier tipo de condiciones.

C: Yo también pienso eso.

K: ¿Hacia dónde estás viendo evolucionar el mundo del trail desde que tú compites?

C: He visto muchísimos cambios, sobre todo, después del confinamiento. Sigue siendo un deporte minoritario, pero a día de hoy me da la impresión de que todo el mundo quiere correr. Hace unos años empezó a haber un montón de carreras. Todos los fines de semana se celebraban competiciones en un sitio u otro. Esto hace que el deporte crezca. Los medios de comunicación apuestan por nuestro deporte no sólo en España, también a nivel europeo. Cuando viajas, lo ves. En 10 días me voy a Argentina, a correr  Patagonia Run [Pocos días antes del cierre de la edición de este número, Clàudia tenía que renunciar a su participación por la crisis sanitaria]. Dicen que allí hay un ambientazo y que todo el mundo está volcado con el evento.

 

 

Después del confinamiento, veo que muchísima gente quiere competir y poder volver a planificar mejor los objetivos. Como hay menos carreras, las inscripciones vuelan. Que el deporte crezca tanto creo que nos beneficia a los deportistas de élite. Sirve para que se valoren más los resultados. Por ejemplo, tras hacer segunda en Transgrancanaria, estaba cenando y me empezó a llamar gente diciéndome que había salido en televisión, en las noticias. Hace un tiempo era impensable, y ahora cada vez se da más visibilidad al trail. En Transgrancanaria, retransmitieron el evento y tuvo muchísima audiencia. ¡Chapó para la organización por sacar eso adelante! Seguro que no fue nada fácil, porque no es como televisar en un circuito de motos o en un campo de fútbol, ya que hay muchísima superficie por cubrir. Ojalá esto sea el futuro y se sigan retransmitiendo los eventos importantes.

K: ¿Qué persigues mientras corres?

C: Me gusta llevar la mente en blanco. En entrenamientos de intensidad o series en llano no me da para pensar en nada, pero cuando salgo a la montaña, sí. Muchas veces dedico tiempo a darle vueltas a temas de la universidad. Corriendo se me ocurren cosas interesantes: distribuciones para una habitación, tareas, proyectos… Entrenando muchas veces me ilumino. En las carreras intento pensar en lo que voy a hacer en cada avituallamiento. Estoy muy enfocada en el momento. Me gusta mucho que me den referencias de los demás corredores y hago mis cálculos de tiempo. Seguir, avanzar y no pensar en el final de la carrera, sólo en el siguiente avituallamiento. Para mí eso es la clave. 

K: Hoy en día, se da bastante importancia a las redes sociales, patrocinios y ayudas. Corres con el equipo ASICS. Más allá de lo estrictamente deportivo, ¿Cómo te mueves en el mundo virtual?

C: Con ASICS estoy perfecta. La verdad es que me tratan muy bien. No me puedo quejar de nada. Nos equipan de una manera genial y su gama de productos de trail está evolucionando mucho. ¿Tema redes? Hace dos años pensaba que tenía que publicar cada día y hacer muchos posts. Ahora no tengo tanto tiempo. Antes salía a entrenar y cada día tenía que buscar un sitio para hacer una foto y colgarla. No quiero eso. Yo tengo mis entrenamientos y es a lo que quiero dedicarme, no a ser instagrammer. Pretendo ser una atleta. Soy activa con las redes, pero no quiero que condicionen mis obligaciones. Este año está siendo complicado porque quiero terminar la universidad y llevo muchas asignaturas adelante. Los patrocinadores no me piden un número de publicaciones, pero para mí es algo recíproco. Si yo me siento bien y apoyada, no me cuesta. Siempre he sido así. Si alguien confía en mí, yo directamente confío en esa persona. Tengo claro que quiero un espónsor que me vaya bien, y no voy a estar con nadie a toda costa por tener una ayuda. Mi primer patrocinador fue Sixpro, una vaselina natural que siempre me ha ido genial. No quiero ser una persona en las redes sociales y otra cara a cara. No puedo vender algo en lo que no creo.

 

 

 

K: Estoy completamente de acuerdo en lo peligroso que es, a muchos niveles, crearse un personaje distinto en las redes sociales.

C: A veces te cruzas con algún referente y no te saluda, o con gente con la que hablas en las redes y luego cara a cara son personas muy distintas. Yo no quiero eso. Siempre he saludado a la gente con la que me cruzo, y aunque gane carreras importantes voy a seguir siendo la misma. Nunca voy a ir de la mano con una marca que no me cuide. Quiero sentirme bien con ellos.

K: Para acabar… ¿Sueños, proyectos a medio plazo?

C: Para empezar, este año no tenía programado ir a Patagonia y dentro de nada voy para allí. 100 millas. ¡A ver si esta vez no llueve! [Risas]. Espero que se pueda correr UTMB 2021. Es un sueño para mí. Quiero estar en la línea de salida e intentar hacerlo lo mejor posible. Tengo muchas ganas, conozco el recorrido, ya he participado en TDS, en CCC, y el año pasado hice el Tour del Mont-Blanc en cuatro días. Pensando más allá, en unos años, me gustaría optar a ganar esta carrera. Son palabras mayores. Nunca sabes cómo te vas a encontrar el día clave. Al final, no puedes controlar todo y hay cosas que no dependen de ti. No siempre tienes un buen día y puede haber alguien mejor, pero me gustaría poder pelearlo.

K: Como todo en la vida, si no lo intentas seguro que no lo consigues.

C: Exacto.

K: Gracias Clàudia. Un placer hablar contigo. Seguro que te va muy bien la temporada.

C: Igualmente, Álex. Muchas gracias a ti.

 

Objetivos, ilusión, trabajo duro y constancia. Pocas palabras más hacen falta para describir lo necesario en el mundo de los deportes de resistencia. Con unos buenos cimientos se puede subir muy alto. Paciencia y corazón. Todo llega. Clàudia tiene las cosas claras. Quiere entrenar y seguir mejorando a diario, pero siempre sin levantar los pies del suelo. Nunca debemos olvidar nuestros orígenes, pues guiarán los pasos de nuestro camino. Avanzar siempre, con vista larga y paso corto.

 

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