15 Abr Dani Fuertes. Mitomanía.
Artículo publicado en Kissthemountain #32. Eternidad.
Por Kissthemountain. Diciembre 2018
N
o me mueven las vías por su dificultad, sino por lo que significan y han significado para la historia de la escalada”. Esta es una de las ideas que Dani ha dejado bien clara durante el transcurso de esta charla, y que para nosotros dice mucho de su forma de entender una actividad, la escalada, alrededor de la que gira toda su vida. Dani es un mitómano de las vías más clásicas. El entrenamiento queda en un segundo lugar si puede estar allí donde más disfruta: en la roca. Primero con sus padres y hermano, después con amigos y con su pareja, ahora, probablemente, con su recién nacida hija.
Kissthemountain: ¿Has estado escalando este fin de semana?
Dani Fuertes: Tuve una competición el sábado en Zaragoza.
K: ¿Cómo te fue?
D: Muy bien. Era un maratón de boulder en el que había 55 bloques. Estoy muy cansado ahora. Acabas reventado. Hice quinto al final, pero esto es lo de menos. Hubo mucha gente y ambiente. Estuvo genial.
K: Tu profesión es la de bombero, ¿verdad?
D: Sí, desde 2006. En mayo haré 13 años.
K: Dani, nuestra intención es conocer cómo entiendes tú la escalada y cuáles son los pasos que te han llevado al lugar que ocupas. Antes de entrar en qué andas metido ahora, me gustaría hablar de tus comienzos. Creo que solías ir con tus padres a escalar.
D: Vengo de familia montañera de toda la vida. Mis padres han estado siempre en el monte. Desde que nací, y al año siguiente mi hermano Nacho, hemos salido a la montaña en vacaciones y fines de semana. No empecé a escalar hasta que yo tenía 14 años y mi hermano 13. Nos enseñaron nuestros padres, Javier y Maribel. Los primeros años sólo escalábamos con ellos. Nunca nos presionaron para hacerlo. Nos inculcaron, aparte de los valores del montañismo, su forma de ver la escalada, que es como la entendemos ahora nosotros. Mis comienzos fueron así. En Morata, en Zaragoza.
K: ¿Haces también alpinismo?
D: En sí, no. Suelo hacer algo de montaña en verano. Excursiones, tresmiles por el Pirineo, pero lo que es alpinismo de invierno, no. Al menos de momento. He probado otras disciplinas como la escalada en hielo… No me atrae tanto, pero en un futuro seguramente algo haremos.
K: Cuando empiezas, ¿te apuntas a algún rocódromo o club?
D: No, en aquella época no existían prácticamente ese tipo de instalaciones. Empezamos un 12 de Octubre, día del Pilar. Fuimos mi hermano, mi padre y un amigo a Riglos, a una vía que es gran parte andando y dos o tres largos de escalada. Tanto a mi hermano como a mí nos gustó un montón. Desde ese día le pedíamos a mi padre que nos llevara los fines de semana a Morata. Al segundo año de escalar, con 15 para 16 años, unos amigos nos enseñaron un pequeño rocódromo que tenían en el Club San Jorge. Nos encantó y empezamos a ir un día entre semana. Pero nosotros comenzamos en la montaña. No es como ahora que la gente aprende en el rocódromo y luego conoce la roca. O algunos ni siquiera eso. Antes era muy diferente.
K: No eres mucho de rocódromo, sino más bien de roca.
D: La verdad es que es así. Entrenar me gusta poco, aunque soy consciente de que es un instrumento para ponerte fuerte muy rápido. Yo no lo utilizo con este objetivo, sino para hacer algo cuando no tengo opción de poder salir a roca. No puedo estar tres o cuatro días parado por el mal tiempo. Si no puedo salir, sí que voy a un rocódromo que construí yo mismo.
K: Eso me decía Javipec [Fotógrafo de escalada colaborador habitual de Kissthemountain]. La semana pasada le llamé para que me contara aspectos sobre ti.
D: ¿Te habrá dicho cosas buenas, no? [Risas].
K: Me contó poco. Le pillé muy liado en Barcelona donde andaba con Chris Sharma.
D: El viernes estuve yo también con ellos.
K: Ahora que hablamos del valor que le das al entrenamiento y de Chris Sharma, quería conocer tu opinión sobre algo. En los últimos meses hemos realizado entrevistas con Chris Sharma y con Adan Ondra. Vemos en Ondra, o incluso en Patxi Usobiaga, a escaladores de método en donde el entrenamiento y el trabajo con fisioterapeutas especializados en el movimiento del cuerpo humano parecen esenciales en su evolución. En Sharma, creemos que es algo diferente. No sé… Nos da la impresión de que es un escalador más de instinto con un punto de vista mucho más romántico de la escalada. Chris nos decía que él veía esas vías de alta dificultad como esculturas que existen desde hace cientos o miles de años, y cuyo código de secuencia los escaladores tratan de descifrar. Me gustaría saber por dónde transita tu forma de ver la escalada.
D: Para mí la esencia de la escalada es la roca, el medio y los amigos que te acompañan. Entiendo que el entrenamiento es algo que está ahora muy en auge y que mucha gente le dedica gran cantidad de horas. Es lo que te decía antes. Para muchos, el primer contacto con la escalada es el plástico, el entrenamiento, las series… El otro mundo no se conoce hasta más tarde. Ya te decía que para mí fue justo lo contrario, y esto ha marcado mucho mi forma de ver este deporte.
Entiendo que para un gran número de escaladores el entrenamiento es importante, pero creo que casi hablamos de dos tipos de disciplinas diferentes. Por un lado, la escalada romántica en roca, y por otro, el mundo del entrenamiento y la competición. Hay escaladores de copa del mundo que no escalan en roca. En el último viaje que hice a Estados Unidos conocí a un chico súper fuerte que vimos probando un 9a. Nos contaba un amigo que era la primera vez en su vida que salía a la roca. ¡Y estaba haciendo los pasos de un 9a! Es indicativo de cómo ha cambiado todo. Para mí la escalada es mucho más que un deporte o que unos resultados deportivos. Ahora estoy probando La Rambla en Siurana [9a+]. Es el grado máximo que he conseguido hacer. Al igual que me pasó con No pain no gain [primer y único 9a+ de Dani], yo no quiero hacer La Rambla porque sea 9a+, sino porque es La Rambla. Ojala fuera 8c pues ya la habría hecho. No me mueven las vías por su dificultad, sino por lo que significan y han significado para la historia de la escalada. En ese sentido se puede decir que soy mitómano con las vías. Me gustan las clásicas que han marcado la evolución de la escalada.
K: Un coleccionista de vías.
D: Prefiero elegir mis objetivos por el nombre que tienen más que por el grado. Ahora hay muchos 9a en el mundo, y hay mucha gente que escala esa dificultad. Pero cuando alguien habla de Action Directe, se refieren a Action Directe, no al 9a que hay en Frankenjura. Lo mismo con la Rambla. Es La Rambla, no un 9a+ que hay en Siurana. Otras vías no se conocen en la historia, son simplemente números. Esas me interesan menos.
K: Ahora que me hablas de La Rambla… ¿Te llegas a obsesionar con un proyecto? ¿Eres capaz de dedicarle mucho tiempo a esta vía? ¿Me explico?
D: Sí que soy capaz de dedicar mucho tiempo a un proyecto, pero sin obsesionarme. Puedo ir 50 días a La Rambla y estar motivado cada uno de ellos sin sentir una gran presión. No por ir muchos días dejo de disfrutarlo. Nunca escalar una determinada vía u obtener un resultado en una competición han sido para mí una obsesión. ¿Por qué? Porque mi manera de entender la vida es escalando. Si no es en un proyecto será en otro. Si salgo de una lesión y no estoy en forma disfruto igual dando pegues en un W8a que en un 9a. Disfruto estando debajo de una vía intentándola independientemente del grado. Por eso no me obsesiono por el resultado. Para que te hagas una idea: a mí competir se me da mal, pero siempre me ha gustado porque es escalar y por tanto disfruto. He competido más de 20 años en mi vida y prácticamente nunca he conseguido un buen resultado. Pero esto me ha dado igual. Voy a las competiciones porque me divierten. Si hubiese ido a buscar un resultado, lo habría abandonado. Luego la he ido probando con los años hasta que por fin he tenido la experiencia, la técnica y la fuerza.
El año pasado y el anterior estuve centrado en ella. Era como cerrar un círculo. Un proyecto de ensueño que abrimos cuando éramos unos críos, algo futurista que pensábamos que era imposible…
K: Me decías que 2018 ha sido malo. ¿Por qué?
D: Porque las condiciones para escalar no han sido buenas. Si te fijas pocos han hecho algo en España. El invierno fue muy malo, con mucho frío y viento; en primavera llovió muchísimo; en verano hizo mucho calor combinado con tormentas… Pensábamos que el otoño iba a ser mejor, pero ha sido horrible. Dicen que el más lluvioso en los últimos 50 años. Además he sido padre. Ha sido un buen año para serlo, porque ha sido malísimo de condiciones. [Risas]. Para mi pareja, Silvia, que también escala, igual.
K ¿Cuándo fuiste padre?
D: Hace tres meses.
K: ¿Cómo lo llevas?
D: Muy bien. Estamos muy contentos los dos.
K: Quita tiempo…
D: Ya te contaré. De momento no porque desde que la cría tenía tres semanas hemos estado saliendo. Creo que hemos dormido más días en auto caravana que en casa. En Enero, cuando Silvia vuelva a trabajar, supongo que entre semana podré escalar menos. Pero con ganas, y los dos las tenemos, saldremos lo mismo. Tendré que entrenar más a mi pesar, pero bueno…
K: ¿Es niño o niña?
D: Niña. Se llama África.
K: ¿Estaba en La Sportiva Rodellar Climbing Festival cuando te vi?
D: Sí, tenía tres semanas.
K: Me gustó mucho el ambiente. Mucho golfo por allí…
D: Mucha fiesta, ¿no? Yo me tenía que ir pronto a la cama. [Risas].
K: ¿Qué esperas para 2019? Ya me has contado que La Rambla. También que más que el grado te importa que la vía sea clásica y bonita. Pero no sé… ¿Te planteas dar un paso más adelante o no es ese tu objetivo?
D: De momento, en 2019, el objetivo es La Rambla. A ver cómo viene el invierno de condiciones y lo que puedo ir. También tengo un par de viajes pensados. Queríamos ir a Grecia en Abril y a Estados Unidos en Octubre, pero vamos a ver cómo nos desenvolvemos con la cría y si se adapta a los viajes y a este tipo de vida en general. También que se vuelva a poner fuerte mi pareja y hacer lo de siempre: ir a proyectos juntos al mismo sector, pero ahora los tres.
K: Cuéntame de estos viajes.
D: El de Grecia es para conocer una zona nueva que se llama Leonidio donde no he estado. Sería para escalar a vista sobre todo. Y si al final voy a EEUU sería a una zona que ya conozco, Red River Gorges. Ahí tengo dos o tres vías de 8c+ que quiero hacer. He estado ya cuatro veces y me gustaría centrarme en ellas.
K: Lo del 9b no es algo que quieras por el momento.
D: Lo he pensado alguna vez, pero no me obsesiona. Tengo alguna vía en mente en Rodellar y en algún otro sitio. Este año probaré un poco, pero no me quita el sueño.
K: ¿Te ves preparado para hacer 9b? ¿Crees que te falta algo? ¿Es una simple cuestión de entrenamiento?
D: Esto lo he hablado mucho con un gran amigo, Dani Moreno. Creo que si me lo propusiera y me centrara con un entrenamiento planificado, tendría opciones para ponerme mucho más fuerte de lo que he estado nunca. Tendría seguramente dos picos al año de un estado de forma brutal que no conozco. Pero siempre he preferido estar un poco más flojo, entre comillas, y poder escalar todo el año, que sacrificar tres o cuatro meses de sólo entrenar buscando dos meses con un estado de forma excepcional. Me lo paso mejor entrenando en las vías que en el panel. Y esto es lo que he priorizado siempre.
K: Funciona así, ¿no? Necesitas meses de entrenamiento duro para buscar un par de picos de forma al año…
D: Sí, es como en otros deportes. Para ganar la medalla de oro en 100 metros lisos no vas a la pista a correr esta distancia todas las tardes. Tienes que llevar un entrenamiento planificado durante meses o incluso años para que cuando llegue el día de la competición estés en tu pico. Extrapolándolo a la escalada, significa que vas a tener que estar cuatro o cinco meses entrenando mucho en el panel y que cuando llega el momento de roca, en fin de semana, estés muy cansado por la gran carga acumulada. Eso lo he sacrificado por mi forma de entender esto. Nunca me ha motivado. No sé si para siempre, pero de momento ha sido así. Quizás a partir del año que viene, que podré salir menos a la roca, me planifique más el entrenamiento. Será una motivación nueva. Pero quién sabe. Ya te contaré la primavera que viene.
K: ¿Cómo crees que puede afectar la edad? Ya no eres un crío, está claro. Tienes 38 años. ¿Piensas que se te puede pasar el momento para dar ese giro a tu forma de entender la escalada y proponerte dar un paso más hacia el 9b?
D: No creo que se pase el momento por la edad, sino por mi forma de entender este mundo. Ahora quizás voy a entrenar más porque voy a poder salir menos a roca. Igual me pongo muy fuerte y me da por pensar qué hubiera pasado si hubiese conseguido este estado con 25 años. ¡Pero es que no me apetecía! Ahora sigue sin hacerlo.
No voy a hacer algo que no deseo por conseguir un resultado deportivo. Lo que haga será porque me motive y me apetezca. Ojo, a mí me gusta bajar al tablón o hacer bloque con amigos. No tanto los entrenamientos planificados que exigen una rutina y sacrificar días de escalada porque toquen series. A veces he ido al plástico solo y me he vuelto. Me gusta estar con mis amigos. Hay gente que hace boulder o se va a escalar sin compañía. Esta no es mi forma de entender este deporte. En mi vida he ido a escalar solo.
K: Te entiendo, pero ¿piensas que físicamente, con 38 años, estás igual que con 30?
D: Creo que sí. De hecho, mis mejores resultados han llegado a partir de los 30. Las vías más duras las he hecho desde entonces. Fue el año pasado cuando logré mi primer 9a+. Además está la evolución de este deporte. Cuando yo empecé a escalar no existían los mismos métodos de entrenamiento, ni los mismos paneles. No había avanzado tanto la escalada ni los materiales. Las promociones que vienen ahora lo tienen más fácil en este sentido. Este deporte se ha estudiado mucho más. También ahora hay muchas vías duras para progresar más rápido, o más competiciones si es esto lo que te motiva. Antes había menos recursos. Por eso quizás he alcanzado mi mejor estado de forma pasados los 30. Cuando tenía 22 años, en Aragón igual sólo había un 8c, y ahora hay más de 100 vías por encima de este grado. Un crío que esté fuerte ahora, con 20 años, tiene muchas más opciones.
K: ¿Crees que este deporte puede estar cerca de alcanzar su límite? ¿Se puede avanzar mucho más allá de Silence [Primer 9c de la historia] de Ondra?
D: Claro que sí. Creo que es un deporte muy verde todavía. Ondra dice que le ha costado mucho hacerla, pero no creo que haya sido tanto. ¡Si la ha hecho prácticamente en dos viajes! ¿Qué no podría hacer una persona como Ondra o Alex Megos si se dedicaran en concreto a una vía, entrenando para ella y probándola durante dos años? Dawn Wall es la big wall más difícil del mundo. A Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson les costó siete años hacerla. Ondra la hizo en 15 días. ¿Qué pasaría si Ondra dedicara siete años a un proyecto? Queda mucho por andar. Ahora hay críos con 13 años que hacen 9a. Han batido los records de precocidad de Ondra. Cada vez se escala más. Hace 20 años había en España tres personas que hacían 9a y ahora hay 40. El primer 9a se logró hace 25 años. Creo que este deporte está aún muy verde. Ahora vas a los sectores y ves niñas que hacen registros de escaladores profesionales. ¿Qué no podrán hacer estas niñas y niños si los coge a tiempo un centro de alto rendimiento y tecnificación?
K: Y luego están las chicas, irrumpiendo con una fuerza bestial. ¿Por qué crees que es? ¿Quizás este deporte es ahora más técnico que físico?
D: No creo. El componente técnico juega el mismo papel que hace unos años. Lo que pasa es que ahora las chicas tienen mucha fuerza en determinados estilos. La Rambla, por ejemplo, es una vía de resistencia y con un bloque final de canto pequeño. Las chicas que la prueban, en el bloque de arriba se agarran en los cantos pequeños de una manera increíble. Es técnico, pero influye mucho la fuerza.
Quedarte en un canto pequeño es puramente una cuestión de fuerza en los dedos y de peso corporal. No es que las chicas estén ahora escalando mucho grado porque influya más la técnica. Ni mucho menos. De hecho, antes las vías eran más técnicas que ahora porque sólo se escalaba en placas. Los desplomes son de 20 años a esta parte. Las escuelas de moda de hace años, como Céüse o el Verdón, eran de placa pura y dura, donde lo que más contaba era la técnica. Casi se puede decir que el desplome es de este siglo. Ahora, igual que pasa en la sociedad, la mujer tiene mucha más oportunidades. Hay más mujeres que escalan que antes. Antes si había 100 escaladores, había una escaladora. Ahora de 100, igual son 40. Es más fácil encontrar mujeres fuertes. Y esto implica evolución. Mira Janja Garnbret, la eslovena, que es casi mejor competidora que los tíos. Lo gana todo. Es impresionante.
K: ¿Qué escaladores han sido para ti una fuente de inspiración e incluso lo siguen siendo?
D: Muchos, Juanmi. Todos los escaladores que viven la escalada como la veo yo. Chris Sharma me inspira. También Dani Andrada o Adam Ondra. Ese tipo de personas que lo viven de esta manera me inspiran mucho más de lo que puede hacerlo, por ejemplo, Jakob Schubert, que es un excelente escalador. Me inspiró muchísimo la actividad que hicieron Tommy y Kevin en Dawn Wall. Acabo de leer el libro y me ha encantado. Hablo de Push. Si no los has leído, deberías hacerlo. Es una manera de ver la escalada que a mí me gusta mucho.
K: ¿Cómo te gustaría que se recordara a Dani Fuertes dentro de unos años, cuando ya no estés al más alto nivel?
D: Como alguien que disfrutaba en los sectores y estaba allí escalando o abriendo vías, y siempre gozando de cada pegue. Ahora probando novenos y cuando tenga sesenta años espero que octavos. De la misma manera y con la misma ilusión. Más que por las vías que haya hecho, me gustaría, ya no que se me recordase, sino que se me viese disfrutar de cada cosa que hago, sea una vía larga o probando un 8a a vista o un 9a. No me gustaría que nadie me recordase como un tío enfadado porque no le sale una vía.
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