18 May DYNAFIT DNA. Trail running race outfit
Texto por Kissthemountain
Pensaba que hoy no me dejarían salir a disfrutar de los Dolomitas. La chica en la que me alojo está realmente en forma. Parece que corre sin esfuerzo. Incluso sonríe. Pero cuando veo que toma ese sendero cuyo destino conozco perfectamente, mi estado de ánimo cambia. Soy consciente en ese momento de que si llega hasta aquella curva se detendrá como hace siempre para contemplar ese regalo de la naturaleza que tanto a ella como a mí no deja de fascinarnos. Y suele ser precisamente en esa parada que ella realiza cuando haré acto de presencia. Saldré al exterior por donde siempre lo hago. Por ese poro situado en el inicio de su cabello. Entonces ella beberá de su mochila de hidratación, desplegará sus bastones y comenzará el ascenso. Los primeros metros, esos que serpentean -me encanta lo bien que describe esta palabra esos tramos en los que se enlaza una curva tras otra- servirán para que mientras ella sube, yo inicie el descenso por su frente camino de mi final. Más tarde, aflojará su ritmo. Elevará su cabeza hacia arriba con esa mirada en los ojos que es el dibujo perfecto de la felicidad. Clavará sus bastones con fuerza buscando el mayor impulso posible y comenzará a ganar metros a la montaña caminando, con determinación, casi como corriendo. Su respiración se agitará. Su pulso se acelerará. Otras compañeras mías comenzarán a surgir por todos los poros de su piel. Y yo seguiré mi camino. Con cuidado de no entrar en sus ojos pues ésa podría ser mi muerte. Trataré de esquivar sus manos que tratan de desprenderse de mí. Cuando alcance la zona de su nariz, intentaré no subirme a ella para tomar uno de los lados de su cara. Me encantaría que fuera el izquierdo, pues me gusta surcar por ese lunar tan bello. Y entonces, si hay suerte, al llegar a la altura de su boca, ella me tomará con su lengua para que muera dentro de ella. Y si no lo consigo, no pasa nada. Porque el viaje es el objetivo. Volveré a intentarlo. #SpeedUp
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