17 Jun Escuela de CxM Cerro del Caballo. Valores.
Texto: Kissthemountain.
Este deporte que consiste en calzarse unas zapatillas para ir a correr por la montaña sigue siendo relativamente joven. En los próximos años asistiremos a una evolución que intuyo será grande. Especialización, profesionalización, desarrollo fisiológico, tecnicidad… Aún quedan muchos pasos por dar. Otros ya se están dando en el camino apropiado. Uno de ellos es la asimilación de que la distancia a la que los corredores de montaña se enfrentan en entrenamientos y competiciones es algo que debe ir progresando, en el caso de que se aspire a correr distancias cada vez más largas, poco a poco. No es extraño oír a corredores de cierta edad decir que su primera carrera fue un ultra. Afortunadamente, esto está cambiando, y los cada vez más jóvenes que se inician en este deporte van recorriendo su camino poco a poco, sentando las bases para que la carrera deportiva se alargue y les permita disfrutar al máximo del esplendor de las montañas. En esto, además del sentido común, tienen mucho que ver las escuelas de trail que en los últimos años están surgiendo en muchos rincones del país.
Iván Ortiz, ganador de la Copa de España de Carreras por Montaña en 2014 y 2015, y del Campeonato de España en 2012, no necesita mucha presentación como corredor. Quizás sí por la labor que desde hace años lleva realizando como algo más que un entrenador para los niños y niñas que se inician en este deporte. Tras haber realizado estas funciones en distintos estamentos públicos y privados, ahora transmite los valores del trail y ejerce como técnico y máximo responsable en la Escuela de Carreras por Montaña Cerro del Caballo. Precisamente, Iván ha sido uno de los pioneros en hablar de que la distancia a correr por los más jóvenes debía ir aumentando poco a poco, sin prisas y con mucha paciencia. En más de una ocasión le he oído comentar que el atleta o corredor, en su evolución, debe ir consolidando etapas antes de avanzar a la siguiente distancia. Cualquiera diría que no es más que sentido común. Seguramente sea así, pero referentes como Iván Ortiz en la escuela de Dúrcal (Granada) o Pau Bartoló en la Escuela de Trail de Berga (Barcelona) son necesarios para una correcta evolución de esta disciplina. Y no hablo únicamente de conocimientos técnicos, sino de algo mucho más importante: la trasmisión de los valores de este deporte y del amor y respeto por la montaña. Por eso Iván ha sido, es y será muy contundente en la defensa del “poco a poco”, del “menos es más”. En definitiva, de que antes de correr 40 kilómetros, se deben haber hecho carreras de 21, y antes de las de 21, de 15, y antes de las de 15, de 10… No hay más que ver el ejemplo de alguien que parece que está haciendo bien las cosas en ese sentido y que es entrenado por Iván Ortiz. Hablamos del campeón del mundo juvenil durante dos años consecutivos, Nico Molina
Nico Molina también es miembro del club de montaña Cerro del Caballo. Su evolución en este deporte debe ser un ejemplo. Seguro que los miembros más jóvenes de la escuela, con edades que van desde los 8 a los 21 se miran en él. También los mayores, pues los hay incluso de hasta 60 años, también lo admiran. Nico podría haberse dejado llevar por esa corriente “de moda” que otorga más fama y reconocimiento a las carreras más largas, pero no. Está escribiendo su historia poco a poco, con calma. En 2015 y 2016 lo ganó prácticamente todo en la categoría cadete, incluyendo campeonatos de España tanto en kilómetro vertical como en línea y el campeonato del mundo en Gran Sasso (Italia). En 2017 repitió triunfos a nivel nacional y se hizo con el campeonato del mundo en línea y en kilómetro vertical en Comapedrosa (Andorra). Iván ha sido muy responsable de estos éxitos, no dejando que el atleta de La Sportiva se deje llevar por malos consejos y “pruebe” con distancias que aún no le corresponden. Se me olvidaba decir que Nico ha sido los dos últimos años campeón de la categoría junior de Zegama Aizkorri Maratoia. Con orgullo mostraba es sus redes la felicitación de Kilian Jornet. No es para menos.
Hace unas semanas me encontré con Iván, Nico y con unos veinte chicos y chicas más en Dúrcal. Quería conocer de primera mano qué es lo que se está haciendo en categorías muy jóvenes de este deporte. Dejamos el coche y enseguida comenzamos a trotar un gran grupo en el que se veía que todos y cada uno de sus miembros estaban disfrutando de algo que les apasiona. Podría comenzar por el principio y describir la ruta que me comentaron que íbamos a hacer, pero lo haré con una conversación que mantuve con el fotógrafo Luis Ordóñez que me acompañaba aquel día cuando volvíamos a casa tras haber pasado unas tres horas con ese grupo de edades tan variadas. Ambos coincidimos en que lo que más nos había llamado la atención era el buen ambiente que se vivía entre todos los chicos y chicas. Por su corta edad, muchos podrían haber tratado de correr en las primeras posiciones para salir en las fotos o para demostrar que son más rápidos que sus compañeros, pero no, allí nadie buscaba el protagonismo individual, sino que era el grupo lo más importante para todos. Nadie dudaba en detenerse para ayudar en un tramo técnico a algún compañero, las bromas entre todos ellos eran constantes… En definitiva, no importaba la edad ni las cualidades de cada uno, sino que era el respeto entre ellos y por la montaña lo más destacable. A Luis le comenté que pensaba que cuando yo tenía la edad de esos chicos y chicas, éramos de otra manera, quizás menos sana. Me dio la razón pero también me dijo algo que probablemente fuera cien por cien cierto: la montaña trasmite esos valores porque nos hace a todos iguales ante su gran magnitud. Podría decir que yo también me llevé una gran lección.
La Escuela de Carreras por Montaña Cerro del Caballo empezó su andadura hace unos tres años, tras la gala del montañismo de la Federación Andaluza de Montaña celebrada en Alhaurín (Málaga). Iván recuerda que el primer día únicamente acudieron cuatro niños. Hoy, son más de 30 los que al menos dos veces a la semana se reúnen para entrenamientos suaves, de intensidad, de coordinación, de fuerza e incluso de nutrición deportiva. Pero este colectivo va mucho más allá de la preparación para las carreras de montaña. Es, ante todo, una escuela de valores y naturaleza. Los niños y niñas van a la montaña con los ojos bien abiertos a disfrutar de todo lo que nos da. Lo hacen tanto de una bajada en la que se siente ágiles como identificando el rastro de animales terrestres y rapaces. Y sobre todo, aprenden valores. Iván nos contaba aquel día que en una competición reciente, algunos de sus corredores se detuvieron a ayudar a otro con problemas, perdiendo muchas posiciones en la clasificación. A ellos les dio igual. Imagino a Iván con una media sonrisa al enterarse de lo sucedido.
Me gustaría terminar este texto haciendo mención a dos cuestiones importantes. Es fundamental para que los más jóvenes progresen en la Escuela de Carreras por Montaña Cerro del Caballo que antepongan sus estudios a todo. No obstante, la escuela nunca es un problema para esto, sino más bien lo contrario. Los chicos y chicas que forman parte de la misma han visto como su rendimiento académico mejoraba. En segundo lugar, nos gustaría agradecer desde Kissthemountain la labor que estos monitores-guías en valores ejercen para el desarrollo de un deporte del que nadie duda que es diferente. Puede resultar un poco compleja esta frase con la que terminamos: “Iván, gracias por agradecer”. Porque estamos seguros de que el empeño en que este proyecto salga adelante no es más que devolverle a la montaña todo lo que ella te ha dado.