LARY ARCE. Equilibrios

LARY ARCE. Equilibrios

LARY ARCE. Equilibrios

 

Esta charla no habla de grados o vías, sino que nos muestra a una Lary Arce muy reflexiva. La aceptación de la lesión, la forma de entender el flow, los motivos por los que se decide a elegir una vía u otra, la búsqueda de un equilibrio entre la escalada y sus otras pasiones, su futuro… Estos son los temas que tratamos con la escaladora mexicana de La Sportiva afincada en Margalef. Hablar con ella abre la mente. Creemos que leer sus puntos de vista puede hacerlo también. Gracias, Lary, por abrirte a la reflexión y por tu excelente trato.

 

Por Kissthemountain

 

 

Kissthemountain: Hola, Lary. ¿Qué tal estás? ¿Cómo ha amanecido en Margalef?

Lary: Está lloviendo. Me acabo de sentar junto al fuego porque hace frío. Bueno, al menos para una mexicana.

K: El otro día me comentabas que tu grave lesión en el brazo estaba evolucionando bien. ¿Estás yendo ya a roca o todavía es pronto?

L: Sí, ya tuve algunas sesiones. Pocas, tres o cuatro, pero la verdad es que me he sentido muy bien. 

K:  En esta charla, no vamos a hablar de grados ni de vías que hayas encadenado en los últimos tiempos. Me gustaría centrarme en aspectos mucho más reflexivos de tu modo de afrontar la escalada, una forma de vida que como esta atraviesa distintos altibajos. Precisamente, me gustaría comenzar por los momentos más difíciles para un escalador que seguro son las lesiones que impiden seguir dibujando los sueños. ¿Qué es lo que más has echado de menos? ¿El contacto con la gente, con la comunidad a pie de vía? ¿Sentirte escaladora? ¿Tus sueños y proyectos? ¿El flow?

L: Es interesante lo que me preguntas. Aunque he pensado mucho sobre esto, no me he sentado a hablar con alguien sobre cómo lo he llevado y cómo me siento. Escribo mucho. Lo he trabajado conmigo misma, pero quizás esta conversación nos pueda llevar a sacar otras conclusiones. No lo he concebido como un estatus mental, ya que al final estoy muy abierta a que las cosas y, sobre todo, las percepciones cambien conforme las voy viendo y visualizando desde distintos ángulos. Ha sido todo muy loco. He tenido muchas epifanías y realizaciones porque en el pasado tuve una lesión muy fuerte en una rodilla que me paró más o menos un mes y medio. Era el máximo tiempo de haber estado fuera de la escalada. No tenía ni idea. Después de la lesión, aprendí muchas cosas que me han hecho evolucionar como persona y como escaladora. A veces, necesitamos que nos quiten algo para realmente ir a por ello más a muerte y para valorarlo realmente. Muchos escaladores terminan escalando mucho más duro cuando están en un proyecto súper denso, tienen hijos o cuando encaran la responsabilidad y la limitación. Creo que las lesiones vienen a enseñar mucho. Son grandes maestras. Con esta lesión del brazo, no puedo aún decir que esté teniendo una vuelta de la que me sienta muy orgullosa porque todavía no he podido demostrarme a mí misma qué va a pasar después de esta lesión. Fue muy grave. Me rompí todo, ligamentos y huesos. La primera resonancia parecía decir que esta chica jamás volvería a poder escalar. El primer cirujano me dio un pronóstico muy malo y desfavorecedor. En ese momento, sufrí mucho. Pienso que lo más duro de estas lesiones está en las primeras fases en las que no se sabe realmente en qué posición te encuentras, el alcance de la misma y cuáles serán las limitaciones a las que tendrás que adaptarte. Pero, bueno, no me quiero comer yo toda la conversación. Dime si tienes alguna duda o pregunta.

K: Sí, Lary. Quería que me dijeras concretamente qué es lo que has echado más de menos durante todo el tiempo que has estado parada. ¿Cuánto tiempo ha sido?

L: Ya van cuatro meses. Si me preguntas qué es lo que más he echado de menos, mi respuesta hoy es muy diferente a lo que te hubiera contestado hace un mes. No me defino como una escaladora, sino como una persona muy apasionada por todo lo que hace. Me gusta mucho mi trabajo, como publicista que enfoco mucho en el marketing digital. También, tocar el piano. Al igual que con la escalada, también tengo proyectos de piano. O el yoga. Hago mis rutinas cada mañana y me encanta experimentar el flow, no sólo en la escalada, sino en todas las cosas que me apasionan, como las que te he comentado. Imagínate cómo me sentí cuando de un día para otro todo se vino abajo sintiendo que estaba en mi mejor momento, muy fuerte y motivada. A la mañana siguiente de la lesión, no pude hacer yoga, ni tan siquiera lavarme los dientes, por no hablar de tocar el piano o pensar en escalar. Ahí, te llega un vacío en el que te preguntas que si no eres esas cosas que te apasionan, entonces qué eres. ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Cuál es mi propósito? ¿Qué le da sentido a mi vida? No podía hacer absolutamente ninguna de las cosas que siento que me definen. Hacer todo ese trabajo, no de construcción, sino de reducción de expectativas es muy doloroso, pero a la vez interesante porque te das cuenta de que eres algo más y que tienes potencial para hacer muchas otras cosas. Te sientes muy fuerte cuando trabajas mucho esto. Al principio, fue muy miserable. Lloré muchísimo, pero luego, cuando sientes que incluso quitándote todo, todavía eres feliz, es muy positivo, porque tienes algo muy valioso en tu persona. ¿Qué eché de menos? Todo, mi independencia, mi integridad. Nunca me ha gustado molestar a otras personas, pedirles cosas, quejarme. No me importa que me ayuden cuando realmente no puedo hacer algo y lo considero justo, pero tener que depender de los demás incluso para cortar la comida… Fue una lección muy grande para mí en la que me di cuenta de que, muchas veces, ese no querer pedir ayuda no se trataba realmente de tratar de no molestar a los demás, sino algo relacionado con el ego. Tuve que trabajar la humildad. Fueron muchos los aprendizajes. Eché de menos la Lary que pensaba que era cuando mis pasiones me definían. No sabía quién era. Tuve que redefinirme y reencontrarme. Una vez que lo hice, llegó a un punto en el que no echaba de menos escalar y no deseaba tocar el piano. Claro que lo anhelaba, pero no sufría por no poder tenerlo. ¿Entiendes?

 

 

 

K: Antes me mencionabas el flow, que por lo que me dices te gusta buscar no sólo escalando sino haciendo todo lo que te apasiona. He visto en algún vídeo tuyo y en publicaciones en redes sociales que hablas de él. Me gustaría que me dijeras qué es ese momento para ti, en el que vas superando pasos complicados, en donde sólo existe la concentración. ¿Qué escuchas en esos momentos? 

L: El flow es de mis temas favoritos. Me encanta hablar sobre él. Realmente, en esos momentos no vas viendo cómo van saliendo todos los pasos. Cuando lo estás experimentando, no te das cuenta de los pasos. No los ves. No haces nada. No piensas. Sólo ejecutas. El flow es un estado mental que se compone de tres elementos. Es un equilibrio entre concentración, esfuerzo y relajación. Son muy difíciles de conseguir y más aún que interactúen, porque si estás muy relajada cuesta apretarse en el esfuerzo, igual que si estás muy concentrada. Si te esfuerzas mucho, tu sistema nervioso está hiperactivado y cuesta relajarse. Conseguir el estado perfecto para entrar en la zona es complicado. Se requiere mucha práctica y constancia. El flow es el perfecto equilibrio entre los tres elementos. Soy una persona muy friki e investigo mucho en los temas que me interesan. Hace unos años me di cuenta de que este tema me atrapaba genuinamente. Cuando percibí que mi motivación más intrínseca por la escalada, más allá de los logros, retos y salir a la montaña, estaba en esa adicción por entrar en el flow en las actividades que hago, me puse a investigar. Fue cuando me dije que yo escalaba por esos momentitos. Porque de por sí, la escalada es un deporte que no permite estar practicándose todo el día, ya que el cuerpo no da. Si subes 30 veces, te lesionas. Es todo muy loco. La mayor parte del tiempo, estás descansando. Si mides el tiempo de una sesión, es realmente poco. Súmale a eso que en esos intentos no entras en flow siempre. Quizás, termina el día y sólo lo has sentido una vez. Yo quería más y me puse a estudiar temas de filosofía, psicología y conceptos súper interesantes que me llevaban a ese mismo punto final, a cómo poder configurar ciertos aspectos para encontrarlo de manera más rápida y fácil. Me di cuenta de que se podía. El elemento esfuerzo es cuestión de práctica. Si haces boulder, puedes desbloquear ese sentido de apretar más fuerte en la sesión. Es cuestión de práctica. Respecto al segundo, a la concentración, yo soy una persona muy distraída. Si veo una mariposa, allá se va mi foco y eso no contribuye a alcanzar este equilibrio del que te hablo. Me puse a estudiar algunas maneras de encontrar más fácilmente ese estado mental que te permite enfocarte en sólo una cosa. No es fácil. La meditación me ayudó mucho. Practicaba también mindfulness, pero luego descubrí otras prácticas que facilitan tener un acceso más específico a ese enfoque, como la claridad sensorial. Pero este es un tema que podría llevarnos horas y más llamadas. Ya tenía cubiertos esos dos primeros elementos. Me faltaba la parte de la relajación, algo que los escaladores encontramos muy retador. Piensa que es difícil relajarte cuando estás haciendo una actividad en la que tienes el cuerpo alejado del suelo, algo que manda señales a nuestro sistema nervioso contradictorias ya que no estamos diseñados para estar colgados en la pared. El riesgo contribuye a que los músculos estén más tensos. Escuchando podcasts, estudiando, preguntando, indagando, aprendí que hay maneras con las que puedes manipular tu sistema nervioso para obligarle a entrar en un estado de relajación. Consiste en unas técnicas de respiración que hago antes de empezar a escalar. La verdad es que me ha funcionado muy bien, tanto que, aunque empecé a aplicarlas en la escalada, ahora lo hago también con el yoga y el piano. 

 

“A la mañana siguiente de la lesión, no pude hacer yoga, ni tan siquiera lavarme los dientes, por no hablar de tocar el piano o pensar en escalar. Ahí, te llega un vacío en el que te preguntas que si no eres esas cosas que te apasionan, entonces qué eres. ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Cuál es mi propósito? ¿Qué le da sentido a mi vida? No podía hacer absolutamente ninguna de las cosas que siento que me definen. Hacer todo ese trabajo, no de construcción, sino de reducción de expectativas es muy doloroso, pero a la vez interesante porque te das cuenta de que eres algo más y que tienes potencial para hacer muchas otras cosas. Te sientes muy fuerte cuando trabajas mucho esto”.

 

K: Eres una adicta al flow [Risas]. Cambio de tema radicalmente. ¿Cómo es el proceso para decidir que vas a enfrentarte a un proyecto nuevo que sabes que va a exigirte el máximo? ¿Por qué eliges uno y no otro? ¿Qué pasos das?

L: Creo que el paso más importante sería la inspiración. Inicialmente, tiene que haber un porqué. Puede ser por recomendaciones de otras personas, porque tengan un significado cultural, emocional o personal grande… Comprobar que eso que me inspiró es real sería como el primer filtro. Después, vienen los primeros intentos en los que compruebas si ese proyecto te va a retar a alcanzar tu máximo potencial, tus límites. Ahí, tienes que echar mano de la estrategia. Pero la verdad es que no soy la mejor persona para decirte esto porque los proyectos que he escogido en mi límite no han sido fruto de buenas decisiones estratégicas al no alinearse con mi estilo. Lo mejor sería que ese proyecto encajara con tus fortalezas. Si eres una persona a la que se le dan bien los pasos largos, o te gusta escalar en techos porque ahí te sientes cómodo, tiene mucho sentido que te decidas por ahí, para que puedas fluir. Por otro lado, si no le sienta bien a tu estilo, también puedes encontrar una motivación para trabajar. En mi caso, creo que toda la vida fui buena para escalar en placas muy verticales con agarres muy pequeñitos. No fue hasta que me vine a vivir a España cuando descubrí que también existía una escalada un poco más extra plomada. Escogí proyectos así porque estratégicamente quería ser mejor escaladora en esos estilos, motivándome para entrenar más. Te diría que esos son los principales motivos, razones y elementos que tengo en cuenta para elegir un proyecto que está en mi límite.

 

“El flow es un estado mental que se compone de tres elementos. Es un equilibrio entre concentración, esfuerzo y relajación. Son muy difíciles de conseguir y más aún que interactúen, porque si estás muy relajada cuesta apretarse en el esfuerzo, igual que si estás muy concentrada. Si te esfuerzas mucho, tu sistema nervioso está hiperactivado y cuesta relajarse. Conseguir el estado perfecto para entrar en la zona es complicado. Se requiere mucha práctica y constancia”.

 

 

 

 

 

K: “A veces se gana; otras se aprende”. Te he oído decir esto en un vídeo antiguo. Es una frase hecha, muy típica, muy de manual, por así decirlo. Me gustaría que me hablaras de tu caso y de cómo manejas la frustración al ver que no consigues hacer realidad un proyecto, en el que te caes siempre en el mismo sitio y te lleva a pensar que no vas a ser capaz de conseguirlo. Al fin y al cabo, me gustaría que reflexiones sobre esa gestión para no dejar que la frustración te bloquee, te paralice y te haga abandonar. No sé si me explico.

L: Las cosas cambian. Quizás puedes encontrar respuestas mías en entrevistas de hace tres años, que ahora no tienen sentido total para mí, que no encajan, que están desconectadas de la persona que soy ahora. Hoy creo que no me siento tan identificada con esa frase que dice que a veces se gana y otras se aprende, porque considero que más valioso que un win es el aprendizaje. ¿Qué es una victoria? ¿Un encadene? Cuando me siento frustrada porque algo no sale cómo yo quiero, trato de canalizar, de reajustar mis expectativas. Si te estás sintiendo frustrado porque algo no sale, quizás es bueno pararte a pensar para qué quieres todo esto o por qué estás probando esa vía. Hacerlo sólo por el hecho de querer encadenar ya no es genuino. No voy a mentirte. Yo he probado vías sólo porque quería encadenarlas. Es muy fácil caer en la trampa de creer que tienes otros motivos, cuando lo que sientes es hambre de encadenar. Es lógico querer materializar el esfuerzo que has estado poniendo en la vía, pero creo que es siempre importante hacer ese ejercicio mental en el que pones los pies en la tierra y tratas de ser fiel a tu objetivo. Aprender en el proceso, disfrutarlo más que conseguir el simple encadene. Pero no me refiero a aprender de manera general, sino a algo más específico. No es sólo aprender a ser mejor escalador. Esto puede ser bueno y válido, pero creo que tiene que ser más específico, algo que quieras lograr y que puedas medirlo, trabajarlo y enfocarlo en ese crecimiento. Es muy subjetivo. No sé si me entiendes. Lo que trato de decirte es que si tu objetivo es simplemente chapar la cadena, quizás este no sea tan completo o con tanto significado como si te dijeras que quieres trabajar tu reacción al fracaso, es decir, ver cómo yo, Lary, reacciono a las veces que fracaso y cómo me comporto con los que me rodean. Es un tema más de personalidad, de trabajo emocional, de lo que quieres hacer para mejorar. No sólo es para escaladores, sino también como personas. Pienso que esto es un tema importante que a muchos escaladores se nos va porque estamos tan enfocados en la escalada que creemos que es lo único que importa y dejamos de lado las relaciones con las personas y nuestro crecimiento personal como individuos.

 

“Hoy creo que no me siento tan identificada con esa frase que dice que a veces se gana y otras se aprende, porque considero que más valioso que un win es el aprendizaje. ¿Qué es una victoria? ¿Un encadene? Cuando me siento frustrada porque algo no sale cómo yo quiero, trato de canalizar, de reajustar mis expectativas. Es bueno pararte a pensar para qué quieres todo esto o por qué estás probando esa vía. Hacerlo sólo por el hecho de querer encadenar ya no es genuino”.

 

K: ¿Hacia dónde va Lary?

L: Es una pregunta muy profunda y existencial. No sé si conozco la respuesta de hacia dónde voy en la escalada ahora mismo. No lo sé porque hace tres años iba en una dirección que cambió, como también lo ha hecho hace un mes. Si soy sincera, mi respuesta es que no lo sé. Lo único que me ha quedado claro después de esta lesión es que no se trata solo de ti y de tu performance, sino que muchas veces va de todo menos de ti. Creo que si la escalada en algún momento me diera la oportunidad de trasladar mis años de experiencia, mi motivación, mis ganas y toda la pasión que tengo a algo que transcendiera a mi persona… Tal vez, iría por ahí.

 

 

K: No te entiendo bien.

L: Por ejemplo, a enseñar todo lo que tienes detrás a alguien. No me considero alguien que pueda enseñar mucho ahora. Es decir, sé que hay personas mucho más preparadas que yo, pero me gustaría que se diera la oportunidad de compartir mi escalada con otros, de mostrarles algo de lo que me siento muy agradecida, porque este mundo me ha dado mucho. Yo fui una niña que no tuvo mucho acceso a la escalada y no olvido a todos los que de alguna manera me lo facilitaron porque literalmente cambió mi vida. Me gustaría poder mostrar el camino a otros para que pudieran encontrar este refugio que yo misma encontré en la escalada. También estoy muy motivada por probarme a mí misma todo lo que puedo hacer cuando no estoy girando totalmente dentro de la escalada. Es decir, me gustaría alcanzar mi grado máximo, pero con un mejor equilibrio con otros aspectos de mi vida. Retarme en mi performance y a la vez tener pasión en mi trabajo, en las relaciones con los demás, ser buena hija, pareja o hermana. Hablo de alcanzar un gran rendimiento en la escalada sin necesidad de tirar a la basura todo lo demás y dejar de hacer otras cosas sólo por concentrarme en una. Creo que, para mí, masterizar el balance, el equilibrio, siempre ha sido el reto. 

 

“Me gustaría alcanzar mi grado máximo, pero con un mejor equilibrio con otros aspectos de mi vida. Retarme en mi performance y a la vez tener pasión en mi trabajo, en las relaciones con los demás, ser buena hija, pareja o hermana. Hablo de alcanzar un gran rendimiento en la escalada sin necesidad de tirar a la basura todo lo demás y dejar de hacer otras cosas sólo por concentrarme en una. Creo que, para mí, masterizar el balance, el equilibrio, siempre ha sido el reto”.

 

K: Lary, tenía previsto hacerte alguna pregunta más, pero no quiero robarte más tiempo. Me ha gustado mucho cómo has expresado todo. Me gustaría que algún día le diéramos continuidad a esta charla.

L: A mí también, Juanmi. Me encanta platicar y si es en español mucho mejor. Es diferente cuando lo puedes hacer en tu lengua natal. Me gusta cuando tengo la oportunidad de hablar con personas y que la conversación sea bidireccional. A ver si nos vemos un día cara a cara y hablamos con más profundidad.

K: Un abrazo muy fuerte, Lary.

L: Otro, para ti.

 

 

 

 

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