21 Dic MARIA BENACH. Nuevos comienzos
Hay conversaciones que son realmente inspiradoras. Esta que tienes delante es una de ellas. Probablemente sea porque Maria Benach se encuentra en un momento determinante en su vida. Con sólo 21 años, y tras llevar más de 13 años compitiendo, siente que de alguna forma vuelve a la casilla de salida, sencillamente por un cambio en sus objetivos. Son muchos los motivos que le han llevado a tomar una decisión muy difícil: centrarse en la roca, aunque no abandone del todo la competición, ya que su hermana Júlia entrará en su misma categoría, la absoluta, y le motiva acompañarle de alguna manera en el proceso. Esta charla es muy sincera. La escaladora de La Sportiva se abre para contarnos sus miedos y la dificultad de tomar esta decisión, que le hace realmente feliz.
Por Kissthemountain
Kissthemountain: Hola, Maria. ¿Qué tal estás? Nos vimos hace poco en La Sportiva Rodellar Climbing Festival. ¡Qué bien volver a hablar contigo!
Maria: Muy bien, Juanmi. Liada, como siempre.
K: ¿Has entrenado ya hoy?
M: No, iré por la tarde. Ahora estoy con cosas de la Universidad.
K: ¿Qué estudias?
M: Psicología. Tendría que estar ya en cuarto, pero entre los entrenamientos y el trabajo, tengo que partir los cursos. Estoy terminando tercero y haciendo un poco de cuarto.
K: ¿También trabajas?
M: Sí, llevo un año y medio en el Sharma Climbing de Barcelona. Doy clases a niños y a adultos. Suelo entrenar y trabajar allí. Esta tarde, por ejemplo, voy tres horas antes del trabajo y aprovecho para seguir con mi preparación física. Es como mi segunda casa.
K: ¡Vaya vida que llevas! Me quejo yo, pero tu ritmo es bastante duro. Me alegra muchísimo tenerte de nuevo en nuestras páginas después de aquel bonito artículo que publicamos sobre ti en 2018, hace ya cinco años. Si no me equivoco, tenías 16. ¿Sigues siendo esa niña tozuda que no admitía volver a casa sin resolver los bloques?
M: Sí, totalmente. Sigo poniendo todo para encadenar los proyectos que me propongo, pero ahora, si no salen, me lo tomo mejor. Ya no me enfado ni me frustro. He madurado un poco, pero sigo siendo muy obsesiva con todo.
K: Ahora tienes 21 años. Llevas escalando desde los 6 y compitiendo desde los 8. En 2014, participabas por primera vez en el Campeonato de España de Dificultad, donde te proclamaste subcampeona de la categoría sub-16; en 2016, entraste a formar parte de la selección española, acudiendo ese mismo año al Campeonato del Mundo Juvenil en China, en el que conseguiste pasar a semifinales en cuerda. Eres ya una veterana con solo 21 años.
M: Sí que me siento veterana, porque si te das cuenta, en las competiciones, casi no hay gente de 25 años para arriba. En chicas, en absoluta, estamos las que hace tres o cuatro años comenzamos a competir en esta categoría. El año que viene, se sumarán otras, como mi hermana Júlia. Lo que nosotros vivimos con 16 años, de intentar ganar a las mayores, ahora lo experimentaré desde el otro lado, con las jóvenes apretando. Tengo 21 años y toda la vida por delante, pero compitiendo, ya sí que soy veterana.
K: ¿Se sigue aprendiendo?
M: En esta vida siempre se está en progresión. He aprendido mucho de los errores que he ido cometiendo, ya no sólo en las competiciones, sino en mi día a día. Creo que la vida es un aprendizaje continuo. Siempre pasará algo que te haga replantearte las cosas y que te obligue a aprender a sobrellevarlo. En la escalada, hay que hacerlo continuamente.
K: ¿Sigues incluso mejorando técnicamente?
M: Creo que sí. Me he dado cuenta, y te parecerá una tontería siendo aún una chica de 21 años, que me cuesta más ahora adaptarme a nuevos movimientos o coger fuerza que cuando era más pequeña. De niña, la plasticidad es una pasada. Se mejora muy rápido. Antes estaba un mes sin entrenar, y a la vuelta, cogía la forma muy rápidamente. Ahora, si paro, es mucho más complicado. Esto en cuanto a estado de forma. En lo referente a técnica y fuerza, me queda mucho por mejorar. En mi más humilde opinión, creo que soy una escaladora con mucha técnica. La colocación de pies, de talones y ciertos movimientos se me dan bastante bien. Mi problema es que mi físico, por así decirlo, es muy básico. Si puedo evitar un salto recurriendo a colocación, lo hago. Siempre tiendo a los movimientos estáticos. Si salto es porque estoy prácticamente segura de que voy a llegar.
K: ¿Trabajas en ello? ¿Te planteas esto como un objetivo? ¿Sigues siendo tozuda en ese sentido?
M: Sí. Para que me entiendas mejor, mi mentalidad con los años ha cambiado muchísimo. Las competiciones ya no son mi propósito principal. No te miento si te digo que las coordinaciones, por ejemplo, no las practico. Esto también se debe a que me quiero centrar en la roca, por lo que no entro en ciertos aspectos técnicos más propios de la competición. Sin embargo, los movimientos más físicos y dinámicos, sí que los estoy entrenando. Me va muy bien la Kilter Board, con la que estoy mejorando en ciertos pasos y movimientos que no se me daban muy bien. Me centro en entrenar los aspectos que están relacionados con mis objetivos de hoy en día.
K: Que están ahora más enfocados a la roca…
M: Exacto. Así es.
K: Pero este año te has quedado a las puertas de conseguir la Copa de España de Dificultad. Ganaste en la primera prueba en Getafe y finalmente te has hecho con una tercera posición. No es mala temporada en competición para ti.
M: No. Sinceramente, no estaba muy convencida de competir este año porque, bueno, he pasado épocas difíciles mentalmente con el tema de las competiciones. En la prueba de Getafe, me sentí como si fuera la primera, con nervios, pero a la vez muy tranquila. Di todo en la final y conseguí el primer puesto. En las siguientes pruebas, me presioné mucho, lo que me llevó a cometer errores en la final. Es verdad que estoy contenta con esa tercera posición, pero no tanto si hubiera pasado tres o cuatro años atrás. Es buen resultado, aunque no creo que me defina. Mucha gente piensa que cuando una deja de competir y luego vuelve es para quedarse, pero no es mi caso. Llámalo suerte o que he estado trabajando para competir y mejorar, pero ese resultado no era un objetivo para mí. No sé cómo explicarte.
“Te soy sincera. He sido una persona débil mentalmente. Mis presiones, los nervios o los comentarios de gente externa me han afectado mucho más de lo que deberían. Lo sé. No juzgo a nadie. Es mi mentalidad. Últimamente, me he dado cuenta de que mi motivación en las competiciones era sólo ir a ganar, no a competir. Ahora, lo veo desde otra perspectiva. Quizás, estar un par de años compitiendo sin que los resultados llegaran me ha abierto los ojos sobre lo importante que era para mí la roca”.
K: Creo que te he entendido. No era un objetivo primordial. Este año era más como un trámite….
M: Sí, he competido desde los siete u ocho años, y esta transición a dejar de competir me está costando. Prefiero ir a las competiciones que me apetezcan, más que hacer todo un circuito.
K: ¿Eso quiere decir que quizás el año que viene no compitas?
M: El año que viene tengo una gran motivación, que es que mi hermana ya llega a absoluta y me hace mucha ilusión competir junto a ella. Los resultados me dan igual. Simplemente, quiero estar a su lado.
K: A pesar de que la competición ya no esté entre tus objetivos principales, me gustaría que me hablaras sobre cómo gestionas la presión mental.
M: También existe en la roca, Juanmi. Me costó muchísimo aprender a gestionarla. Lo que suelo hacer en bloque, por ejemplo, es, antes de subirlo, acercarme a la entrada, cerrar los ojos, limpiarme los pies de gato en las piernas y para arriba. No soy de pensar mucho. Simplemente escalo. Una vez que hago el primer movimiento, ya no pienso en nada y la presión y los nervios se van. Respiro y focalizo todo en el bloque o en la vía que voy a hacer.
K: ¿En roca es igual?
M: En cuanto saco la primera cinta, ya está. No oigo ni a la gente. Sólo pienso en el movimiento que va después y voy haciendo. No sé cómo aprendí a hacerlo. Antes me importaba mucho cómo me animaban, lo que escuchaba del público, hasta que llegué a un momento en el que aprendí a escalar por y para mí. En competición, sólo escucho la voz de mis padres, de mi hermana y quizás de algún amigo. A nadie más, ni siquiera al speaker. Mi cabeza va a mil por hora pensando en los movimientos, sin prestar atención al resto de cosas. Me centro sólo en mí y en las sensaciones mientras escalo. En roca, quizás sea algo diferente, porque a veces te están cantando la vía desde abajo. Aquí me focalizo en esa persona también, pero si estoy en un proyecto, en un intento a muerte, me ocurre lo mismo. No escucho nada más que mi respiración.
K: El otro día hablaba con Jorge Díaz-Rullo, después de hacerse con Bibliographie. Me decía que si le daba por pensar mucho en un pegue, tanto en positivo como en negativo, era mala señal. Él trata de entrar en un fluir en el que todo se hace silencio.
M: Estoy de acuerdo. Mi madre, cuando yo era más pequeña, me decía que mientras escalaba en roca no paraba de hablar y de pensar muchísimo, y que perdía la fuerza por la boca o por los pensamientos. Si empiezas a dudar, estás vendida. En la roca tienes que fluir, darlo todo y que vayan surgiendo los pasos. A la que piensas, entras en un bucle que te puede llevar incluso a confundir secciones. Piensas tanto que no estás pendiente de lo que haces.
K: Con 13 años, ya tenías varios 8a, y con 14, después de hacerte con Marroncita, te convertías en el 8b femenino más precoz de España de esa época. ¿En qué andas ahora?
M: La verdad es que me gustaría encadenar mi primer 8c. Llevo pensándolo mucho tiempo. Es un proceso que me va a exigir entrenar muchísimo para volver a coger fluidez en roca. También me motiva hacer un 8a a vista. Mi proyecto a largo plazo es Era Vella [8c+/9a], desde hace ya muchos años. Es una vía que me encanta.
“Mi madre, cuando yo era más pequeña, me decía que mientras escalaba en roca no paraba de hablar y de pensar muchísimo, y que perdía la fuerza por la boca o por los pensamientos. Si empiezas a dudar, estás vendida. En la roca tienes que fluir, darlo todo y que vayan surgiendo los pasos. A la que piensas, entras en un bucle que te puede llevar incluso a confundir secciones. Piensas tanto que no estás pendiente de lo que haces”.
K: Es curioso. Llevas desde los siete u ocho años compitiendo, pero siempre has tenido en mente la roca. ¿Qué es la roca para ti?
M: Cuando empecé a escalar, no pisé roca durante dos años, pero desde la primera vez que lo hice, sentí que había descubierto una nueva parte de la escalada muy importante. No era como el rocódromo, donde hay mucha competitividad. En una vía en roca, todo es diferente. Estás en medio de la naturaleza y eso me aporta mucho. El contacto con la roca, a mi aire, sin ver los colores de las presas en la pared… Es como una vía de escape para mí. Al empezar a competir más seriamente, me di cuenta de que cuando pasaba varios fines de semana sin ir a roca, me agobiaba y no entrenaba bien en el rocódromo. Mi entrenadora, en su momento, me ayudó a compaginarlo. En vacaciones, en lugar de ir a un rocódromo en Francia, por ejemplo, me iba a los sectores. Es lo que me pedía mi cabeza, mi forma de desconectar y de cargar baterías para volver el martes y entrenar fuerte en el rocódromo. No sé cómo la gente consigue apartar la roca durante la temporada de competición. En mi caso, si no es por este tipo de escalada, no es que lo habría dejado, pero no sería la escaladora que soy hoy. Me ha aportado muchas cosas positivas, conocimientos, aprendizaje… Parecerá una tontería, pero a muchos escaladores, cuando están en rocódromo entrenando resistencia, les cuesta gestionar más la fuerza, los descansos… Yo lo aprendí yendo a roca. En una vía, tienes un descanso en la cuarta cinta y otro en la octava, por ejemplo, y una sección durísima en medio. Aprendí a gestionar mucho el cansancio, el descanso, los nervios… Para mí, la roca lo es todo. Yo competía, y sigo haciéndolo, pero la competición siempre se acaba, mientras que la roca queda ahí. Ahora, será lo contrario. Dejaré de competir para estar en roca. Seré igual o más feliz.
K: Pensaba que la roca era importante para ti, pero que lo era mucho más la competición, con ciertos matices.
M: En los últimos años, he hecho un cambio de mentalidad muy grande motivada por diferentes factores: he pasado por épocas de quedarme sin entrenador, las competiciones han cambiado muchísimo desde que este deporte es olímpico, las personas también… Te soy sincera. He sido una persona débil mentalmente. Mis presiones, los nervios o los comentarios de gente externa me han afectado mucho más de lo que deberían. Lo sé. No juzgo a nadie. Es mi mentalidad. Últimamente, me he dado cuenta de que mi motivación en las competiciones era sólo ir a ganar, no a competir. Ahora, lo veo desde otra perspectiva. Quizás, estar un par de años compitiendo sin que los resultados llegaran me ha abierto los ojos sobre lo importante que era para mí la roca. Cuando estaba más centrada en la competición, lo que quería era eso, viajar por el mundo, estar con la selección FEDME y este tipo de cosas, pero ahora pienso que todo este proceso de competir, aunque me ha servido muchísimo, no me aporta esta salud mental que necesito y que sí que lo hace la roca. Claro que ha sido importante para mí. No cambiaría nada. Todo sería igual si volviera atrás, pero es muy difícil gestionar las competiciones. Cuando llevas mucho tiempo arriba, si caes, cuesta el triple levantarte. Haberlo vivido en primera persona me ha hecho reflexionar sobre qué es lo que me gusta ahora, lo que me ha gustado en el pasado y hacia dónde quiero ir en el futuro.
K: ¿Sientes como si después de haber experimentado todo lo que has vivido volvieras a la casilla de salida para empezar algo nuevo e ilusionante? Has disfrutado mucho de la competición, a veces menos por lo que me has comentado, has aprendido, has viajado, has conocido a mucha gente y cómo funcionan las federaciones, has hecho roca no de una manera tan focalizada, pero ahora estás en el inicio de algo. ¿Es así?
M: Eso es, Juanmi. Estoy en los inicios de cambiar mis objetivos con la escalada. Es algo que me ha costado mucho asimilar. Me daba miedo volver a comenzar, por así decirlo. También pensar que había fracasado en el objetivo de querer seguir compitiendo y llegar a las olimpiadas, por ejemplo. Ahora mismo, queriéndome centrar en la roca, me siento en el inicio de una nueva partida, pero no me lo tomo mal. Al revés, estoy super contenta.
“Cuando estaba más centrada en la competición, lo que quería era eso, viajar por el mundo, estar con la selección FEDME y este tipo de cosas, pero ahora pienso que todo este proceso de competir, aunque me ha servido muchísimo, no me aporta esta salud mental que necesito y que sí que lo hace la roca. Claro que ha sido importante para mí. No cambiaría nada. Todo sería igual si volviera atrás, pero es muy difícil gestionar las competiciones. Cuando llevas mucho tiempo arriba, si caes, cuesta el triple levantarte. Haberlo vivido en primera persona me ha hecho reflexionar sobre qué es lo que me gusta ahora, lo que me ha gustado en el pasado y hacia dónde quiero ir en el futuro”.
K: Es como te lo tienes que tomar, Maria. Has vivido una experiencia de vida. Has tenido muy buenos resultados, quizás no los máximos, pero eres un gran nombre en la escalada femenina de este país. Todo esto te va a servir para ser mejor escaladora en roca. También, con todo lo que has madurado, has aprendido a gestionar mentalmente las situaciones complicadas, dejando atrás muchos miedos y fracasos. Todo esto te pone en una posición inmejorable para volver a escribir otra historia.
M: Nunca había pensado en esta metáfora, Juanmi. Siento que estoy en el inicio, pero muy bien preparada. Sé que estoy empezando de nuevo, pero no me siento pérdida como cuando uno empieza y como me he sentido en otras ocasiones. Sé lo que quiero hacer. Lo tengo clarísimo. Y que me va a hacer feliz. Estoy muy motivada.
K: Claro que sí. Y te digo una cosa, Maria. Los cambios en la vida son un lujo. A veces, no te queda más remedio que aceptarlos, pero, en este caso, tú lo has elegido. Cuando te despiden de un trabajo o tu pareja sentimental te deja, estás siendo obligada, e incluso así, pienso que se pueden sacar cosas muy positivas de estas situaciones. Al principio, los cambios dan vértigo, pero son un lujo. Además, lo has decidido tú. Estás más fuerte que nunca, con ganas de comerte el mundo. Es un momento perfecto para ti.
M: Me ha costado mucho llegar a esta conclusión.
K: Sigues siendo joven. Estas cosas quizás se ven cuando vas cumpliendo años y acumulando experiencias. Yo, por ejemplo, si tengo un problema que no me deja dormir, me pregunto si me acordaré de él dentro de cinco años. Si concluyo que no, entonces trato de borrarlo inmediatamente.
M: Pienso igual que tú. Siempre da miedo hacer cambios en tu vida. Por eso, a veces tardan en llegar por miedo a actuar, pero cuando lo hacen, normalmente son buenos. Te hacen coger perspectiva.
“Estoy en los inicios de cambiar mis objetivos con la escalada. Es algo que me ha costado mucho asimilar. Me daba miedo volver a comenzar, por así decirlo. También pensar que había fracasado en el objetivo de querer seguir compitiendo y llegar a las Olimpiadas, por ejemplo. Ahora mismo, queriéndome centrar en la roca, me siento en el inicio de una nueva partida, pero no me lo tomo mal. Al revés, estoy super contenta.”.
K: Pues muchísima suerte en esta nueva etapa, desde la casilla número 1. Y, además, acompañada de La Sportiva, con quien en 2024 harás 10 años. Llevas con ellos desde que tenías 11 años.
M: Aparte de ser mi segunda familia, me han demostrado que no sólo apoyan por los resultados, sino por la persona. Estaré agradecida siempre, porque en mis peores momentos me han seguido apoyando. Saber que los tengo detrás me tranquiliza mucho y me da mucha motivación para esta nueva etapa que tengo por delante.
K: Dale fuerte, Maria. Esta conversación ha sido muy inspiradora para mí. Gracias por abrirte tanto.
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