15 Abr Mario Olmedo. Sueños.
Texto: Álex Colomina | Kissthemountain.
M
ario Olmedo nació en 1993 en Granada. Con 20 años, después de una temporada haciendo atletismo, descubrió la montaña y empezó a correr por ella. Ambicioso desde el primer momento, siempre quiso competir con los mejores. Con mucho esfuerzo y entrenamiento dio el salto al panorama nacional e internacional enfrentándose a la élite mundial. Hoy charlamos con un amigo de sus motivaciones y de la vida de un corredor de montaña. A los 26 años vive con un corazón lleno de experiencias, amigos y sueños.
Kissthemountain: Hola Mario. Estamos encantados de hablar contigo esta tarde. Nos encontramos en tiempos nuevos y extraños, todos dentro de nuestras casas. Al menos no nos falta comida ni las comodidades del hogar. ¿Cómo lo llevas?
Mario Olmedo: La verdad es que muy bien. Estoy cómodo. Como tú dices, aunque nos esté afectando mucho económicamente y no sepamos muy bien qué pasará en unos meses, no podemos quejarnos si nos comparamos con sociedades menos afortunadas. Voy pasando bien la cuarentena. No me quejo para nada.
K: Es un buen momento para mirar al pasado, recordar buenos y malos momentos y pensar en nuevas ilusiones. Son tiempos de reflexión. ¿Cuál es tu primer recuerdo en la montaña? ¿Dónde te lleva la mente?
M: Tengo varios. Si pienso en cuando empecé a correr, lo primero que me viene a la cabeza son dos zonas de Granada. La primera, Los Cahorros, un espacio natural impresionante, conocido por sus barrancos y su zona de escalada, que es donde empecé a hacer mis primeros pinitos corriendo. La otra es en el Trevenque [pico de 2.079 m.}. Otro punto importante de inflexión para mí fue conocer la alta montaña. Sería un año después de empezar a correr, hace ya siete. ¡Cómo pasa el tiempo! [Risas].
K: ¿Cuál fue tu primera carrera por montaña?
M: Fue la Calahorra-Puerto de la Ragua. Era una media maratón con 1.000 metros, sólo en subida, como un vertical pero largo. Fue curioso porque cuando yo descubrí que había un deporte en el que se corría por la montaña era el mes de abril, y esa carrera fue el 21 de junio de 2013. Nunca había corrido más de 10 kilómetros. Antes estuve un tiempo haciendo atletismo, pero corría en 400 metros, 1000 metros como mucho. Preparando aquella carrera no hice ningún entreno de más de 10-11 kilómetros. Después de correr aquel día, estuve una semana sin poder andar. ¡Y eso que fue sólo subiendo!
K: Yo tengo el recuerdo de unas agujetas en las primeras carreras muy interesantes [Risas].
M: Corrieron muchos deportistas potentes de la zona: Ignacio Morón, Iván Ortiz, Zaid Ait Malek… En aquel entonces no los conocía y ahora son buenos amigos. Ha llovido mucho desde aquel día. Gente que era un espejo donde mirarse, ahora son compañeros y amigos. Entrenar y hacer vida con ellos para mí es lo más bonito de este deporte. Toda la gente que conoces y lo que compartes…
K: ¿Cómo ha cambiado Mario desde entonces?
M: El deporte ha cambiado la forma en la que veo la vida. Empecé a correr por montaña con 20 años. Antes podía tener la aspiración de estudiar una carrera, buscar un trabajo e hipoteca: el molde de la sociedad en la que crecemos. Cuando descubrí este mundo, me transmitió tal sensación de libertad que quise romper un poco con eso. No me interesa tener un gran coche ni una gran casa. Simplemente quiero ser feliz. Y lo que me lleva a la felicidad es la montaña. Dejé de hacer muchas cosas para correr y entrenar, pero nunca lo he considerado un sacrificio. No me arrepiento. Me ha hecho madurar un montón, tengo una mochila llena de experiencias y muy buenos amigos que he conocido gracias al deporte. Esto es lo que realmente me importa.
K: ¿Cuándo te diste cuenta de que ésa debía de ser tu apuesta? ¿Te despertó esa sensación desde el principio?
M: Puede sonar a tópico, pero es que miraba las montañas desde casa o cuando iba en coche y veía que en dos o tres horas podía llegar muy alto y lejos. Esa sensación era brutal. Pensar que yo y mis piernas podíamos llegar donde quisiéramos, que no me hacía falta una bicicleta ni nada más. Eso me enamoró y fue un flechazo. Al poco de correr, ya vi que quería apostar por dedicarme a ello.
K: Seguro que durará e irá muy bien. ¿En qué se basan tus entrenamientos? Ya sabes que hace años se entrenaba mucho pasando horas en montaña, se hacía poco llano y, en definitiva, los corredores eran más montañeros que atletas… Ahora sois todos muy rápidos y entrenáis mucho en llano.
M: Había dos escuelas de entreno. Una más basada en hacer kilómetros, desnivel y volumen, y otra más moderna que alternaba deportes cruzados y entrenamiento de fuerza… Y yo, desde que conozco esto, siempre he sido más de la segunda. Me ha dado muy buenos resultados, aunque no hay que olvidar que para correr maratones y rendir al más alto nivel, las piernas deben tener muchos kilómetros. Con semanas de 40 o 50 muy difícilmente vas a poder optar a ganar carreras importantes. Yo hice esos entrenamientos y no eran suficientes para disputar una OCC, por ejemplo. Puedes hacer un buen papel, pero no luchar por la victoria.
Desde hace un tiempo, con la ayuda de mi entrenador, Andrés Arroyo, hemos ido modificando la planificación y ahora meto más volumen a pie y muchas horas de bici. Me encanta la bicicleta y me sirve para sumar mucho. También hago mucho gimnasio. En pretemporada puedo llegar a meter hasta tres días y en temporada uno o dos. Estos son los tres pilares de mi entrenamiento: gimnasio, bicicleta y carrera.
K: Sierra Nevada es tu terreno de entrenamiento. Llevo años diciendo que para mí es de los mejores, sino el mejor, sitios para entrenar carreras por montaña de toda España. Senderos técnicos pero “corribles”, muchos kilómetros a más de 3.000 metros, subidas muy largas… Puedes partir de los 1.500 metros y subir 2.000 de desnivel positivo. ¿Qué es para ti estar en verano por allí arriba, ligero, solo o con amigos?
M: Es curioso que me preguntes eso pues fuiste tú quien me la enseñaste y descubriste cuando estabas en Capileira [Nuestro colaborador Álex Colomina estuvo un tiempo trabajando en el refugio de montaña Poqueira]. Todos los entrenamientos que hemos hecho por Sierra Nevada… De no conocerla pasó a ser un sitio del que no me quería ir. Hay que valorar lo que tenemos aquí al lado, un paraíso escondido. No es sólo la estación de esquí, sino mucho más. Fuera del dominio esquiable empieza todo y hay muchísimo terreno por recorrer con lugares majestuosos y espectaculares. Los recuerdos que tengo de cuando empecé a ir contigo y de las rutas con Manuel Anguita son impresionantes. Horas y horas sin ver a nadie. Para mí Sierra Nevada es inmensidad.
K: ¿Cuáles son tus mejores recuerdos a nivel competitivo?
M: El duodécimo puesto que hice en Zegama en 2017, el año en el que la tormenta y el frío obligaron a retirarse a tanta gente. Era mi primera Zegama y fue brutal. Otro gran recuerdo es el cuarto de OCC en Chamonix. Me supo a gloria. Quedarme a un minuto del podio fue muy bonito. Son mis mejores resultados a nivel internacional. A mí no me sirve ganar una carrera menor si luego quedo el 100 en una importante. Prefiero intentar luchar todo lo que puedo en las carreras potentes del calendario.
K: Eso lo has dicho siempre, desde que te conozco, y paso a paso te lleva hacia donde quieres ir. Ojalá te queden muchas carreras como Zegama y OCC.
M: ¡Al menos algunas! [Risas].
Sueño [Suceso, proyecto, aspiración o aspecto que se anhela o persigue pese a la improbabilidad de que suceda, y en el que se piensa con placer]. Un proceso largo de constancia, motivación y aprendizaje. Momentos buenos y momentos malos. Victorias, fracasos, lesiones y alegrías. Luchar por un sueño es la mejor manera de llenar el tiempo de vida. La constante evolución hacia un objetivo posible y probable. Vivir de un sueño.
K: Hoy en día, los que estáis al más alto nivel en distintas disciplinas deportivas tenéis que dar bastante importancia a las redes sociales. ¿Cómo ves ese punto entre darse visibilidad y crearse una imagen falsa, de la que al final puedas ser esclavo?
M: Es un arma de doble filo. Hay que tener cuidado porque vivimos en un mundo en ocasiones muy artificial, con muchas publicaciones en las redes que no son verdad. Puedes querer vender que eres muy feliz y que tu vida es una pasada pero realmente no sientes eso. Para el tema marcas es muy importante mover las redes, pero lo que es realmente imprescindible es saber llevarlas. En mi caso, no vendo nada. Se utilizan porque son necesarias si en algún momento se quiere vivir de esto. Es el precio que tienes que pagar, pero tú decides cómo lo haces. Yo transmito cómo vivo, mis entrenamientos, viajes, lo que más me gusta de una carrera, las experiencias… Nunca he utilizado las redes para ponerme medallas ni para vender, y nunca lo voy a hacer. No es necesario vender nada. Si llevo unas zapatillas determinadas es porque me van bien. En el trail ninguna marca te va a pagar una millonada para que te pongas unas zapatillas que te duelan y vayan a menguar tu rendimiento. Hay que tener mucho cuidado para no entrar en un juego de ego o falsa humildad, en el que es fácil verte cuando estás en la cresta de la ola y todo el mundo te da palmas en la espalda.
K: Además, somos un mundo muy minoritario. Nadie es un gran futbolista ni jugador de la NBA.
M: Y quien lo es, Kilian, da un gran ejemplo. Alguien más humilde y humano no vas a encontrar. Ves a gente que gana una carrera de 50 personas en un pueblo, con todo el respeto del mundo a la carrera, y te lo vende como si hubiera entrado primero en UTMB. Hay que tener cuidado. Alimentar el ego es peligroso, porque siempre quieres más, pero no puede ser. O tienes gente a tu alrededor que te pone en tu sitio y tu echas pie a tierra, o puede ser difícil parar.
K: Desde que corres has pasado por varios patrocinadores. Hoy en día tienes 226ERS en la nutrición y Nike a través de Wild Trail Project como principal apoyo. ¿Cómo ha sido tu experiencia a lo largo de estos años con las marcas?
M: En el trail hay dinero, pero no todo se destina a los atletas. Yo, ahora mismo con Nike, a través de Wild Trail Project que es su sede en España, estoy muy contento. Para la nutrición, que sabemos que es súper importante, estoy encantado con 226ERS. No había probado sus productos hasta este año y la variedad que tienen es brutal. Todo lo que desarrollan es de mucha calidad y a mí me funciona genial. Los patrocinios no son sólo el resultado de las competiciones, sino también el de tu forma de manejar las redes y por tanto el alcance que tengas entre la comunidad del trail… Muchos piensan que aquí nadie vive de esto, pero no es verdad. Cada vez hay más corredores que lo hacen y eso es muy bueno.
K: Gente dedicada a ello que hace que suba el nivel y evolucione el deporte.
M: Nos vendieron que correr por montaña era un deporte muy romántico, en sitios idílicos. Lo era y lo es, pero evolucionó. Muchas organizaciones y marcas ganan dinero, y con todo el derecho, ya que trabajan para ello. El problema es cuando se minusvalora el trabajo del atleta, quizás quien más sacrificios asume. El atleta entrena cada día para luego llegar e intentar hacer una buena carrera. Estamos en un punto de inflexión, afortunadamente, en el que cada vez se le da más importancia al deportista y más valor al esfuerzo que hace. Hace cinco años un panadero que trabajaba todo el día iba el domingo a una carrera y te ganaba. Ahora, eso en alto nivel ya no lo ves. Los primeros puestos son de gente profesionalizada. Alguno trabaja, pero de forma muy flexible para que su prioridad total sea entrenar y rendir. Me alegra mucho ver que este deporte se está profesionalizando cada vez más. Es muy bueno para todos.
K: ¿Qué les dices a los chicos y chicas que te recuerdan a ti hace siete u ocho años cuando descubren este deporte y quieren dedicar tiempo a entrenar y competir?
M: Yo tuve la suerte de que elegí esto. Es verdad que empecé cuando había algo de boom, pero nada que ver con lo que hay ahora. Justo el otro día me escribía un muchacho de Sevilla que se quería pasar al trail. Mi consejo fue que lo probase y lo hiciera si realmente le gusta, que no se dejase llevar por la moda. Si lo haces por este motivo o porque quieres ganar una carrera, no te va a servir de nada. Es un deporte muy sacrificado y poco agradecido. Le dedicas muchas horas y lo que puedes recoger a nivel de resultados es prácticamente nada. Si lo haces para ganar y no te gusta, te vas a frustrar. A mí, como me hace tan feliz correr, aunque no recoja los frutos de lo que siembro, me da igual porque disfruto del proceso. Que se lo pasen bien, se llenen de amigos y experiencias y dejen los falsos egos a un lado. Puedes engañar a los demás un tiempo, pero a ti mismo no.
K: Para acabar, dejando a un lado los objetivos a corto plazo, que como los de todos se han alterado y/o pospuesto. ¿Cuáles tiene Mario a medio plazo? ¿Dónde te gustaría verte en tres años?
M: Muy fácil. Dentro de unos años me gustaría poder decir que he sido profesional de esto, aunque sea durante un año. Con profesional no me refiero a cobrar un dineral, sino lo suficiente para vivir. Con eso mi sueño se habría cumplido, porque para llegar ahí tienes que hacer muy buenas carreras. Dedicarme por completo a correr es mi mayor sueño a nivel personal. En lo competitivo, quiero ganar alguna carrera en Chamonix e ir con la selección española. El día que lo consiga, ya que estoy luchando para ello, y me llegue el paquete a casa con la ropa de la selección va a ser un sueño hecho realidad. Esos son mis dos objetivos deportivos más ambiciosos. Siempre he soñado con eso.
K: Seguro que por ganas y esfuerzo no faltará. Eres constante y el trabajo de los años tiene su fruto.
M: También es necesario que acompañe un poco la suerte. Y si no lo consigo tampoco pasa nada, al menos lo habremos intentado.
K: Un placer hablar contigo siempre, Mario. Da gusto compartir experiencias con gente luchadora. Con constancia e ilusión, todo sale. Gracias y hasta pronto.
M: Igualmente, Alex. Un abrazo.
Las sensaciones que nos aporta ir ligero por lugares salvajes y aislados son únicas. Correr es la mejor herramienta para sentir ese placer frecuentemente. Tener un sueño es fácil, la diferencia es tener ganas de luchar para alcanzarlo. Ganar una carrera es muy bonito, estar meses lesionado no tanto. Volver a empezar hasta llegar a tener la mejor forma física, volver a parar, pero sin perder la ilusión. Porque todo volverá a su sitio y los sueños están para cumplirlos. Sueños.
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