MICHI WOHLLEBEN. TRIPLE EDGE. Trilogia invernal en el Salbitschijen

16 Feb MICHI WOHLLEBEN. TRIPLE EDGE. Trilogia invernal en el Salbitschijen

Se cumple ahora un año de la trilogía invernal que Michi Wohlleben y Lukas Hinterberger realizaron en el Salbitschijen, escalando este pico de 2.985 metros por sus aristas sur, oeste y este, en una actividad que les llevó 45 horas. La belleza de una montaña salvaje, el valor de la cordada o reflexiones sobre el miedo, el riesgo y las dudas, pueden verse en Triple Edge, una película que recoge su paso por esta montaña de los Alpes de Urner, y que forma parte del programa del European Outdoor Film Tour – EOFT, que en estos momentos está recorriendo nuestro país. Charlamos con Michi, un montañero para quien el alpinismo no consiste en coleccionar picos de reconocido nombre, sino de vivir experiencias que inevitablemente generarán recuerdos de por vida.

Por Kissthemountain

Kissthemountain: Hola, Michi. Es un placer tenerte en nuestras páginas. Acabo de ver la película sobre la actividad que hiciste, junto a Lukas Hinterberger, en el Salbitschijen. Quería preguntarte por varios aspectos de ella en particular y sobre tu carrera como alpinista en general. Antes de eso, me gustaría hacerte una reflexión para conocer tu opinión. Los motivos que encontramos para ir a las montañas pueden ser muy variados. Unas veces vamos simplemente por diversión a realizar actividades no muy exigentes, otras lo hacemos para buscar nuestros límites y en ocasiones nos mueve por la belleza del entorno. Me da la impresión de que vuestra actividad en el Salbitschijen tenía estas tres motivaciones: diversión, búsqueda de límites y belleza de la montaña. Las imágenes que muestran la película que puede verse en esta última edición del European Outdoor Film Tour – EOFT  así lo atestiguan. Esa montaña y sus crestas son de una belleza casi insuperable, y la actividad creo que fue bastante exigente para vosotros. ¿Puedes hablarnos de tus motivos para ir a la montaña?

Michi: Cuando era pequeño, caminaba por las montañas con mis padres y me fascinaba viendo gente colgada en las paredes. Les convencí para que me dejaran unirme a un grupo de escalada juvenil. Tenía 7 años cuando empecé y desde entonces ha sido la mejor afición y pasión que puedo imaginar. Estar en la naturaleza con amigos con los que compartes momentos increíblemente intensos… En algún momento, me di cuenta de que podía hacer rutas más extremas que me darían aún más emociones. Hoy tengo 33 años, familia, soy guía de montaña desde hace 12 y sigo escalando como un niño pequeño. Las grandes vías y los proyectos difíciles permanecerán en mis recuerdos durante el resto de mi vida.

K: Hablemos del valor de la cordada. En esta actividad, la formabais tú y Lukas Hinterberger. En varias ocasiones, a lo largo de la película, puede verse que en momentos de debilidad por tu parte era Lukas quien tomaba el control y justo lo contrario. Considero que formar cordada con gente con la que hay mucha complicidad es algo realmente valioso. 

M: Todo lo que puedo decir es que la cordada es la parte más importante del éxito. Lukas y yo podemos esforzarnos mucho y lograr más del 200%. Y esto sólo es posible si los miembros de la cordada se conocen muy bien, confían mucho el uno en el otro y están mutuamente agradecidos. Experiencias sobre cómo un equipo puede crecer juntos para crear proyectos tan grandes son una parte muy fascinante de los deportes de montaña. No sé si hay otras disciplinas en las que sus participantes crecen juntos de esa manera. Tal vez sea porque ponemos nuestras vidas en las manos del otro una y otra vez.

K: En la búsqueda de límites en la montaña, además de superar retos y de crecer como alpinista, también se produce el autoconocimiento. Hablas de ello en los primeros minutos de la película. ¿Podrías profundizar un poco más? 

M: Las montañas han moldeado mi carácter de manera natural. He perdido muchos amigos. Inevitablemente, surge la pregunta: ¿qué tengo que hacer para vivir más? Me la hago a menudo y trato de reflexionar mucho sobre esta cuestión. En realidad, no tiene sentido arriesgar la vida por la primera trilogía invernal de Salbitschijen, pero tampoco quiero perderme estas experiencias que son la guinda del pastel de la vida. Tenemos que descubrir dónde está el equilibrio adecuado. He encontrado mi camino y trato de estar agradecido por cada día que paso allá fuera, en las montañas.

K: Hablemos de riesgo y miedos. En tu amplia trayectoria como alpinista, te habrás visto en situaciones complicadas. Me refiero a esos momentos en los que por la dificultad técnica de la actividad o por las condiciones meteorológicas o de la nieve, da la sensación de que el control pasa de tus manos a las de la montaña. Es ella quien manda. Riesgo de caída, de aludes, incertidumbre por la posible pérdida del camino de vuelta, miedo a que no se pueda avanzar ni para adelante ni para atrás… Son muchas las posibles situaciones complicadas. ¿Cómo gestionas tú esos momentos de tensión en los que el ser humano se muestra insignificante ante el poder de la gran montaña?

M: Son los momentos que en realidad no quieres tener. En todos ellos, perdemos el control y ya no nos sentimos cómodos. Pero ¿por qué perdemos el control? Porque cometimos errores antes. Afortunadamente, tengo una psique estable y, normalmente, puedo tomar decisiones con la cabeza clara. La experiencia también me ayuda a evitar situaciones de este tipo o a salir rápidamente de ellas. La clave es mantener la calma.

“Tenía 7 años cuando empecé y desde entonces ha sido la mejor afición y pasión que puedo imaginar. Estar en la naturaleza con amigos con los que compartes momentos increíblemente intensos… En algún momento, me di cuenta de que podía hacer rutas más extremas que me darían aún más emociones. Hoy tengo 33 años, familia, soy guía de montaña desde hace 12 y sigo escalando como un niño pequeño. Las grandes vías y los proyectos difíciles permanecerán en mis recuerdos durante el resto de mi vida”. 

 

K: En los momentos descritos en la pregunta anterior, o ante la actividad en una montaña que es la primera vez a la que te enfrentas, imagino que no todo puede estar medido y que la intuición toma un papel destacado. ¿Qué valor tiene para ti la intuición?

M: Creo que la intuición o el presentimiento suele ser lo más importante, especialmente en situaciones peligrosas. En estos casos, a veces, es la última señal de advertencia antes de que algo suceda. Tienes que escuchar eso y no dejar que tu ego prevalezca. ¿Quién quiere dar la vuelta o fracasar? Sólo sabemos que un alpinista viejo es un buen alpinista.

K: “Las noches que se pasan en la montaña se cuentan entre los recuerdos más hermosos de la vida de un alpinista. Nunca se olvidan los vivacs a la intemperie, bajo las estrellas”. Esta frase está extraída del libro Estrellas y borrascas de Gaston Rébuffat. En la actividad que realizaste en el Salbitschijen tuvisteis que hacer noche en la montaña. 

M: Vivir en las montañas es una bendición y una maldición. Por supuesto que es algo romántico, pero, por otro lado, como intentamos ir lo más ligeros posible, esos momentos suelen ser fríos e incómodos. Preferiría describirlo como el recuerdo más aventurero en la vida de un montañero. En Salbitschijen, no dormimos muy bien, estábamos bastante cansados ​​desde el día anterior, también hacía frío y tuvimos que empezar a subir con fuerza, pero fue una gran experiencia pasar la noche solos, lejos de la civilización.

K: En el final de la película hay una reflexión que me gusta: ¿por qué ir al Cerro Torre si también cerca de casa se pueden realizar actividades increíbles? ¿Consideras que aún queda espacio para la innovación en los Alpes o en otras cordilleras europeas?

M: La trilogía del Salbit, o muchas otras ascensiones alpinas de primer nivel, es una prueba de que todavía hay mucho espacio. El montañismo no trata de picos con nombre, sino de lo que sentimos esos días, de cómo vivir intensamente, de coleccionar recuerdos, de sentirnos unos u otros… No importa si es en el Cerro Torre, en el Himalaya o en el Salbit. La mente y nuestro cuerpo funcionan igual sin importar en qué lugar de la tierra hagamos actividad. Escalar es lo mismo. El desafío es encontrar proyectos que sean tan difíciles que sintamos que estamos llegando al límite. Creo que todavía hay espacio para 200 años más de montañismo en los Alpes.

“Creo que la intuición o el presentimiento suele ser lo más importante, especialmente en situaciones peligrosas. En estos casos, a veces, es la última señal de advertencia antes de que algo suceda. Tienes que escuchar eso y no dejar que tu ego prevalezca. ¿Quién quiere dar la vuelta o fracasar? Sólo sabemos que un alpinista viejo es un buen alpinista”.

“El montañismo no trata de picos con nombre, sino de lo que sentimos esos días, de cómo vivir intensamente, de coleccionar recuerdos, de sentirnos unos u otros… No importa si es en el Cerro Torre, en el Himalaya o en el Salbit. La mente y nuestro cuerpo funcionan igual sin importar en qué lugar de la tierra hagamos actividad. Escalar es lo mismo. El desafío es encontrar proyectos que sean tan difíciles que sintamos que estamos llegando al límite. Creo que todavía hay espacio para 200 años más de montañismo en los Alpes”.

K: Por último, Michi, ¿qué se va a encontrar el espectador del EOFT con la película de la actividad realizada por ti y por Lukas? ¿Por qué merece la pena verla? 

M: Espero que el espectador vea a dos jóvenes montañeros haciendo lo que aman. Son un equipo increíble y el ascenso sería imposible sin la cordada. Van a ver a un par de escaladores que pasan por situaciones buenas y malas y que superan sus límites haciendo una ascensión alpina que nunca antes nadie se había atrevido a hacer.