23 May Ragna Debats. Marathon des Sables. La victoria del inconformismo.
Texto: Kissthemountain
“Yo corro para mí, no sólo para ganar. Busco superarme en todo momento”. Con estas palabras de Ragna terminaba la conversación que mantuvimos unos días después de su incontestable victoria en Marathon des Sables, una carrera que en muchas ocasiones se convierte en una cuestión de supervivencia. Estábamos hablando de sus objetivos de cara a esta temporada y la corredora y embajadora de MERRELL nos justificaba la apuesta por una distancia más corta y atlética -carreras de alrededor de 42 kilómetros-.
Es probable que Ragna Debats encuentre más dificultades para extender su dominio en esta distancia. La temporada pasada demostró que cuando la carrera lleva asociada el nombre de “ultra” es realmente complicado batirla. En Penyagolosa Trails se hizo con el Campeonato del Mundo en la versión IAAF, en Escocia hizo lo propio con la versión Skyrunning. Además se impuso en la Copa del Mundo Skyrunning. Ganó prácticamente todo lo que se propuso en distancias largas. Sin embargo, en lugar de conformarse, busca para este año nuevos retos. Será complicado que repita tantos éxitos. Aunque con Ragna nunca se sabe. La superación forma parte de su ADN.
El formato de Marathon des Sables es realmente exigente. Son varias etapas en las que se afrontan distintas distancias. Los ritmos son superiores a los que marca la montaña. Correr por la arena del desierto es en ocasiones muy complicado. El peso de una mochila que supera los siete kilos y que los corredores deben llevar consigo es algo que con el paso de los kilómetros se hace muy duro. Ninguno de estos condicionantes ha evitado que Ragna se haya llevado una nueva victoria importante de prestigio. Como nos ha comentado, la ha preparado con mimo y de manera muy específica. Doblar entrenamientos en muchos días y correr con este peso extra han sido parte de su rutina. No ha querido dejar nada al azar. Quería ganar, y cuando ella pretende algo, pone todo lo que tiene para conseguirlo. Sólo unos problemas de ajuste en la mochila le han impedido meterse entre los diez primeros (hombres y mujeres) de la general. Nos comentaba que si algún día vuelve a esta carrera, será para lograrlo.
Pero Sables ha sido para Ragna mucho más que una carrera. La alegría de su entrada en meta en la última etapa así lo demuestra. El desierto ha despertado en ella muchas emociones. Los momentos de recuperación pasados en la jaima junto a sus compañeros, la conexión del atardecer con ella misma y con los suyos que se encontraban a muchos kilómetros de distancia, lo salvaje de un territorio que en muchas ocasiones la hacían sentir una solitud implacable, lo desmedido de una naturaleza que mostraba sus extremos con el calor del día y el frío y la furia del viento durante la noche, y muchos otros aspectos quedarán para siempre en el recuerdo de una corredora increíblemente vital. Felicidades Ragna.
LA CONVIVENCIA Y LOS RECUERDOS MÁS MARCADOS.
“Si cierro los ojos y busco el primer recuerdo que viene a mi cabeza de Marathon de Sables siempre aparecen los momentos pasados en la jaima y la convivencia con los compañeros. El tiempo detenido en la tienda con el cuerpo estirado y tratando de descansar y recuperar mientras nos cuidábamos los unos a los otros en un gran ambiente es algo que me ha marcado mucho. Ése es el recuerdo más intenso que tengo”.
“En otras carreras te encuentras con gente con la que no mantienes la relación después. Hago muchas pruebas y cuando termina una, paso a la siguiente sin tiempo para recuperar el contacto con las personas que conozco. Es como si pasase página. En Sables ha sido diferente. Vivimos momentos muy íntimos. Estoy segura de que guardaremos el cariño entre nosotros durante mucho tiempo. Se generan vínculos muy fuertes”.
LO SALVAJE Y LA SOCIEDAD.
“Me viene un recuerdo muy intenso de la segunda etapa. Hicimos un tramo de transición entre unas dunas muy salvajes con arena muy blanda. Era una zona realmente complicada de correr y muy exigente en la que no había balizas y tenías que navegar por ti misma. Seguí las huellas de pisadas de otros corredores, aunque había pocas. La primera parte la hice con GPS y la compartí con otra persona. Luego la dejé porque mi ritmo era un poco más alto. A partir de aquí me quedé sola y fue muy especial para mí. Hubo un momento en el que me giré y al no verla fui consciente de una soledad total. Fue una sensación muy bonita y a la vez de mucho respeto, no miedo, pero sí de solitud. Me di cuenta de que tenía que buscar mi camino. Me gustó realmente este momento. La inmensidad del desierto me atrapó”.
LA SONRISA.
“La sonrisa en el rostro mientras corría ha sido algo muy habitual durante esta prueba. En la última etapa fui riendo prácticamente durante todo el recorrido. Me sentía muy bien. La sonrisa era tanto exterior como interior. Disfruté muchísimo en esta etapa y fue en la que me encontré físicamente mejor. Lo pasé realmente bien. Creo que se muestra muy bien en el vídeo de entrada en meta a la que llego saltando y llena de alegría”.
LA CONEXIÓN.
“Los atardeceres fueron realmente especiales. Cada día me retiraba buscando la soledad para contemplarlos. Supongo que muchos de nosotros hicimos lo mismo. Para mí era un momento de disfrutar en soledad y de sentirme conectada con mi familia. Pensaba que ellos estarían viendo lo mismo desde otro lugar. La cuarta etapa la terminábamos a la luz de los frontales y el atardecer me pilló corriendo. Fue un momento mágico”.
EN MANOS DE LA NATURALEZA. LAS NOCHES.
“Antes de venir ya era consciente de que para mí serían más duras las noches y el frío que el calor del día. Es un territorio de contrastes. Gestiono bien el calor. El frío es necesario saber llevarlo. No tienes condiciones muy básicas como el calor de las mantas y otras comodidades necesarias para descansar bien. Es muy difícil no pasar frío durante la noche. Sabía que gestionar bien este aspecto era básico para mí. Compartía jaima con siete chicos que me trataron muy bien. Me ayudaron a no pasar frío. Dormíamos sobre una alfombra. Yo la doblaba para usarla como manta buscando el calor”.
“El viento sopla realmente fuerte. A veces entraba en la tienda. Cada noche cerrábamos la jaima por un lado con piedras que buscábamos o con lo que encontrábamos para evitar que entrase el viento. El otro extremo de la tienda debía quedar abierto. Dos veces en plena noche giró el viento y tuvimos que cambiar el lugar que cerrábamos con las piedras. Era una cuestión de supervivencia. Tuve mucha suerte en ese sentido. Tengo que admitir que fueron mis compañeros los que lo hicieron. Había como una especie de reparto de tareas. Al ser de los primeros que llegaba en cada etapa, yo me encargaba de limpiar la jaima y de quitar la alfombra para retirar las piedras y rocas que se metían por debajo”.
LA CARRERA.
“No es ni montaña ni asfalto. Había corredores con tiempos impresionantes en maratón y media maratón con los que pensaba que no podría medirme y sin embargo lo conseguí. Muchos de ellos sufrieron mucho en este terreno. Es más llano que la montaña pero se hace realmente duro, sobre todo cuando hay mucha arena. Los corredores de montaña estamos más acostumbrados a correr en condiciones difíciles de viento, frío, calor o tecnicidad del terreno, pero no a ritmos tan altos. También hay que sumar la dificultad de correr con la mochila. Muchos sufrieron. Yo también, aunque quizás en menor medida. Empiezas a correr cada día con un mínimo de siete kilógramos. Esto se nota”.
“La última etapa la hice más tranquila de lo previsto. Tras las dos primeras pensaba que podría meterme entre los diez primeros de la general, pero en la tercera empecé a sufrir por algún problema de ajuste de la mochila y por el impacto en mi espalda. La mochila era perfecta y me he enamorado de ella pero tendría que haberla ajustado un poco más. Me estaba un poco grande y me generó un edema que dolía mucho. Decidí tomarme con calma la última etapa para asegurarme la victoria y renuncié a luchar por entrar entre los diez primeros. Pienso que mi estado de forma me habría permitido hacerlo. Si vuelvo sería para lograrlo. Ha sido una experiencia muy bonita en la que he disfrutado muchísimo. No soy de repetir carreras pero con Sables siento justo lo contario”.
EL MATERIAL.
“Utilicé un prototipo de zapatillas. Elegimos el color blanco para el calor y la tela que cubría la zapatilla estaba preparaba para que no entrase nada de arena. Llevaban unas polainas cosidas que cerraba cada día con una cinta. Evitaba la sensación de llevar una polaina grande en las piernas lo que incrementaba la sensación de ligereza mientras corría. Todos estos factores fueron determinantes. Trabajé directamente junto con la gente de MERRELL en Estados Unidos, sin intermediarios, prácticamente en contacto directo con la fábrica. Creo que el año que viene se pondrán a la venta unas zapatillas muy parecidas”.
LA RECUPERACIÓN.
“Cada día recuperaba perfectamente las piernas. Esta carrera por etapas la preparé muy bien. He hecho dos veces The Costal Challenge sin preparación específica. La prueba de Costa Rica la he usado siempre como preparatoria para la temporada y he llegado siempre con pocos kilómetros en las piernas al ser después del descanso del invierno. Me costaba mucho recuperar y se me hacía muy dura. Para Sables hice muchos dobles entrenamientos y gran parte de ellos con el peso de la mochila. Cada día tenía ganas de correr. Cuando terminé la última etapa, sentí que podría haber hecho otra al día siguiente”.
LA SUPERACIÓN.
“Este año, en principio, me centraré en distancia maratón. Será más difícil para mí puesto que siento que domino muy bien la distancia ultra pero me atrae mucho. Creo que lo puedo hacer bien aunque soy consciente de que es una distancia más atlética. No quiero hacer las cosas fáciles. Yo corro para mí, no sólo para ganar. Busco la superación”.