10 Dic Sheila Avilés. El arma del optimismo
En la cabeza de Sheila Avilés hay equilibrio. Sus ideas están muy ordenadas y buscan un fin: seguir superándose. La crisis sanitaria de estos meses, lejos de desanimarla, le ha servido para mejorar en otros aspectos que muchos olvidan, como el descanso, la meditación, el control mental o el movimiento articular… La doble campeona de la Copa del Mundo se siente más que preparada para iniciar una nueva temporada en la que cuenta con estas nuevas herramientas. Con esta charla, además de aprender, saldremos más motivados. Porque un optimismo así no es fácil de encontrar. Gracias, Sheila.
Texto: Kissthemountain
K: Hola Sheila. El otro día leía uno de tus posts en redes sociales en el que decías: “A veces tan sólo se necesita mirar las cosas desde otra perspectiva, desde otros ángulos. Coger aire, alejarse y respirar para ver las cosas de diferente manera. Ése es el aprendizaje que llevo días haciendo: intentando descubrir qué quiero, cómo lo quiero y cuándo lo quiero. Y en medio de tantas preguntas, hay muchas dudas e incertidumbre, aunque también en algunas cuestiones veo mucha luz y claridad. Las personas perfeccionistas queremos tenerlo todo controlado, y cuando nuestra vida se descontrola, nos asusta, nos da vértigo y miedo. Pero al mismo tiempo, siempre me armo de confianza y valor para tirar hacia adelante, para adentrarme y viajar entre esas emociones que tanto desconozco. Veo claridad en mi camino cuando enfocó mi mirada en el futuro. Me veo entre montañas, disfrutando y consiguiendo muchos objetivos que tengo en mente. Sé que aún voy a estar en muchas carreras, en esa línea de salida con nervios a flor de piel, y también que amo mi deporte. Desde 2015, he estado aprendiendo muchas lecciones en el mundo del trail running. Y este 2020 ha venido para enseñarme que también necesitamos darnos un respiro, cambiar de dirección, de perspectiva, para que cuando queramos volver, lo hagamos más fuertes que nunca. Y separarse no significa irse para siempre, alejarse del todo. Desconectar no es colgar las zapatillas, tirar la toalla. Significa aprender, sentir que todo tiene sentido, que lo logrado ha sido especial y mágico, volver a valorar el pasado para disfrutar del presente y saber que el futuro puede ser igual o mejor. Y ahora que me he puesto diferentes gafas, he podido ver que sale el sol, que estoy en el camino correcto, que seguiré intentándolo muchos más años”. ¡Vaya grito de optimismo!
S: Al final ha sido un año difícil para todo el mundo por la situación del COVID, y además a mí se me ha juntado el tema de la lesión. He pensado mucho en ello y llegado a la conclusión de que eran momentos para pararse, mirar al pasado, ver lo conseguido que ha sido grande, cómo lo he hecho y seguir trabajando en la misma línea sin entrar en una rueda negativa. Quería compartirlo con todo el mundo, pues mucha gente me dice que ha perdido la motivación para entrenar y para muchos otros aspectos. Yo he seguido entrenando y haciendo cosas incluso lesionada. Siempre hay algo que hacer. Estando tirada en el sofá todo el día desmotivada no mejoras y no es saludable. Este año me ha aportado el saber parar, conocerme a mí misma, saber qué me vendría bien, escuchar al cuerpo. Quizás necesitaba desconectar un poco de las planificaciones, de a cuánto voy el kilómetro… Volver a la esencia de qué quiere Sheila. ¿Levantarte con el sol y hacer algo de movilidad para luego salir a trotar media hora? Pues se hace esto. Era un poco el hecho de buscar lo que realmente me apetecía. Y este año, nos estaba dando la oportunidad de hacerlo por la falta de competiciones. Ser flexible, estar más con tu familia y amigos, tomarte esa cerveza si te apetece… Sé que mi mundo es el trail, pero no todo mi mundo es esto. Este deporte exige muchos sacrificios, y este año se nos estaba permitiendo romper esa rutina. Y si se han hecho bien las cosas, si has sabido parar, escuchar a tu cuerpo, descansar, refortalecer la mente, conocerte más, habrás conseguido herramientas que te ayudarán en el futuro a sacar una versión mejor de ti. Personalmente, me ha nutrido mucho este año a pesar de que ha habido momentos muy duros como para todo el mundo. He conocido otra parte más de mí, he aprendido a sacar lo positivo. Siempre he tenido esta actitud, pero este año aún más. Seguir entrenando, pero sin machacarme, aprendiendo a hacer otras cosas. Hipopresivos, jugar con la respiración, meditar… No todo es correr. Esos aspectos más mentales son también importantes para que el cuerpo asimile toda la carga y estrés que le damos. Ése ha sido mi aprendizaje este año. Por eso decía de cambiar las gafas, la perspectiva. No todo es negro. Todo pasa por algo, y si ha ocurrido esto, pues cógelo para aprender. Estoy segura de que me ha venido bien descansar tras cuatro años de trabajo excesivo. Si hubiese sido un año normal, quizás ahora estaría quemada mentalmente. En cambio, estoy con ganas de competir y de dar mucha guerra durante años. Hay que saber aprovechar las oportunidades. No era el año para machacar el cuerpo y meter mucho volumen. Las cosas que controlo y no me gustan las intento cambiar, pero esto no podía controlarlo nadie.
K: Es una actitud muy positiva, Sheila. Me gustaría ir ahora al pasado. La última vez que te vi fue en la final de Limone cuando te proclamaste campeona de las Skyrunner World Series por segunda vez, pero antes de llegar allí, quiero hablarte del podio de la BUFF Epic Trail de ese mismo año. Estuve en la entrega de premios donde os hicieron subir a las 10 primeras clasificadas. Allí estaban Ragna Debats, Johanna Åström, Holly Page, Hillary Gerardi, Anne-Lise Rousset, Sanna El Kott, entre otras muchas de las mejores corredoras del mundo, y en el primer puesto del cajón estabas tú. ¿Eres consciente en ese momento de las chicas que tienes al lado y a las que te has impuesto?
S: La verdad es que hice un análisis que me sorprendió bastante. El día de antes estaba bastante motivada, pero un poco asustada por ver tanto nivel en el lado femenino. Eso, aparte de respeto, me daba mucha motivación. Me gusta competir con las mejores y allí estaban. Si ganas la recompensa es mayor. Y cuando me vi en el primer lugar del podio, me sentí realmente bien. Además, esa carrera no fue de mis mejores. A nivel de sensaciones, desde que salí hasta que llegué, me encontré muy fatigada. Incluso calentando me di cuenta de que no estaba del todo bien y que ese día tocaría sufrir mucho. Aun así, fui capaz de hacerlo y llegar primera a meta. Acabé muy motivada y contenta para seguir haciendo Copa del Mundo.
K: Ya habías ganado en Livigno, hiciste un buen puesto en Mt. Awa Skyrace, repetiste victoria en Skyrace Comapedrosa… Y llegas a Limone, la gran final de las Skyrunner World Series. Me encantó tu entrada en meta. Se te veía realmente feliz.
S: En Limone hice una carrera muy estratégica porque sabía que si controlaba bien a Ragna Debats y a Elisa Desco, la victoria final sería mía. No iba tan centrada en ganar [en meta se impuso Denisa Dragomir entrando Sheila en segunda posición] sino en controlarlas. El año pasado hice muy buena temporada y creo que merecía ganar la Copa del Mundo. Fui muy regular y lo trabajé mucho. Al final puedes creer y merecer, pero de ahí a que salga es diferente. Ocurrió como preví con Andrés [Sheila se refiere a Andrés Arroyo, su entrenador], y por tanto terminé muy contenta. El trabajo no fue solo mío, sino de todo el equipo que tengo detrás. Eso fue lo mejor: saber que lo habíamos logrado entre todos.
K: Lo habías logrado también en 2017, pero fue diferente, ¿verdad?
S: Siempre he dicho que en ese año gané un poco de rebote. La victoria debería haber sido para Laura Orgué, pero tuvo mala carrera en la prueba final en Limone por un dolor de rodilla. Tenía que pasar lo que nadie esperaba y los números me dieron la victoria final. Pero, así como en 2019 te puedo decir que fui muy regular estando siempre en las posiciones de delante, en 2017 se dieron un cúmulo de circunstancias que me hicieron ganar. Si Laura no hubiera tenido ese problema en la última carrera, no habría sido así. En 2019, lo merecí mucho más.
K: Lo que quería es que me hablaras sobre tu mejoría entre un año y otro. Hablo de aspectos tanto mentales como físicos. Y también me gustaría que me dijeras si tienes margen de mejora de cara al futuro.
S: De 2017 a 2019 hay un gran salto. Siempre con Andrés hemos querido hacer las cosas poco a poco y en progresión. La carga de entrenamiento entre 2017 y 2019 no tiene nada que ver. Hemos seguido la línea y lógica de empezar despacio hasta que el cuerpo se ha adaptado. 2018 fue más intenso en entrenamientos que 2017, y 2019 más que 2018, pero siempre escuchando al cuerpo y comprobando que se asimilaba bien el trabajo. Por un lado, el cuerpo estaba más adaptado y curtido permitiéndome entrenar más horas y mejor. El trabajo de fuerza también ha sido importante. En 2017 empecé con esto y dos años después se nota que el cuerpo está más fuerte y que recupera mejor después de las competiciones. Por otro lado, y creo que esto es casi más importante, está la gestión a nivel emocional. No tiene nada que ver cómo manejo este aspecto ahora. El año pasado aprendí a controlar la presión, a relajarme, y a dar lo mejor de mí, tomándolo todo de otra manera. Esos son los grandes cambios. ¿En qué puedo mejorar aún? Es cierto que en 2020 no hemos competido, pero pienso que he dado un gran salto porque he podido introducir cosas que no hacía hasta el momento, algunas que no me gustaban, como aprender a relajarme, movilidad articular, meditación, estiramientos, escuchar al cuerpo y parar cuando es necesario. Son entrenos diarios complementarios que no hacía y básicos para prevenir lesiones y tener la musculatura interna a tope. Creo que este año he hecho una gran base en estos aspectos que no voy a perder porque ya son parte de mi rutina. Me dará herramientas para la próxima temporada.
K: Háblame más del aspecto mental, Sheila.
S: En 2017 era un poco como la tapada. Nadie me conocía y fue un año más fácil a nivel de gestión emocional. Iba a una carrera y no tenía nada que perder. En 2018 ya sí noté mucha más presión. Era todo nuevo para mí y no sabía controlar bien estos aspectos. Hay muchas veces que patrocinadores o gente que sigue a Sheila y quieren lo mejor para ella, sin querer, te presionan más. Vas por la calle, y si te dicen una o dos personas que mañana vas a ganar porque lo desean, no pasa nada, pero si lo hacen 100, se crea una presión interna mucho más intensa. 2018 fue un año de aprendizaje, de ir de cabeza de cartel, entrevistas en prensa… En 2019 lo tenía más asimilado y tenía estrategias de planes de acción a nivel psicológico: cómo llegaré, cómo estructuraré las cosas, cómo estaré los días antes… Se trata de gestionar por franjas. Por ponerte un ejemplo, el día previo a la carrera por la mañana hago entrevistas, pero por la tarde me quedo en la habitación tranquila con mis amigos desconectando la mente y sin pensar en la carrera para no ponerme más nerviosa. Al final se trata de entender que no somos máquinas y que simplemente queremos dar lo mejor, y que hay días mejores y peores. Todo el mundo entrena e intenta dar el 100%.
Hay que tener claro ese concepto para relajar la presión y disfrutar de cada carrera. Llegar a la salida y pensar que ese es el regalo a todo el sufrimiento de entrenamiento anterior. La gestión es importante también en carrera. Hay que tener la mente fría. Que salgan, que tiren, mientras yo voy a mi ritmo haciendo mi carrera. Entender bien el concepto de ir de menos a más es importante.
K: Terminas las Skyrunner World Series, te pones a planificar 2020 y decides que no vas a hacer Copa del Mundo, salvo alguna carrera excepcionalmente, para centrarte en UTMB, Transvulcania y carreras de otro tipo ajenas a un circuito. ¿Por qué?
S: Quería salir de la zona de confort y mejorar puntos débiles yendo a carreras donde sintiera otro tipo de presión por parte de los corredores para seguir mejorando y trabajando con el objeto de ser más rápida en pruebas correderas. Luego está otro aspecto muy importante: quería apartarme un poco de la sobrecarga de carreras en el calendario. Cada vez entiendo mejor que es importante no competir tanto sino llegar con la puesta a punto a tope a las carreras que se planteen como objetivos de la temporada. No quiero volver a hacer 20 carreras al año, sino planificar tres objetivos por temporada y el resto que sean carreras secundarias, como diversión o entrenamiento. No se puede llevar durante muchos años un calendario como el mío de 2019. Es excesivo para el cuerpo y la mente. Mucha exigencia. Quise programar mucho mejor la temporada y retar a mis puntos débiles. De cara al próximo año, lo veo aún más claro. Ya llevaba cuatro temporadas a tope de entrenamientos y competición durante prácticamente todos los meses del año.
K: ¿Tienes claros esos tres objetivos para 2021?
S: No, porque no hay calendarios fiables. No me he puesto a programar nada porque este año he tenido carreras planificadas para las que he entrenado mucho y me las han cancelado días antes.
Hasta que no se tranquilice todo un poco y vaya volviendo la normalidad no quiero pensar demasiado. Obviamente, hay carreras que me gustarían como OCC, Transvulcania, el mundial o el europeo. Son objetivos que tengo en la cabeza, pero quiero algo de seguridad para poder centrarme y focalizarme en eso. Prefiero esperar a ver cómo termina este año y a partir de ahí tomar decisiones.
K: ¿Cómo has llevado todo este año? Ha habido muchos corredores que se han planteado retos personales de otro tipo. Me vienen ahora nombres como los de Pau Capell, Aritz Egea, Sílvia Puigarnau, Virginia Pérez Mesonero, Andreu Simón… Tú en cambio no has entrado en ese juego. Oí que llegaste a estar un poco desmotivada por estas cancelaciones de última hora de carreras que estabas preparando.
S: Sinceramente, creo que no se ha entendido por qué se me ha visto desconectada este año. No ha sido desmotivación por las carreras, sino por mi lesión. Estuve entrenando muy bien durante el confinamiento y me sentía muy fuerte. Me puse más rápida que nunca, pero al salir fuera comenzaron a aparecer molestias en el diafragma que me hicieron parar. Mi cuerpo no me permitía entrenar y hay que prestarle atención. Tenía pensamiento positivo porque esa es mi actitud y evito los roles negativos que no ayudan nada, pero no estaba preparada para ir a hacer ningún reto. Asumí mi lesión como debe ser y mi preocupación no era hacer un reto sino recuperarme y saber qué me estaba ocurriendo y por qué tenía una lesión que aún hoy no tengo claro. Además, para mí, a nivel personal, hacer un reto de 100 kilómetros no me motiva y supone gastar un cartucho poniendo al cuerpo al límite gratuitamente. Ahora en diciembre, tengo un proyecto solidario para recaudar dinero para la lucha contra el cáncer infantil con San Joan de Déu. Será subir un volcán en la Garrotxa, el de Aiguanegra. Es algo pequeño, una subida de tres kilómetros en la que correré contra Eric Moya. Donaré, por una parte, un dinero que me aporta uno de mis nuevos sponsors, Monster, pero queremos conseguir más y lo que haremos será intentar que la gente se sume apostando por el tiempo que haré en subir. Los que se acerquen más a mi marca se llevarán una selección de productos de varios colaboradores que están entrando en esto. Todo el dinero irá íntegramente a Sant Joan de Déu. Ahora, un gran porcentaje de los recursos están yendo para el COVID, y la cantidad destinada para el cáncer infantil ha disminuido casi un 40%. Esto me motiva más que hacer 100 kilómetros.
K: Y por los patrocinadores, ¿has llegado a sentir presión por esta “desconexión”?
S: Para nada. Tuve una reunión con el team manager de Adidas TERREX porque al principio sí podía estar un poco más preocupada. Me llamó y me tranquilizó totalmente. Me dijo que le parecía muy bien mi intención de desconectar y descansar sin comerme la cabeza con exigencias en el entrenamiento porque me quería a tope de pilas para los próximos años. Me mostró su apoyo en cualquier decisión que fuese a tomar.
Me tranquilizó mucho saber que tenía un equipo que me entendía y que no quería que me quemase, sino sólo que disfrutase con lo que hago. Me dijo que quería Sheila para muchos años y eso se agradece mucho.
K: Es inteligente por su parte. Sólo tienes 27 años y tienes que durar mucho.
S: Sí, sí.
K: Sheila, ¿quién te inspira?
S: En el mundo del trail hay un gran número de personas con las que he podido compartir muchos y buenos momentos. Al final, más que admirar a una persona por los éxitos que cosecha, lo hago por su forma de ser y sencillez. Tengo la suerte de compartir equipo con Luis Alberto Hernando, Pablo Villa, Yaiza Miñana o Dani Osanz. Dani, por ejemplo, me transmite una gran sonrisa cada vez que estamos juntos. Le veo y me río. Eso es bonito. Es lo que admiro: la belleza de las personas. Y hay muchísimas con las que he pasado grandísimos momentos y no significa que sean élites. Hablo de gente que me ha aportado conversaciones de calidad y risas. A nivel de éxitos, pienso en Laura Orgué, pero como te digo, eso lo dejo en un segundo plano.
K: Te va a salir un muy buen 2021. Me transmites mucha seguridad y me aporta cómo le has dado la vuelta a todo lo negativo para sacar esa vertiente más mental y de descanso. Creo además que te has quitado toda la presión que otros pueden haber sentido.
S: Soy mucho de creer que las cosas pasan por algo y que la vida me ha dicho que frene a nivel mental y físico para coger energía para las próximas temporadas. El cuerpo no es una máquina y muchos de los que hayan sido capaces de parar un poco sin exigirse mucho son los que sacarán partido por la frescura mental y física.
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