17 Feb SHEILA AVILÉS. Lecciones de vida
Por Kissthemountain
El título de este artículo, lecciones de vida, tiene un camino en dos direcciones. Tras ganarlo todo en 2019, una lesión/enfermedad parecía haber puesto fin a su carrera deportiva. Ella luchó con todas sus fuerzas para superarla. Sheila nos dice que fue una lección de la vida. Y a la vez, nos estaba dando una enseñanza a todos, la de perseverar aun estando mal, seguir luchando, valorar la salud y estar agradecidos. Porque ella, aún con molestias, ha dejado atrás esos días oscuros. Su victoria en la OCC de UTMB es el premio más grande que podía darse a sí misma, y a la gente que le quiere y que ha sufrido tanto como ella. Por muchos años, mas, Sheila.
Sheila: Acabo de terminar el primer entrenamiento del día. Me iba a cambiar para salir con la bicicleta, pero me va bien que hablemos ahora.
Kissthemountain: ¿Cómo va todo?
S: Bien, Juanmi. Muy contenta, pero sin poder correr mucho ya que tengo unas molestias en los pies desde el año pasado. Prefiero hacer bici para que no vaya a peor. Es una inflamación que me quiero quitar ya para poder correr de una vez sin dolor. Llevo desde el año pasado arrastrándolo. No quise parar por la OCC y el mundial, y no se me acaba de ir. Quiero reducir el impacto y ahora, con la pretemporada, es un buen momento para cambiar la carrera por la bicicleta. Mejor que a mitad del año.
K: Vaya racha que llevas.
S: Sí, estoy harta. Es lo que tiene llevar el cuerpo siempre al límite. Al menos, esto no es tan grave como lo que he tenido en las costillas durante tres años. Es una lesión normal que le puede pasar a cualquier atleta. La asumo y la entiendo. No hace que me coma mucho la cabeza.
“Puedo decir que estos tres años han sido los más duros de mi vida. Ahora que he sido diagnosticada, tengo más paz mental, pero los días de incertidumbre fueron realmente difíciles. No entendía lo que me pasaba. Venía de ganar prácticamente todo en 2019, y de golpe a mi cuerpo empezaron a pasarle cosas muy raras. Llegó un momento en el que el tema deportivo quedó en un segundo plano. Tenía miedo de padecer alguna enfermedad grave. Ha sido una lección de vida brutal que me ha ayudado a ser mil veces mejor”.
“Agradezco a la vida la lección que me ha dado. Pienso que todo ha sido para bien. Mi mente es otra ahora, mucho más fuerte. Y sabe relativizar, porque lo importante no es ganar una carrera, sino disfrutar del camino, del día a día. Cuando lo haces, ya sea corriendo o estando con amigos, o lo que sea, sabes que eso es lo fundamental. Así es la vida y esta es la lección que yo tenía que aprender: perseverar aun estando mal, seguir luchando, valorar la salud y estar agradecida”.
K: ¿Cómo va la lesión de las costillas? ¿Sabes finalmente lo que la ha provocado? Cuando rodamos aquella miniserie contigo, hablábamos casi todos los días. Creo que lo último que me dijiste era que podría haber sido provocada por la picadura de una garrapata en Costa Rica.
S: A día de hoy, no puedo decir que esté curada. El diagnóstico es el Síndrome de la Costilla Deslizante [SCD], que estará conmigo de por vida a no ser que a la larga me opere, pero es algo que no está en mis planes. Sólo se hace esta operación en América y, además de ser muy costosa, no me aseguran al 100% que me deje perfecta. Con mi médico, el Dr. Ramón Balius, estamos tratando de manera menos invasiva esta dolencia. Hoy está mucho mejor gracias a él. Hacemos muchos controles e incluso probamos y experimentamos tratamientos nuevos. Voy mejorando, pero aún, en ocasiones, me molesta cuando pongo el cuerpo al límite. Ya me dijiste que en la retransmisión por televisión de la OCC se me veía poniéndome las manos en las costillas para mitigar el bloqueo del diafragma. Lo último que hemos hecho ha sido quemar unas terminaciones nerviosas en la espalda. Es un paso más hacia adelante. A ver si conseguimos ahora evitar las molestias cuando pongo el cuerpo al límite en bajadas. El diagnóstico lo sabemos, pero falta saber qué lo ha provocado. Quizás esa garrapata me provocó la enfermedad de Lyme. Algunas pruebas que me hice indicaban esa posibilidad, pero no se sabe con seguridad. Tengo que volver a repetirlas para salir de dudas. Esta enfermedad altera el sistema nervioso. Hay gente a la que le afecta gravemente, pudiendo tener síntomas como los de la esclerosis múltiple, paralizándose medio cuerpo y terminando en silla de ruedas. Es muy complejo. Además, el test de Lyme no es nada fiable. Después de tres años, aún no sabemos qué ha pasado. Al menos tengo ese diagnóstico que me da paz mental. Tengo fe en que me voy a curar y que al menos estaré mucho mejor. Con eso me quedo.
K: No sabes el porqué, pero sí lo que tienes. Hasta llegar a averiguarlo, sé que lo has pasado muy mal, pero por tu forma de ser siempre has tirado hacia adelante. Me imagino que habrás pasado por días muy oscuros en estos tres años con los dolores en las costillas. ¿Qué queda de esos días? ¿Llegaste a pensar que no podrías volver a correr?
S: Puedo decir que estos tres años han sido los más duros de mi vida. Ahora que he sido diagnosticada, tengo más paz mental, pero los días de incertidumbre fueron realmente difíciles. No entendía lo que me pasaba. Venía de ganar prácticamente todo en 2019, y de golpe a mi cuerpo empezaron a pasarle cosas muy raras. Llegó un momento en el que el tema deportivo quedó en un segundo plano. Tenía miedo de padecer alguna enfermedad grave. No te exagero si te digo que en un año y medio me hicieron más de 40 pruebas: tacs, endoscopias, colonoscopias, ecografías abdominales, analíticas para buscar enfermedades autoinmunes, tropicales… He pasado por las manos de muchos médicos, y asusta muchísimo que no te encuentren nada. Incluso me dijeron que podía ser algo mental, pero yo sabía que no, porque siempre me he caracterizado por tener una mente dura y por ser muy optimista. Sabía que algo físico me estaba pasando. No fue sólo duro para mí, sino para la gente de mi alrededor. Mi familia, mi pareja, mi entrenador, mis amigos… No podía dormir, me costaba respirar. No era capaz de hacer un solo kilómetro a 5’30’’. A raíz del diagnóstico del Dr. Balius, fue como ver una luz. Volví a ser optimista y a tener esperanza de que esa persona pudiera ayudarme a volver a ser Sheila Avilés. Estoy muy agradecida de todo lo que me ha dado. Me ha acogido incluso en días de fiesta. Como te he dicho, han sido los años más duros de mi vida, pero a la vez en los que más he aprendido. Ha sido una lección de vida brutal que me ha ayudado a ser mil veces mejor. Pensaba que antes de toda esta lesión o enfermedad, estaba conectada conmigo misma, pero ha sido realmente a partir de la lesión, cuando realmente conecté y comencé a escucharme. En 2020, empecé a hacer mucho trabajo mental, dándome cuenta de que hay que relativizar y priorizar la salud ante todo. Te das cuenta de lo valioso que es tener salud y te sientes afortunada de tener gente a tu lado para ayudarte, personas a las que les da igual si no puedes volver a correr, pero que te quieren ver sana. Llegué a pensar, y le decía a mi entrenador, Andrés [Arroyo], que nunca más volvería a correr a nivel élite, que sería imposible volver a recuperar la forma. Recuerdo llorar con él muchas veces diciéndole que todo se había acabado. Me he apoyado mucho en Andrés y en mi pareja, Roger. También estoy muy agradecida a mi equipo, Adidas Terrex. Lo único que me decían era que no me preocupara, que recuperase mi salud. En ningún momento me quitaron apoyo, ni a nivel emocional ni económico. Todo lo contrario, incluso me ayudaron con facturas a médicos privados. Eso no lo hace ningún equipo. Me siento muy agradecida. Esa sensación de volver a estar motivada y feliz, a pesar de tener todavía molestias con las que he aprendido a vivir, haciéndome amiga de mi síndrome, es brutal. Agradezco a la vida la lección que me ha dado. Pienso que todo ha sido para bien. Mi mente es otra ahora, mucho más fuerte. Y sabe relativizar, porque lo importante no es ganar una carrera, sino disfrutar del camino, del día a día. Cuando lo haces, ya sea corriendo o estando con amigos, o lo que sea, sabes que eso es lo fundamental. Así es la vida y esta es la lección que yo tenía que aprender: perseverar aun estando mal, seguir luchando, valorar la salud y estar agradecida.
K: Y después de toda esta lucha interior, llega la OCC, la carrera que todo el mundo quiere ganar, y tras estar prácticamente desaparecida desde 2019, vas y te impones. No puedo imaginar todo lo que sentiste en esos dos o tres últimos kilómetros camino de la meta.
S: La victoria en la OCC fue un regalo. No tengo palabras. Había entrenado muy duro. De hecho, pasé un mes antes de la carrera en Chamonix y las sensaciones eran muy buenas. Pero en una carrera tan larga puede pasar de todo. No sé por qué, pero tenía muy buen presentimiento el día de antes. En la furgoneta, yendo hacia Orsières, le dije a Roger que podría ser un buen día. No estaba nada nerviosa. Me había preparado mucho mentalmente con Mireia Miró. Me sentía en paz después de lo mal que lo había pasado, pudiendo estar allí pensando que era competitiva. Ese era ya un premio. Iba sin expectativas de un resultado en concreto. Ya en carrera, cuando en Argentière conseguí pasar a la americana, empecé a pensar que podía ganar. En la bajada final, me dije que tenía que aguantar como fuera, sabiendo que en otros momentos de mi vida, ese tramo habría sido muy sencillo para mí, porque los descensos siempre han sido uno de mis puntos fuertes. Pero tras la lesión, sabía que tocaba sufrir. Mis costillas empezaron a dolerme fuertemente. Intentando colocar el cuerpo para mitigar el dolor, fue cuando se produjo la caída que se vio en la televisión. Fue muy dura. Se me pasó de todo por la cabeza. Pensé que no llegaría por el dolor y por el golpe. Tardé bastante en levantarme, pero al hacerlo, quizás del susto, el diafragma se relajó y las costillas empezaron a molestarme mucho menos. Fue como otro regalo. Creo que gracias a la caída pude llegar a meta. Sufrí mucho. Pensaba que Núria [Gil] estaba cerca. Luché como nunca. No podía perder la carrera, aunque llegase sin poder respirar. Y así fue. En la meta, tenía un dolor brutal en el diafragma. No podía ni hablar con los medios. Ni siquiera respirar.
“Estaba realmente en shock. Había muchísima gente y tenía los pelos de punta. No me estaba creyendo lo que había conseguido. Ni siquiera lo había soñado. No podía asimilar que había cruzado primera en meta en OCC. Me suele pasar que soy incapaz de mostrar esas emociones en las llegadas, pero luego, en la ducha, me sube de repente todo. Ahí es donde lloro. Al llegar a Chamonix, lo que más quería era ir a abrazar a Andrés, a Roger, a mis jefes, a toda la gente que había estado ahí conmigo”.
K: En meta, se te veía muy entera. Yo pensaba que ibas a entrar llorando muy emocionada, pero la sensación que dabas era la de una persona que ha cumplido con su trabajo. Imagino que por dentro estarías emocionadísima.
S: Estaba realmente en shock. Había muchísima gente y tenía los pelos de punta. No me estaba creyendo lo que había conseguido. Ni siquiera lo había soñado. No podía asimilar que había cruzado primera en meta en OCC. Me suele pasar que soy incapaz de mostrar esas emociones en las llegadas, pero luego, en la ducha, me sube de repente todo. Ahí es donde lloro. Hasta días después me tenía que decir a mí misma que había ganado la OCC. Al llegar a Chamonix, lo que más quería era ir a abrazar a Andrés, a Roger, a mis jefes, a toda la gente que había estado ahí conmigo. No asimilaba lo que había conseguido. Por eso se me veía entera. Sabía que todo el mundo estaba llorando, pero yo era incapaz.
K: Y ese momento, en la ducha, debe de ser brutal, como un subidón de felicidad parecido a una droga. Encima pensando en los tres años tan duros por los que habías pasado. Debió de ser algo increíble.
S: Se valora el triple o más, con todos los obstáculos por los que había pasado. Estaba orgullosa de mí misma, porque nunca tiré la toalla. Salía a entrenar incluso con fortísimos dolores. Algo en mí tenía fe de que algún día podría volver a estar donde estaba. Mi entrenador me dijo que estaba orgullosísimo de mí, porque incluso él tuvo dudas de que pudiera volver, al haberme visto tan mal. Me dijo que le había dado una lección de perseverancia y de lucha.
K: Es que es así. Has dado una lección a todo el mundo. A esa gente que pensó que estabas acabada, que te podía criticar por tu forma de llevar las redes sociales, por muchas cosas, pero tú nunca te rendiste. Ya te dije por WhatsApp que cuando te vi entrando en meta se me escaparon varias lágrimas en el sofá de mi casa. Si yo me emocioné así, no puedo imaginar lo que sentirían Andrés, Roger, tu madre…
S: Gracias, Juanmi. He aprendido que a mucha gente le gusta hablar sin saber. Ni yo misma sabía lo que me estaba pasando. No podía ni explicarlo. Veía a muchos que decían que todo era mental, que me había quemado, que no sabía gestionarlo. He aprendido a que no me importe lo que la gente opine, porque al final, sólo tú sabes lo que hay. Esa victoria en OCC fue para demostrármelo a mí, no a esa gente.
K: Me decías que la vida te había dado una lección, enseñándote a conectar más contigo misma y a relativizar, pero es que creo que tú también has dado una lección de vida a todo el mundo. Es increíble, Sheila. Has enseñado lo que es luchar con todas las fuerzas por algo.
S: ¡Juanmi!
“He aprendido que a mucha gente le gusta hablar sin saber. Ni yo misma sabía lo que me estaba pasando. No podía ni explicarlo. Veía a muchos que decían que todo era mental, que me había quemado, que no sabía gestionarlo. He aprendido a que no me importe lo que la gente opine, porque al final, sólo tú sabes lo que hay. Esa victoria en OCC fue para demostrármelo a mí, no a esa gente”.
K: Háblame de 2023. Sé que quieres ir a Transvulcania, pero poco más.
S: Hace tiempo que pienso en hacer un poco de larga distancia. Nuevos tipos de entrenamiento y motivaciones. Creo que se corre mucho más en equipo. Siempre me ha gustado hacer partícipe a mi gente, y las ultras tienen mucho de eso. El equipo, la familia, los amigos se hacen fundamentales. También está un nuevo aspecto físico, mental, con otras rivales. Quiero ver cómo reacciona mi cuerpo. Mi objetivo principal es clasificarme para la CCC. Por ese motivo, voy a empezar la temporada haciendo la ultra de Transvulcania, que no es excesivamente larga. Intentaré coger los puntos allí. En función de si lo consigo o no, variará la temporada. Si va bien, después me centraré en el mundial de Innsbruck, para hacer la maratón si me seleccionan. Y luego, ya entrenar para CCC, compitiendo, como entrenamiento, en algunas carreras. Si no sale en Transvulcania, tendré que ir a por los puntos en Val d’Aran. Todo va muy enfocado a hacer una buena CCC. Al final de temporada, quizás me gustaría volver a hacer alguna carrera de las Skyrunner World Series, que sería como volver a los orígenes. Intentaría estar en dos o tres pruebas para clasificarme para la final.
K: Sheila, que te vaya muy bien. Me encanta hablar contigo. Eres siempre muy inspiradora. Esa lección de perseverancia que has dado es aplicable a muchas facetas de la vida, no sólo a la deportiva. Muchas gracias.
VER EN FORMATO REVISTA