15 May Tòfol Catanyer. Gigante
Tòfol es uno de los grandes, no sólo por sus méritos deportivos sino porque despierta, como persona, la admiración en todos los que le conocen. Hace unos meses llevó a cabo Passes per en Pau, un proyecto solidario destinado a recaudar fondos para ayudar a comprar una silla de ruedas para Pau, un chico con sídrome de Duchenne. Fueron 190 kilómetros con más de 10.000 metros de desnivel positivo que realizó con una gran carga emocional. Sobre éste y otros temas trata esta charla que para nosotros ha sido muy especial mantener.
Texto: Kissthemountain
Kisthemountain: “Me ha llenado esto de una forma que ninguna carrera lo ha hecho”. Son palabras tuyas. Sabes de lo que estoy hablando, ¿no?
Tófol Castanyer: Sí, claro, del proyecto Passes per en Pau. Tengo casi 46 años. Toda mi vida me he centrado en competir, sobre todo en las carreras más importantes y mediáticas. Los éxitos te hacen sentir orgulloso, sobre todo en mi caso en que me cuesta mucho trabajo sacar tiempo para entrenar. Pero un buen día, haces algo como Passes per en Pau y, sin ser carrera, te das cuenta de que te aporta, sobre todo a nivel interior, una felicidad total. Levantarte al día siguiente por la mañana con una paz interior brutal… Con eso me refiero a que me ha aportado mucho más que cualquier carrera.
K: ¿Mucho más que hacer podio en el Utra Trail du Mont Blanc o de ganar la Copa del Mundo?
T: Sí. Además, si ganas la copa del mundo se te recuerda momentáneamente. Luego entras a formar parte de las estadísticas. El tiempo pasa, ganan otros, y la gente se olvida. Lo que hemos hecho con Passes per en Pau ha calado muchísimo en la sociedad, sobre todo en la mallorquina. Hemos llevado este proyecto a todas las escuelas de la zona norte de la isla y el vídeo que hemos hecho será el que el Consell de Mallorca muestre en los colegios durante este 2018. Digo esto porque lo grande de este proyecto no ha sido sólo lo que ha movido y conseguido a nivel económico, sino cómo ha calado en la sociedad. El video no termina aquí. Queremos que la esencia de la solidaridad siga durante este 2018 y entre en la vida de los niños.
K: Me gustó mucho lo que comentas en el vídeo en relación a toda esa gente que te esperaba en la llegada en Sóller. Decías que conseguir llegar a personas de distintas ideologías políticas, o a tanto ancianos como niños, no se consigue con dinero sino con emoción y sentimiento.
T: Claramente. Con una campaña mediática brutal y con un soporte económico ilimitado dudo que pueda moverse todo como lo hemos hecho nosotros basándonos únicamente en un vídeo que sacamos con Pau explicando lo que queríamos y cómo lo íbamos a hacer. Y sin un euro, porque ha sido únicamente voluntariado. Que eso de la manera que lo pensamos (hablo en plural porque aunque la idea era mía, sin el apoyo de las doce personas que formábamos este grupo hubiera sido imposible), con muy pocos medios y con un vídeo en el que contábamos que Pau necesitaba una silla, haya logrado tanto, es realmente extraordinario. Hemos conseguido a través del deporte captar la solidaridad vía donaciones y crowdfunding. La gente se ha implicado muchísimo.
K: Aún hay esperanza…
T: Sí, Juanmi. Ya he comentado que me tengo que comer con patatas lo que a veces he dicho de que la sociedad está podrida. No, no… A la sociedad hace falta que se le motive para que de alguna manera fluyan valores como el de la solidaridad. Los valores están dentro de las personas, simplemente hay que sacarlos. Todo el grupo teníamos serias dudas incluso de llegar a conseguir los 15.000 euros que costaba la silla. Nos decíamos que si no llegábamos a esta cifra, todo lo conseguido para rebajar el importe a pagar por su familia sería bueno. Y llegamos a 47.000.
K: ¿En qué consistió este proyecto exactamente? ¿Cómo surge en tu cabeza? Sé que ya tenías pendiente recorrer la serra de la Tramuntana ida y vuelta… Además, creo que el síndrome de Duchenne también te toca de cerca.
T: Tengo la suerte de vivir, trabajar y entrenar en la serra de la Tramuntana. Tengo el récord de la ultra y de la media ultra. Siempre me he dicho que cuando me retirara haría una doble ultra. Conocí a Pau hace unos ocho o nueve años cuando aún caminaba. Tiene la misma enfermedad de dos primos míos que fallecieron hace unos años. Es una enfermedad rara que se da muy pocas veces. En mis primos me marcó mucho de pequeño. Cuando conocí a Pau entendí que si la vida te pone esto delante es por algo. Soy de los que piensa que algunas cosas en la vida se escogen pero otras aparecen por el azar, los dioses, la suerte o lo que sea. Desde el día que lo conocí ya empecé a hacer cosas con Duchenne, como carreras infantiles y otros eventos menores. El pasado otoño, por el mes de octubre, me llegaron noticias de que Àngela, la madre de Pau, que ya había tenido que adaptar la furgo y la casa, tenía que pagar la silla de ruedas. Un buen día se me ocurrió que quizás aún podía ser mediático para conseguir provocar algo en la gente. Empezó entonces a coger forma la idea de juntar ese proyecto futuro de la doble ultra con algo solidario para ver si mediante crowdfunding y donaciones se podía conseguir. Así nace Passes per en Pau.
K: El vídeo es precioso. Hay una parte que me ha hecho pensar especialmente. En él se comenta que ibas riendo durante todo el recorrido mientras recogías las banderas del proyecto que ibas encontrando a tu paso. También hay momentos duros, ¿no? Creo que al llegar a Pollença tuviste problemas gástricos serios. Me imagino que tu cabeza ahí sería un… ¿Pensaste en algún momento que quizás tendrías que abandonar?
T: No me lo planteé en ningún momento. La idea era llegar como fuera aun sabiendo que tendría momentos duros. El de Pollença me sorprendió porque no tocaba. Temía más el cansancio al pasar las 25 horas o así, que también ocurrió. No dudé en que llegaría a no ser que hubiera una caída. Passes per en Pau ya era un éxito en la salida, desde el kilómetro cero. Llegar era secundario pero se tenía que hacer. Mi grupo me sugirió hacer un plan b por si no lo conseguía, pero me negué rotundamente. No quería tener esa opción en la mente. Debía llegar y tenía claro que lo conseguiría.
K: Qué motivación, ¿no? Ojalá existiera de ese tipo en todas las carreras, ¿verdad?
T: Sí, pero en este caso es muy superior a la de un premio. Sabía que Àngela y Pau estarían en meta. Llevaba una camiseta que ponía “Pau, lo hemos conseguido”, y sólo quería darle un abrazo a su madre y la camiseta a él. Eso era lo que me movía. Ante esta motivación es complicado pararse.
K: Para la elaboración de la ruta te he oído decir que querías endurecer el recorrido haciendo un símil con la vida de Pau o la de otra gente que sufre ésta u otras enfermedades raras…
“Un buen día te das cuenta de que las competiciones, en el momento en el que las ganas, te hacen sentir orgulloso, y más en mi caso que me cuesta mucho trabajo sacar tiempo para entrenar, pero haces algo como Passes per en Pau y, sin ser carrera, te aporta, sobre todo a nivel interior, una felicidad total”.
T: Sí, de hecho la doble ultra la quería hacer por las montañas míticas de Mallorca, pero una de las fuentes de financiación que hicimos fue la de vender cimas a empresas privadas con tal éxito que incluso nos faltaron cumbres y tuvimos que poner banderitas en pueblos y puertos de montaña. Quería hacer una ultra por encima, cresteando lo máximo posible, y esto supone ir más lento pero de forma más auténtica y tal vez más dura que es como la realidad que tiene esta gente. Piensa que salieron 10.000 metros de desnivel positivo. Eso en Mallorca, donde la montaña más alta llega a los 1.400 metros, es brutal. Y eso que sólo la subí una vez.
K: Ha habido implicación de Kilian Jornet, Ricky Rubio, Rafa Nadal…
T: Y de muchos más… También François D’Haene. Me he dado cuenta de que tengo multitud de amigos y que éstos conocen a mucha gente. Además me deben de apreciar porque les pedía un favor y lo lograban. Un amigo de un amigo consiguió una raqueta de Rafa Nadal que se subastó en Ebay y se ha ido a Japón. Un proyecto local hecho por doce amigos de Sóller llega tan lejos…
K: Es una explosión de sentimientos. Hubo otro momento que me emocionó especialmente. Es ése en el que en el coll de Sóller, ya de noche, te encuentras a una persona de 80 años que quiere darte un abrazo…
T: Sí, vino con su hija simplemente para eso. Muy emocionante.
K: Y los últimos metros llenos de gente…
T: Me sorprendió muchísimo. Greg Vollet [Salomon] al ver el primer teaser me dijo que parecía la llegada de UTMB… Y sí, ¡pero con mucho más sentimiento! Estaba todo el pueblo y… Se me sigue poniendo la piel de gallina cuando veo tantas personas. Gente mayor, jóvenes, de cualquier partido político, niños… Es muy complicado. Ni pagándoles vendrían un sábado a las 15:30… Me consta que mucha gente dejó el plato en la mesa para verme llegar.
K: Son 32 horas corriendo. ¿Llegas más cansado que en UTMB o es otra cosa?
T: No, es otra manera. Las pilas se cargaron de una manera increíble a 20 kilómetros de meta, en Valldemossa. Llegué flotando. Tanto que cogí el micro y hablé cinco minutos. Esto es impensable cuando vienes grogui de una gran carrera. Fue brutal. Llegué con mucha energía y con ganas de agradecer.
K: ¿Lloraste?
T: Lloré en dos puntos pero no en la llegada. El primero fue cuando me despedí de un chico que me acompañó en la zona de Andratx durante casi seis horas, Pau Bestard. También en un momento en la furgoneta cuando alguien que me vio de bajón me puso la canción de Charango que ha sido el hilo conductor de todo. Es un grupo catalán que nos cedió los derechos de una canción a coste cero que se llama Tant de bo. Tuve esos dos momentos. En la plaza, entiendo que podía haber llorado como lo hicieron mis compañeros y casi todo el mundo, pero uno de mis defectos es que a veces puedo controlar emociones. Quería llegar contento y feliz. Preferí coger el micro y dar las gracias desde dentro. [Tòfol se emociona].
“El pasado otoño, por el mes de octubre, me llegaron noticias de que Àngela, la madre de Pau, que ya había tenido que adaptar la furgoneta y la casa, tenía que pagar ahora la silla de ruedas. Se me ocurrió que quizás aún podía ser mediático para conseguir provocar algo en la gente”.
K: Es que cogen todo el sentido las palabras con las que hemos empezado esto que decían que ha sido mucho más que ganar una carrera…
T: En una meta te emocionas pero… ¡Hostia, no es comparable a lo que yo sentí en Sóller! El tipo de emoción es muy diferente. Nunca he tenido la necesidad de llorar en una ultra y aquí pasó en dos ocasiones. Eso no se elige, se siente.
K: Son como lágrimas de gasolina.
T: Es lo que movía todo. Las emociones.
K: ¿Se puede ayudar a la asociación de Duchenne?
T: Sí, de hecho, de los 47.000 euros que conseguimos, 15.000 fueron para la silla y 16.000 los enviamos a la Fundación Duchenne España en Madrid. Esta enfermedad no tiene cura. Lo único que puede hacerse ahora es estudiar a ver si se consigue dar con alguna información genética que pudiera ayudar a esto. Con la cantidad restante, y con la ayuda del Ayuntamiento de Sóller, estamos tramitando la posibilidad de adquirir un furgón de segunda mano para que doce niños de la zona norte de la isla con enfermedades raras o discapacidades graves, y que cada día tienen que ir a Palma a rehabilitación, terapia de caballos o piscina, no dependan tanto de sus familias y tengan un transporte adaptado. Seguramente será el punto final a Passes per en Pau.
K: Para facilitar la vida a ellos y familiares que ya bastante tienen…
T: Por desgracia no queda más que intentar ayudar económicamente.
K: Empiezas este vídeo diciendo que las cosas importantes para ti siempre las has pensado mientras corrías… A mí también me pasa. Cuando corres llega un momento en el que, sin forzar, la mente entra en un estado que te permite ver las cosas con más claridad…
T: Totalmente de acuerdo, Juanmi. Yo soy un tío muy activo. Tengo dos tiendas y tres hijos, intento entrenar lo máximo que puedo. Estoy liado todo el día. Cuando corro, y me gusta hacerlo solo, es cuando este tipo de ideas vienen a mi mente sin influencias externas. Siempre he visto las cosas más claras, tanto familiares como comerciales, en estos momentos. Retos como Passes per en Pau siempre han nacido por la claridad que te da correr solo por la montaña. Es un estado muy chulo. Solo fluyen buenos pensamientos.
K: Me ocurre lo mismo. Este proyecto de Kissthemountain también surge así. ¿Qué tal estos días de reunión con el equipo Salomon?
T: Muy bien. Nos están tratando genial y encima con muy buen tiempo. Hemos hecho fotos muy bonitas. Acabamos de llegar a Olot [Esta conversación se mantuvo el 20 de abril]. Ayer hicimos alguna actividad en Seu d’Urgell y mañana la hacemos por aquí.
K: ¿Estáis todo el equipo?
T: Sí. Y fotógrafos y una productora. También han estado por aquí dos días los del Diario As. Se ve que tienen como un canal de televisión y nos han estado grabando para hacer un reportaje.
K: ¿El AS? Este deporte crece, ¿eh?
T: Es sorprendente que vengan durante un día y medio a grabarnos. Esto antes era impensable.
K: ¿Cuándo empezaste a correr por montaña?
T: Cuando empezaron aquí en España. Creo que en el 98 en Pirineos. Desde Mallorca me enteré de que lo que yo hacía desde los 15 años que era atletismo, se hacía por montaña. Estaba muy cansado de entrenamiento de pista y asfalto. Lo más largo que hacía era maratón. Un día te das cuenta de que en Pirineos están haciendo maratones de montaña. ¡Habrá que probar eso! Fui al vall d’Aran. Se hacía una media maratón que fue en la que yo participé y una maratón. Estuve dos años yendo allí. También ese año fui a un vertical que había en Benasque. Había que subir al pico Cerler desde el pueblo. Esas fueron mis primeras pruebas. La selección catalana, que por entonces ya estaba formada, entró en contacto conmigo para ver qué puñetas hacía por allí un mallorquín. Ése fue el principio de todo. Estuve cuatro años con la seleción y en 2008 o 2009 fiché por Salomon. Ya llevo casi diez años con ellos.
K: No se cansan de ti…
T: No, no, no. Ya con 46 que cumplo el mes que viene pensaba que me sacarían fuera pero parece que no [Risas]. Algo debo de hacer bien. Estoy muy cómodo con ellos. Somos parte de una familia y la verdad es que estoy muy a gusto. Sinceramente, es una suerte que aún se me tenga en cuenta.
K: Sigues rindiendo en carreras largas y no tanto.
T: Lo intento. Está claro que ya no recupero igual que antes y que me tengo que dosificar, pero me veo todavía con la ilusión suficiente como para hacer cosas. Además tengo la suerte de que me permiten correr las carreras que me apetecen. Este año quería ir a Western aunque no he conseguido plaza. Te digo esto porque me siguen motivando las carreras importantes y donde están los grandes corredores. Estoy muy contento de poder estar aquí con el equipo, conocer caras nuevas, seguir disfrutando de este deporte y continuar viendo cómo evoluciona.
K: Es bonito eso que comentas, Tòfol. Un deporte que hemos visto nacer y que va cambiando cada año.
T: Estoy de acuerdo contigo. Ya aprovecho para decirte que el otro día puse un post en Twitter que contestaron Albert Jorquera, Pau Capell y otros, en el que sacaba el tema de que este año se pagan premios económicos por primera vez en UTMB. Igual yo soy el sentimental o el tonto, pero claro… Me parece muy bien que se pueda ganar dinero con las carreras de montaña, y yo el primero, pero la evolución es tan rápida que no me apetece que se pierda la parte sentimental de la montaña. Pienso que sería muy triste que ahora todo se centrara en tema económico. Yo soy de los que compiten en montaña aún con una parte romántica por así decirlo.
K: Tòfol, el otro día en el Reventón Trail comiendo con Depa, no sé cómo surgió el tema pero comentamos que una de las fotos más bestias que existen de las carreras de montaña es la de tu entrada en meta en la CCC… También había gente, ¿no?
T: Esa foto junto a la de la llegada final de Passes per en Pau con el crono de 32 horas y 45 minutos son las únicas que tengo en casa. Es muy chula. Tiene mucha historia. Era mi primer ultra a nivel internacional. No tenía ni material y utilizaba el que me prestó Kilian. Recuerdo que salí a saco y corrí toda la carrera solo. Ese año hizo muy mal tiempo y tuvieron que recortar UTMB por lo que CCC fue más larga. Se retrasó la salida de UTMB a las 19:00 horas y me adelanté a sus previsiones haciendo coincidir mi llegada con esa hora. La organización le pidió a Joan Solà y Pau Ylla [Salomon] que me parasen en Vallorcine durante cuarenta minutos, ya que tenía bastante ventaja, para dar tiempo a la salida de los 2.000 corredores de la UTMB. Pau y Joan se negaron, lógicamente. Tuvieron que mover a todos los corredores para atrás y meter a la línea de fotógrafos delante. Es la foto más brutal que podré tener nunca. Además es de las pocas carreras en la que vino mi familia. No suelo ir con ellos porque soy de los que pienso en que si me voy de viaje con ellos es para estar juntos. No quiero obligarles a estar pendientes de mí.
K: Un día hablamos de este tema.
T: Ya tienes mi teléfono. Cuando quieras…
K: ¿Hasta cuándo queda Tòfol Castanyer?
T: [Risas]. Cada mañana me levanto con mucha energía para entrenar, trabajar y cuidar de mis hijos que son las tres prioridades que tengo en esta vida. Tengo ganas de subir montañas, correr carreras y entrenar para ello. ¡Y hostia! Si me levanto así cada día, por qué no seguir. Además, si tengo la suerte de que Salomon aún me tiene en cuenta y me reconoce y me apoya, no puedo decir que no. El día que no tenga motivación no duraré ni un día. En ese momento seguiré yendo a la montaña con mis hijos y punto y final.