10 Nov Vincent Colliard. Exploración polar. Aprender, transmitir y enseñar.
Vincent Colliard nació en 1986. Creció en el País Vasco, con un pie en el océano Atlántico y otro en los Pirineos. Rozando la mayoría de edad empezó a viajar a regiones polares, sintiendo una gran curiosidad por todo lo relacionado con el mundo ártico. Siguiendo las huellas de Roald Amundsen y aprendiendo de grandes exploradores como Børge Ousland, ha cruzado el Pasaje Noroeste, uniendo el Atlántico con el Pacífico por el océano Ártico, y ha rodeado el Polo Norte, entre otras aventuras, que siempre tienen que ver con el frío, el hielo, la nieve y el océano. Un joven humilde, que ama lo que hace y desprende amor por el planeta Tierra. Hoy disfrutamos de una conversación muy especial con una persona que se atreve a adentrarse en los terrenos más hostiles y salvajes del mundo.
Texto: Álex Colomina | Kissthemountain
Kissthemountain: Hola Vincent. Espero que estés muy bien. Estoy encantado de hablar contigo.
Vincent Colliard: Lo mismo te digo, Álex.
K: ¿Dónde estás ahora? ¿Todo bien?
V: Vivo en Biarritz, pero desde hace un tiempo estoy en Noruega. Sigo aquí con mi novia porque vamos a hacer una expedición este invierno. Nos da miedo volver a casa y que después no nos dejen volver a Noruega con la situación del Covid-19. Estamos planeando una aventura por Svalbard este invierno y hemos decidido quedarnos aquí.
K: ¿Cuándo tenéis pensado empezar?
V: La idea es hacerlo a finales de enero para una aventura de casi dos meses. La clave de la expedición es que empezamos en la noche polar. Desde mitad de febrero, vamos a tener algo de luz, unos 30 o 40 minutos más cada día. Es muy interesante plantear una expedición así, en una época con tanta oscuridad.
K: ¿Qué vais a hacer con la energía eléctrica para cargar las luces?
V: Llevamos baterías militares, siete u ocho cada uno, tipo power bank. Son unas baterías que no se encuentran en el mercado, sólo directamente a través de empresas con tecnología militar. Tienen una gran durabilidad. Funcionan muy bien, durante mucho tiempo y con mucho frío. Cuesta encontrarlas, pero son muy eficaces. Ya las he probado y son una pasada.
K: ¡Vais a tener muchos días en la oscuridad durante la marcha!
V: Sí, pero también tenemos la luna que nos permite avanzar. Ya sabes que contrasta mucho con la nieve, y que la sensación es impresionante. Podremos aprovechar la luna en las zonas de glaciar fácil, y a medida que vayan pasando los días cada vez tendremos más luz solar.
K: Esquiar con luna llena es una auténtica pasada. Se ve igual que de día. ¿Qué tal es la situación del Covid-19 en Noruega?
V: Noruega es un país que está muy protegido de la infección. Solamente tiene cinco millones de habitantes, y la personalidad escandinava es especial. Es una cultura muy ordenada. Casi nadie puede viajar ahora a Noruega. Hay algunas ciudades grandes, pero el resto del país son poblaciones muy pequeñas y aisladas, por lo que la situación, de momento, está muy bajo control.
K: Si te transportas a tu infancia… ¿Ya te gustaban las historias de exploradores y los libros de aventuras? ¿Te llamó la atención este mundo desde niño?
V: De niño me gustaba lo desconocido, pero sobre todo me empezó a llamar la atención la exploración con 15 o 16 años. Iba a hacer alpinismo a Pirineos. Fue una suerte crecer en las provincias francesas del País Vasco, teniendo tan cerca el océano y la montaña. Empecé a leer los libros de Roald Amundsen. No me preguntes por qué, pero sentía una gran atracción por las zonas polares. Supongo que como no hay hielo en el País Vasco, tenía mucha curiosidad. Seguramente si hubiera tenido hielo al lado de casa no me habría pasado, pero yo quería ir allí y estar entre montañas, océano, nieve y hielo.
K: ¿Dónde fueron tus primeros viajes?
V: Tenía 17 o 18 años. Aquel verano fui a Mongolia, y después, en mitad del invierno, a Svalbard. Fue muy interesante la sensación de estar encima del mar helado en esa estación del año. Descubrí tantas cosas que no conocía… El frío, el hielo, el mar helado, la oscuridad… Un desafío mental, ya que aún no tenía las habilidades necesarias para moverme en ese tipo de terreno. Cocinar, la tienda de campaña, la logística… Cuándo no hay luz ni sol todo es muy diferente. Secar la ropa o el calzado, por decirte algo, es realmente difícil.
K: ¿Cómo gestionas el frío?
V: El océano Ártico tiene mucha humedad. Eso no pasa en el Polo Sur. Es la gran diferencia. En el Polo Sur hace mucho más frío en invierno, pero el ambiente es más seco. En el Polo Norte hay muchísima humedad. Es imposible dormir en un saco de dormir sin funda en la oscuridad. La condensación interna del saco se congela y acaba lleno de hielo en su interior. Son cosas que aprendes allí y es muy importante preparar todo bien. Es increíble, pero son aprendizajes que debes tener para sobrevivir y hacer grandes expediciones en esas condiciones. Otro aspecto es llevar el calzado grande. Por ejemplo, mi calzado de esquí es entre dos y cuatro tallas por encima de mi número para que circule bien la sangre y evitar en todo lo posible las congelaciones.
K: No sabía que se usaba el calzado tan grande.
V: En el Ártico, con muchos días a -40 °C, es muy importante si quieres tener éxito en la expedición.
K: ¿Por qué crees que te gusta ir a esos lugares salvajes en los que no hay nadie y son tan inhóspitos?
V: Al principio era porque pienso que el estilo de vida que tenemos en esta sociedad no es sano.
Los momentos que recordamos de nuestras vidas son las grandes experiencias, no estar en el piso de la ciudad con el teléfono móvil o en la oficina. Me gusta ir a lugares sin lujos, con pocas personas, y ver una naturaleza virgen, sin impacto humano. Más adelante, después de unos cuantos viajes empecé a preocuparme por el aspecto medioambiental. Cuando llegas o te vas en avión de una ciudad siempre se ve una nube de humo, de contaminación. Hoy en día esa es la gran razón por la que me gusta estar lejos de los grandes núcleos urbanos, en zonas más limpias para tener el lujo de respirar aire puro, beber agua no contaminada y ver fauna salvaje. Hace dos años, con unos amigos, intentamos cruzar el océano Ártico desde Alaska hasta Svalbard, por el Polo Norte. Un día nos encontramos delante de una madre de oso polar con dos crías. Fue un momento mágico que voy a recordar para siempre. No podemos permitir que eso se pierda. Son lugares muy frágiles en los que con mínimas variaciones de temperatura se funde el hielo. Si el oso polar no tiene hielo, no puede cazar focas, y eso llevará a su desaparición.
K: Tu implicación es importante. Es muy bonito que veas más allá del deporte y quieras transmitir ese amor por el mundo que nos rodea y las ganas de conservarlo.
V: Hoy en día para mí es imprescindible intentar que todos luchemos por conservar el planeta Tierra. Quiero visitar todos esos lugares para conocerlos mejor. Me gustaría ayudar a las personas a transformar su modelo de vida hacia una sociedad menos consumista y con menor impacto directo en el medio ambiente. Pienso que mostrando los maravillosos paisajes árticos habrá mucha gente que tome consciencia de lo delicado que es el mundo en el que vivimos.
K: Tienes un potente proyecto, Ice Legacy, junto al noruego Børge Ousland, de cruzar los 20 mayores campos de hielo del mundo en los próximos años. Para ti, el explorador noruego ya era una referencia cuando empezaste a meterte en el mundo de las aventuras polares. Seguro que has aprendido mucho de él en todos los viajes que habéis compartido. Es un proyecto muy ambicioso.
V: Cuando empecé a interesarme por las expediciones polares leía sobre él. Tenía muchas ganas de aprender. Antes de tener patrocinadores, una buena manera de poder pasar tiempo allí y tener tiempo y dinero para explorar era trabajar en Noruega. Lo hice en los barcos pesqueros de bacalao. Un día, Børge iba a dar una conferencia en Oslo. Era febrero de 2010. Fui a verla y me recogió en el aeropuerto. Después de ese día nos conocimos mucho y empezamos a planear expediciones. Nuestra primera gran aventura juntos fue navegar alrededor del Polo Norte en una sola temporada.
No se había hecho antes. Después tuve una experiencia particular en el Pasaje Noroeste que cambió mi vida. Es la gran travesía que une el Atlántico con el Pacífico al norte del continente americano. Hace un siglo, la expedición del noruego Roald Amundsen tardó más de tres años. A nosotros nos llevó poco más de tres semanas. Tenemos más información, mejor material, mejor barco…, pero la razón principal es porque no hay hielo en el paso. Un día de la travesía, en una de las zonas que solía haber más hielo, en el estrecho de Bellot, nos encontramos un oso polar. Su mirada me impactó. No tenía manera de cazar porque era todo agua. Descubrí que un oso polar sin hielo es como un ser humano sin supermercado. Me di cuenta de que en el futuro no quería hacer aventuras para mi ego, sino para un objetivo mayor. A partir de esta reflexión surgió la idea de intentar el proyecto de cruzar los 20 campos de hielo más grandes del mundo. También tenemos la intención de hacer un puente entre los científicos y los aventureros. Para mí, hoy en día, lo más importante es concienciar y mostrar a la gente lo impresionantes que son esos lugares, y cómo su manera de vivir y consumir puede ayudar a conservar el planeta Tierra. Para elegir a nuestro presidente, votamos una vez cada cuatro años, pero para el medio ambiente votamos cada vez que usamos la tarjeta de crédito. Es imprescindible que todos intentemos cambiar la forma de vida de la sociedad.
K: Cada vez más gente tiende a vivir fuera de las grandes ciudades, de una manera más sostenible, con comercio de cercanía, productos locales, usando los recursos que el entorno nos ofrece. A la vez, la gente de las ciudades también es cada vez más consciente de que somos muchos y que debemos intentar reducir el impacto que el ser humano produce sobre el planeta Tierra.
V: Exacto, es muy importante. La vida simple es mucho más rica que la del consumismo. Para mí, consumir es una enfermedad de la sociedad. Si comprar nos da felicidad es que tenemos un problema. No necesitamos tantas cosas… Es similar a la vida que tenemos en nuestro teléfono, en las redes, los followers… No son cosas necesarias y no sé si vamos en la buena dirección. Hace muchos años pasé una semana en casa del creador de la marca Patagonia. Yo no trabajo con ellos, pero su filosofía de empresa es muy inspiradora para el resto de compañías de outdoor. Su activismo es muy interesante. Él decía que no es una cuestión de ser optimista o pesimista respecto al estado del planeta, sino el sentido de la responsabilidad y de actuar con nuestras acciones día a día. Tenemos que ser parte de la solución, no del problema.
K: ¿Cómo llevas la convivencia en las expediciones? La toma de decisiones en momentos difíciles cuando estáis cansados, con frío y hambre… ¿Es fácil para ti llegar a acuerdos y a entendimiento en situaciones de riesgo?
V: Mi aprendizaje se ha basado en dos etapas. La primera es motivada porque cuando empecé a ir con Børge a expediciones sólo tenía 24 años. La diferencia de experiencia y habilidades entre los dos era abismal. La convivencia no fue nada difícil porque yo iba a aprender. Podía haber situaciones de riesgo o estrés, pero era muy fácil. Aprendí muchísimo. La etapa actual, después de nueve expediciones juntos, es que vemos cuál es la competencia-habilidad de cada uno. Yo soy responsable de la ruta y de la navegación en el glaciar, y Børge se ocupa de otras cosas. A día de hoy somos complementarios.
K: ¡Qué interesante y productivo el buen trabajo en equipo!
V: Otra historia de convivencia fue en un catamarán sin motor en el océano Ártico. Tres personas durante 83 días. Muchos días en muy poco espacio. Después de tantos días, regresamos a tierra firme como muy buenos amigos. Tuve un gran aprendizaje para la vida. Todas las veces que yo estaba enfadado era porque tenía frío, hambre o estaba cansado. Reflexionaba en mis adentros y no tenía sentido tratar mal a nadie, porque el problema era mío. Así aprendí a solucionar mis problemas.
Con los compañeros debía ser bueno y tratarlos como siempre. Dejar mi ego de lado y pensar como equipo mejoraba mucho nuestra actitud. Además, si nos enfadábamos no servía de nada, ya que estábamos en un sitio muy difícil, con condiciones muy malas. No merece la pena complicarlo aún más. En la vida tardamos mucho en construir las cosas que nos cuestan mucho trabajo, y para destruirlas sólo es necesario un segundo.
K: Me parece una gran actitud, para las expediciones y para la vida. ¿Has hecho aventuras en solitario?
V: He hecho pequeñas aventuras en solitario, pero ninguna gran expedición todavía. Quiero, pero aún hay que esperar.
K: ¿Te parece más difícil? ¿Llevas bien estar muchos días en sitios salvajes en soledad?
V: Me parece complicado. Es una gran aventura. Pero a la vez es un gran ejercicio para tomar consciencia de las propias acciones. Cada expedición en solitario es un aprendizaje brutal. Para mí, la llave de todo en la vida es compartir. Ayuda mucho. Es lo bueno de trabajar en equipo. En aventuras en solitario, la satisfacción es la de realizar un gran desafío porque crees en ti mismo. Hay gente que te dirá que no puedes, pero si crees en un sueño, puedes realizarlo. Ganar confianza ayuda mucho para vivir en la sociedad y mejora la propia personalidad.
K: Completamente de acuerdo. Es difícil, pero merece la pena. Otro trabajo muy largo e importante en vuestros viajes es la logística. Preparar la aventura, cartografía, material, horarios, comida…. Me parece un gran desafío en sí mismo.
V: Cuanto más difícil sea la expedición, más hay que preparar todo. Hay que tener en cuenta hasta el más mínimo detalle para intentar controlar cualquier contratiempo. A -40 °C todo tiene que ser perfecto, ya que es muy difícil improvisar. La logística es súper importante. Y en cuanto a la preparación física, pienso que es un estilo de vida. No entiendo un entrenamiento previo a la expedición porque mi estilo de vida es activo. Yo siempre entreno porque me gusta y en el momento de ir a una expedición, estoy en forma. Puedes hacer algo más específico puntualmente, pero sobre todo es un estilo de vida.
K: Pienso que es mucho más difícil la logística que la preparación física.
V: Y qué bueno es el sentimiento cuando hay un obstáculo y lo superas. Lo habías planeado y pensando en tu casa, y cuando llega el momento, actúas y sale bien. Grietas, hielo, avalanchas…
Si tienes un plan y funciona, es un gran ejercicio de felicidad y confianza en uno mismo.
K: Esta entrevista surge a través de Devold of Norway, uno de tus patrocinadores. No conocía hasta ahora esta marca, y después de mirar sus productos me parecen muy interesantes. Tener apoyos es muy importante y seguro que te facilita poder realizar y cumplir tus objetivos.
V: Con Devold tengo una muy buena colaboración. Lo más importante es por el material con el que ellos trabajan. La lana es natural, sale de la naturaleza, y es ideal para las condiciones donde yo me muevo. Las primeras veces que vi dónde y cómo vivían los inuits, me di cuenta de que ellos observan y aprenden de la naturaleza para inspirarse y crear ropa. Antes de que llegáramos a la vida de los esquimales y les lleváramos motos de nieve y alcohol, eran poblaciones que se movían muy bien en el hielo, con muy buenas ropas. Son muy buenos cazadores. Pieles de osos polares, de foca… Todo lo sacaban de la naturaleza. Me gusta mucho de Devold cómo trabajan la lana. Sus ovejas viven en el campo, sus productos vienen de la tierra. Las ovejas están todo el tiempo al aire libre. ¡Y yo también quiero estar todo el día fuera como ellas! La lana responde a mis necesidades para sobrevivir en un ambiente duro y frío. En las expediciones polares es extraordinaria. Es el único material que conozco que sigue dando calor aunque esté mojado. Lo peor de allí es la humedad. Después de muchos días no puedes secar las cosas, y el único material que sigue dando calor es la lana. Cada vez la uso más.
K: Cada vez hay más mercado outdoor de productos de lana.
V: Es algo muy bueno. Aquí en el norte de Noruega y en otros lugares muy fríos siempre se ha usado la lana. Los esquimales y la gente de la costa, cuando van a coger moluscos, se quitan los guantes. Meten las manos en el agua sin protección y después las calientan en sus manoplas de lana. La usan y siempre les ha funcionado, así que… Además, durante muchos días huele poco. Para mí es muy interesante su uso.
K: Muchas gracias por la conversación. Ha sido muy agradable conocerte y escuchar tu amor por la naturaleza y los entornos polares. Gracias por trabajar activamente por el bien del planeta Tierra. Seguro que entre todos conseguimos seguir concienciando a muchas personas para que cambien su estilo de vida por un mundo mejor. Sigue cumpliendo sueños y disfrutando de lo que más te gusta.
V: Para mí también ha sido un placer, Álex. ¡Ojalá todo te salga bien! Encantado de conocerte.
Vincent es transparente y natural. Transmitir lo que sientes cuando desprendes energía positiva es muy fácil. El mundo está lleno de gente buena. Hoy Vincent nos ha dado una lección de humildad. Debemos ser parte de la solución, no del problema. No es suficiente con decir que es demasiado tarde o que no pasa nada. La solución es actuar, apostar día a día por un mundo mejor. Que nuestros hijos puedan disfrutar del planeta Tierra al menos como nos lo encontramos nosotros. Dejar el ego de lado, trabajar en equipo es la solución. Por más exploradores de un mundo mejor.
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