Nacido el 7 de agosto de 1962 en Digoin, en Saône-et-Loire, Alain Robert vivió su infancia en Valence, en la Drôme. Su primera experiencia vertical fue enfrentarse a la fachada de su casa porque había perdido las llaves. Contaba tan solo con 10 años. De adolescente, admiraba las hazañas de los grandes alpinistas contemporáneos (Bonatti, Messner…) y practicaba la escalada en los acantilados del Vercors y la Ardèche.
Su carácter independiente, marginal y artista le lleva pronto a explorar senderos vitales no transitados. “A los 18 años, no necesitaba nada. ¡Necesitaba mi pulgar para hacer autostop! Un saco de dormir, una mochila…” A partir de ese momento, se adentró en el solo integral como la expresión natural en su práctica de la escalada, algo a lo que nunca renunció a pesar de las severas heridas sufridas en un grave accidente en la roca a los 19 años.
Aún cuando su figura se ha identificado con las innumerables ascensiones de sorprendentes edificios verticales repartidos por todo el mundo a lo largo de los años, sus escaladas sin cuerda en la roca francesa a finales de los 80 y principios de los 90 han pasado a la historia. En el momento en que el escalador francés alcanzó el 8b en solo, el grado máximo con cuerda de seguridad era el 8c, sólo un escalón más arriba.
Talento, audacia, temeridad y determinación se dieron la mano en un cuerpo pequeño y fibroso que se anotó una quincena de solos integrales remarcables en Cornas, Buoux o las gargantas del Verdon. En particular, escaló en solo La Nuit du Lézard en Buoux en 1991 con varios movimientos aleatorios, considerado por Alexander Huber como uno de los solos más difíciles del mundo, y encadenó en Cornas l’Abominafreux, l’Abomifreux y l’Abominable Homme des doigts. También llamó la atención en 1996 por el solo integral de Pol Pot en el Verdon, una ruta técnica con pequeños agarres y adherencias, a 250 metros del suelo, considerada como “uno de los solos más audaces de la historia“.