“Creo que actualmente escalar una montaña de 8.000 metros por una vía normal es como hacer un trekking de altura porque está todo preparado. No hay más que ahondar en los datos. En el Annapurna, hasta 2010, éramos menos de 300 los que habíamos hecho su cumbre; el año pasado, en un día, agencias como Seven Summit o Asian Trekking metieron unas 60 personas. Fue acojonante. Curran mucho. Es un negocio y ofrecen un servicio que explotan y es perfectamente entendible. Pero la gente que se suma a estas expediciones, muchas veces, no es alpinista“.
Hacía tiempo que queríamos hablar con Alex Txikon. Pensamos que este es un momento indicado pues hace poco llegó a las grandes pantallas el documental ANWAR (LLENO DE LUZ) que él mismo protagoniza. Alex nos atendió justo en el momento en el que estaba realizando labores de logística para enviar autobuses a la frontera de Ucrania para traer refugiados a España. Sobre estos dos temas, su punto de vista sobre el alpinismo actual, el valor de la observación frente al “sexto” sentido, el miedo de cruzar la línea de no retorno y otras cuestiones versa esta conversación con una persona que desprende honestidad.
“Esos 150 metros últimos del Nanga Parbat fueron lo más cercano a estar en otro planeta dadas las condiciones. Tienes que dejar de sentir y seguir con ritmo firme. Tienes que hacerte un hombre o una mujer de hielo, cavernario, ni sentir ni padecer, sólo actuar y tomar decisiones con firmeza y serenidad. Recuerdo esos momentos con mucho entusiasmo. Sabes que estás llegando, estás nervioso, pero a la vez tienes miedo por la bajada. No quieres morir y se te pasan muchas cosas por la cabeza. En mi caso, estos momentos van muy ligados al miedo”.