Dominando el valle del Khumbu, el valle de los sherpas, que la adoran como a una diosa inescrutable, se yergue la majestuosa silueta del Ama Dablam: el collar de la madre. Una de las montañas más bellas del mundo. Es tan hermosa que no es de extrañar que los que viven a sus pies la adoren como a una forma sagrada festoneada por templos, piedras Mani y banderas de oración que lanzan al viento el fragor de sus plegarias. Los hombres y mujeres que viven al pie del Ama Dablam se encuentran a mitad de camino entre el pasado y el futuro, entre sus creencias ancestrales y el pragmatismo de los expedicionarios que llegan cada año con el ánimo de subir a su montaña.
Durante muchos años de andar por los caminos del Himalaya, el equipo de Al filo de lo imposible siempre guardó en el corazón un lugar de privilegio para esta montaña: “la primera vez que la vimos desde el monasterio de Tengboche nos pareció más soberbia y majestuosa que el propio Everest. Una especie de Cervino del Himalaya. En pocos lugares de la Tierra las montañas tienen tanta transcendencia religiosa como en el Himalaya, y, entre ellas, pocas hay tan sagradas como el Ama Dablam. Entendemos perfectamente la atracción que llevó a los sherpas a hacerla su montaña. Quizás fue la misma que nos permitió a nosotros reencontrarnos con ella”.
Una historia de dioses y leyendas, de belleza, de misterio, de fracaso: la de Al filo de lo imposible en el Ama Dablam.