Anna Stöhr, de campeona del mundo de Boulder a escaladora de grandes paredes.
A Anna Stöhr se le había cerrado una puerta tras una grave lesión. Entonces decidió que quizás podría ser un buen momento para luchar por algún proyecto antes imaginado. En su recuerdo, el de hacía unos años cuando acompañaba a su pareja, Kilian, en sus proyectos en las vías Hotel Supramonte, en Cerdeña, y Delicatessen, en Córcega. Aquellas grandes paredes dejaron huella en ella y un “quizás más adelante”. Anna estaba a punto de volver a tomar el control de su vida deportiva. La reinvención era su opción. Ya había elegido. Quería convertirse en una escaladora más versátil. Para ello, tendría que volver a entrenar duro en lo físico y, sobre todo, en lo mental para ser capaz de vencer esa resistencia que limitaba su capacidad en forma de vértigo.